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Sociales Viernes 23 de Abril de 2021

Una vida dedicada a difundir la Palabra

PADRE FAUSTINO TORRALBO

REDACCION

Por REDACCION

Desde la Pastoral de las Comunicaciones compartieron, para su difusión una semblanza del padre Faustino Torralbo, un sacerdote muy apreciado por la feligresía que dejó su impronta tanto en nuestra ciudad como en todas las comunidades en las que ejerció su ministerio, y quien en pocos días más dejará nuestra Diócesis para  retornar a su España natal.

El padre Faustino Torralbo Culebras nació en Pareja (Provincia de Guadalajara, España), un pueblito de 800 habitantes, el 21 de noviembre de 1938. Sus padres, Gregoria y Julio eran agricultores. Allí hizo su escuela primaria y después fue a Alcalá de Henares (ciudad donde nació Cervantes) a hacer el secundario. Durante su tiempo de estudio comenzó a experimentar algunas inquietudes vocacionales y se hizo muy amigo de un sacerdote jesuita. Fue conociendo el noviciado de los jesuitas y la comunidad e hizo su primer retiro vocacional con ellos. Pero con ese retiro y acompañamiento descubrió que su vocación era el sacerdocio diocesano.

Se puso en contacto con el obispo de su diócesis de Sigüenza-Guadalajara e ingresó al Seminario y comenzó estudiando latín porque no había hecho el Seminario Menor. Después de los estudios de Filosofía y Teología recibió la ordenación sacerdotal de manos de Mons. Laureano Castán Lacoma el 24 de agosto de 1964 y celebró la primera Misa en su pueblo natal. Como primer destino pastoral fue enviado a un pueblo en la montaña, en un lugar muy dificultoso para llegar. Estuvo allí dos años y después fue enviado a la co-catedral de Guadalajara, donde permaneció un año. Luego fue enviado a otro pueblo donde permaneció dos años para ser enviado finalmente al Seminario y así ayudar al rector en la formación de los seminaristas. Estuvo durante un año a cargo de un curso de seminaristas. De allí fue a una parroquia donde estuvo ocho años, en un pueblo de alrededor de 800 habitantes. Estando ahí se dio cuenta que había recorrido bastante su diócesis, y sabiendo de la necesidad que había en América y de la existencia de sacerdotes que desde Europa acudían a ayudar, y conociendo además que en la diócesis de Rafaela estaba ya un sacerdote conocido suyo, el padre Javier Egaña, es que finalmente visita la diócesis, se encuentra con monseñor Casaretto y -después de un tiempo- concretó su arribo a la diócesis en noviembre de 1982. Durante sus casi 40 años entre nosotros sirvió en las siguientes parroquias: Nuestra Señora de Fátima en Rafaela, Susana, San Vicente, Humberto Primo (incluyendo Ataliva y Moisés Ville), San Guillermo, Zenón Pereyra y una vez que renunció al oficio de párroco fue enviado a colaborar en la Catedral.

En los próximos días emprenderá el regreso definitivo a España, para vivir junto a otros sacerdotes de su diócesis de origen en una residencia sacerdotal. Por eso escribimos esta semblanza, para conocer un poco más de su vida y de su ministerio entre nosotros, y desde ya comprometer nuestra oración agradecida a Dios por estos cuarenta años de entrega del padre Faustino en medio de nosotros. La Diócesis de Rafaela pide que la Virgen de Guadalupe y San José Obrero lo sigan acompañando y bendiciendo todos los días de su vida.


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