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Suplemento Economía Domingo 2 de Abril de 2017

A la espera de una reactivación que se demora más de lo previsto

El Gobierno, más allá del discurso optimista y los indicadores favorables que aún no llegan al humor social ni al bolsillo de la gente, aún no encontró la salida al laberinto de la crisis. Encima la calle está caliente de tantas protestas.

Agrandar imagen FOTO ARCHIVO NA BRAUN. El autor intelectual del fracasado "Precios Transparentes".
FOTO ARCHIVO NA BRAUN. El autor intelectual del fracasado "Precios Transparentes".
José Calero

Por José Calero

La

demora en concretarse la reactivación empezó a alterar los nervios

en el amplio y complejo equipo económico diseñado por Mauricio

Macri, en medio de marchas y contramarchas que confunden a los

consumidores y postergan decisiones de compra.

La caída del consumo pareció consolidarse en los últimos meses

a pesar de los anuncios oficiales y una inyección de plata en la

economía que se espera ronda los 20.000 millones de pesos

mensuales desde abril.

Esa cifra incluye los aumentos de las jubilaciones y planes

sociales, las paritarias en algunos gremios como Comercio y el

alza del crédito para familias.


Un reporte elaborado por el ministro de Hacienda, Nicolás

Dujovne, dice que la inyección de fondos en la economía aumentará

un 5%, y que la mayoría se volcará al consumo.

El ministro de Producción, Francisco Cabrera, aseguró que las

ventas subieron 3%, pero un relevamiento de las operaciones con

tarjeta Visa habría arrojado una caída del 24% durante enero y

febrero interanual.


Cabrera dice que eso puede haber ocurrido pero que se compensó

por el aumento de las ventas en efectivo.

En los comercios sostienen que la caída de ventas persiste,

pero apuestan fichas a la marcha atrás oficial que repuso los

planes en cuotas para sectores sensibles como indumentaria,

calzados y juguetes.


Según la CAME, las ventas cayeron más del 3% en el primer

bimestre, aunque mantiene un pronóstico optimista que recién se

reflejaría a partir del segundo trimestre.

Para Miguel Bein, ex asesor de Daniel Scioli, la economía

comenzará a mostrar un repunte en abril, pero será menor al

esperado.


El especialista esperaba un alza del Producto Bruto superior al

4% para este año y redujo su pronóstico al 3,5%, en línea con la

estimación oficial.

Distintas consultoras responsabilizan a las altas tasas de

interés por el hecho de que la economía no repunte, y existen

fuertes quejas de sectores productivos por los elevados intereses

que deben pagar por descubiertos en cuenta corriente y cambio de

cheques.


También advierten que el dólar se volvió a retrasar, en parte

por los fondos del blanqueo de capitales, pero también por manejos

del Banco Central que empiezan a ser cuestionados.

El dólar retrasado siempre terminó siendo contraproducente para

el aparato productivo argentino, si se repasan las distintas

etapas económicas del país.

Federico Sturzenegger, el presidente del Banco Central,

mantiene su política de metas de inflación y envía señales muy

claras al mercado de que las tasas altas llegaron para quedarse.


"Hasta que la economía no dé señales claras de que la inflación

cae, mantendremos esta posición", sostuvo el jefe del BCRA.

Mientras sea más negocio poner plata a plazo fijo que invertir

en el sistema productivo, la salida de la crisis asomará cada vez

más lejos.

Por ahora, el presidente Macri no cuestiona la marcha

de la política monetaria, pero frente a sus ministros de la esfera

económica se lo nota impaciente y cada vez más "exigente" de

resultados.

Dicen que suele preguntar por qué la economía no se recupera a

un ritmo más notable, si se han hecho todas las reformas

previstas.

También cuestiona que el ritmo de inversiones no vaya a la

velocidad esperada, en especial en los sectores que generan más

empleo.

Las respuestas son de variada gama, pero cada vez convencen

menos a un mandatario que necesita mostrar resultados y

pronósticos optimistas ante una sociedad que se puede ir

desilusionando y mostrar su descontento en las legislativas de

octubre.

Una derrota amplia del oficialismo en esos comicios, en

especial en el conurbano bonaerense, encendería señales de alarma

y obligaría a corregir un rumbo que, encima, no está del todo

claro.

También alentaría las protestas callejeras: en la marcha de las

CTA a Plaza de Mayo quedó claro el objetivo de esos reclamos.

"Queremos que caiga el plan económico", dijo Hugo Yasky, en un

acto donde hubo una llamativa reivindicación permanente del

histórico líder cegetista Saúl Ubaldini, férreo opositor al

gobierno de Raúl Alfonsín, al que le hizo 13 paros generales.


La falta de resultados en la esfera económica provoca miradas

de desconfianza entre los seis ministros del área, sumados al

presidente del BCRA, el jefe de la AFIP, y los dos súperministros

de Jefatura de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui.

"Muchas manos en un plato hacen mucho garabato", sostiene un

antiquísimo refrán.

Demasiados para opinar en una economía que necesita

intervenciones quirúrgicas en distintas áreas.


Algunos ministros que deben recibir a diario las quejas de los

sectores productivos vienen mencionando la necesidad de

flexibilizar la política monetaria para hacerla más expansiva.

Dicen que la estrategia del BCRA no aporta a reanimar la

economía y elevan el costo financiero.

"Cada vez que lanzamos un plan para reanimar el consumo, la

señal del Banco Central es enfriar la economía", se quejan cerca

del Ministerio de Producción.

Las quejas contra Sturzenegger tal vez tengan sustento, pero

también es cierto que el presidente del BCRA es el único que

mantiene el rumbo fijado desde el principio. El resto no puede

jactarse de lo mismo.

No se puede decir lo mismo de la variedad de planes lanzados

por otras áreas del gabinete económico, que reflejan marchas y

contramarchas, confundiendo al consumidor.


Las ventas ya venían en picada cuando al secretario de

Comercio, Miguel Braun, se le ocurrió lanzar "Precios

transparentes", pensando que el consumidor reaccionaría en forma

positiva a la supuesta baja de precios por vender al contado.

Ocurrió lo contrario: la desaparición de los planes en cuotas,

sobre todo a largo plazo, provocó una retracción aún mayor en las

compras.

A la gente no le importaba comprar en efectivo porque no tenía

la plata para hacerlo. Quería seguir haciéndolo en cuotas y, más

allá de lo que creía el gobierno, sabía muy bien que estaba

pagando un recargo.

A veces, los funcionarios subestiman a los consumidores y

pretenden inventar la pólvora.

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