Por REDACCIÓN
Por Hugo Borgna
“El otro yo del Dr. Merengue” es su producto más reconocido (la mujer del Dr. le dice que han recibido un telegrama felicitándolos por su aniversario de casados. El Dr. dice ceremoniosamente “Qué amable” mientras el otro yo se levanta indignado y exclama: “Viejo amarrete, hubieras mandado un cheque”.
Divito (José Antonio Guillermo Divito), creador de la revista Rico Tipo, emblemática del humor en los años 40 y 50, quedó en la memoria colectiva por el Dr. Merengue. Fue un modo de expresar la auténtica reacción del hombre “común”, cuando siente que no ha sido debidamente atendido por sus iguales; pero hubo en Rico Tipo personajes muy representativos, verdaderos muñecos de papel con vida propia, que reclaman ser rescatados.
“BÓMBOLO” (manera delicada de nombrarlo) es obeso. Mejor dicho, gordo, y entendía todo literalmente. En una tira le recomiendan que viaje porque está muy débil. Va a una agencia donde programan turismo a Japón, Europa y a Estados Unidos. En el cuadro final se lo ve sobre un vehículo colectivo con valijas, y cerca de un cartel que dice “Pullman a Luján”
Divito satiriza a sus criaturas, en reacciones semejantes a las de cualquier persona no muy atenta a lo que pasa alrededor. FÚLMINE se presenta como un caballero flaco y sobrio, con alto sombrero negro, portando un paraguas oscuro. En una oportunidad ve en un diario que Tamango Club está primero en la tabla de posiciones de fútbol con 30 puntos y le lleva 10 al segundo. Se asocia y al poco tiempo se ve en un diario: “Extraño caso. Tamango Club al descenso. Iba primero con mucha ventaja, pero perdió todos los partidos que siguieron”
POCHITA MORFONI, como personaje, tiene un nombre que lo dice todo. Además, es gorda. Le dice a una amiga “no sabés cómo me odia la señora Pérez. En ese momento le traen un pollo en una bandeja y comenta muy indignada a la amiga “¿Viste que me odia? Me manda de regalo un pollo y sabe que después de comerlo me va a dar ganas de comer otro”
Si hay un personaje típico es el inefable FALLUTELI, representante de una fauna de sujetos poco apreciables. Con amplia sonrisa permanente, simula que hará un favor, pero en realidad causa un perjuicio irreparable. Un amigo le comenta que su novia María Miles Billetis ha roto la relación con él. Está desesperado. Falluteli le dice que hablará con ella y el amigo se lo agradece. En el último cuadro se puede leer un aviso social: “Falluteli invita a Ud. a su boda con la señorita María Miles Billetis”. Se ve al ex novio abandonado a punto de suicidarse.
Es evidente la crítica social que plantea Divito. Ninguno de sus muñecos se salva y, además, parecen ser cotidianamente simpáticos. En el caso de EL ABUELO se ofrece una visión distinta: es un simpático anciano que no se priva de ningún placer. Está caminando por una calle y se salva por poco de que una maceta le caiga sobre la cabeza. Unos metros más adelante ocurre lo mismo desde otro balcón y, para completar, se salva de un tercero poco más adelante. “Qué imprudencia”, dice una señora que aparece en ese momento. El abuelo contesta: “Ya lo creo, me olvidé de que en esta cuadra tuve varias novias”
Es común imaginar los 50 como los años felices. Dante Quinterno, con “Patoruzú” estimuló las buenas costumbres y la armonía de la buena vida familiar. Patoruzú fue también la base de la revista de interés variado, completas e informativas.
Divito, desde otro ángulo (no necesariamente opuesto), mostró actitudes de muchas personas. Como el título que usó en una sección, mostró una “Buenos Aires en camiseta”.
La sociedad empezaba a mostrar su escondido fondo no protocolar.