Tres cruces

Por Pastor Carlos Terranova

La biblia relata la crucifixión de Jesús. La Cruz era una muerte atroz, despiadada, brutal, estaba reservada para los peores reos y asesinos. Los verdugos de Jesús habían presenciado muchas crucifixiones. El rey Darío crucificó 200 hombres cuando conquistó Babilonia. Alejandro crucificó 2.000 cuando conquistó Tiro. Era un medio común para ejecutar a los malhechores en el Imperio Romano. Sin embargo la muerte de Jesús fue extraordinaria, fue condenado sin transgresiones, ni pecados. Jesús nació en un pesebre cerca de los pobres, pero nació con destino de cruz (nació condenado a muerte). Su ministerio fue cerca de los pecadores. Sus pies divinos y sus manos cariñosas bendijeron a todos los que se cruzaron en su camino, estuvo de continuo tocando enfermos y necesitados. Cuando fue llevado a la cruz, otra vez lo vemos cerca de dos pecadores, un malhechor fue crucificado de cada lado. Cuando Jesús murió algo pasó. La biblia relata que sucedió un terremoto, las piedras se partieron y el cielo se oscureció como si fuera noche. La tragedia de los siglos se estaba desencadenando, el justo moría por los pecadores y aún la naturaleza, no pudo permanecer ajena. Aquella Cruz no fue preparada para Jesús sino para Barrabás. Barrabás (significa hijo de ira), fue rebelde, ladrón, asesino, quebrantador de la ley romana. Barrabás esperaba su ejecución, sin embargo cuando se abre la puerta de su celda escucha las palabras “Estás libre otro ocupó tu lugar”. Seguramente cuando vio a Jesús en la Cruz vio su propia muerte y cómo fue librado. Habrá pensado “allí debía estar yo”. ¿No es esta la historia del hombre? La biblia dice que la paga del pecado es la muerte, sin embargo Jesús ocupó nuestro lugar. El relato de los evangelios dice que mientras uno de los ladrones también lo injuriaba, el otro le reconoció como Dios y le clamó diciendo -Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino. Jesús lo miró con amor y le dijo –Hoy estarás conmigo en el Paraíso. Este hombre estaba cerca del infierno sin embargo salvó su alma, creyendo en Cristo. Aunque primero se burló, después cambió de actitud y se enojó con su compañero. Reconoció su pecado y humildemente, ve su condición y que es merecedor de la muerte. Pide una oportunidad “Señor acuérdate de mí”. Nosotros no debemos perder tiempo, debemos asegurarnos la salvación ahora mismo y clamar “Acuérdate de mí”. La realidad es que no somos dueños de la vida y nadie conoce su hora de partir. Debemos estar preparados. El otro ladrón estaba muy cerca de la salvación sin embargo se perdió por no querer acercarse a Cristo y reconocerlo como Salvador. Qué triste dejar pasar su oportunidad. Cuando uno piensa en el relato bíblico y ve a Pedro negando a Jesús, luego ve a Judas entregándolo por unas monedas, piensa… ¿Cuál fue la diferencia entre ellos dos? En realidad los dos traicionaron a su maestro. Uno, Judas, tuvo remordimiento, devolvió la plata y se ahorcó. El otro, Pedro, tuvo arrepentimiento, lloró, confesó su pecado, luego le dijo a Cristo cuánto le amaba y Jesús lo perdonó, lo restauró y lo hizo columna de la iglesia. Muchos hoy viven con el Jesús en la boca, sin embargo se pierden porque su corazón está lejos de Dios. Mi pregunta al acercarse estas Pascuas es ¿Qué harás tú con Jesús? Es bueno que recuerdes que como con Barrabás, alguien ocupó tu lugar. Mira la Cruz, ese era tu lugar. La Cruz significa sustitución y nueva oportunidad. En el evangelio según San Lucas 19:10, declara la Misión de Jesús… “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”. En aquel monte se erigieron Tres cruces: la de la rebeldía, la de la oportunidad y la de la reconciliación. ¿Cuál será tu elección? Elige la cruz de Jesús, la de la reconciliación y recibe de parte de Dios una nueva oportunidad para vivir a su manera y alcanzar la plenitud. Dios te bendiga.