Por REDACCIÓN
Por Hugo Borgna
Es una versión fundada, surgida de las propias fuentes de la industria del cine (que a todo esto había desenfundado primero para resolver) que el ocaso de las películas del oeste había ocurrido y las historias ya se repetían mucho. Convenía filmar las de aventuras en el espacio (Star Wars, que en castellano se puede decir sin problemas de conciencia Guerra en las estrellas). El gusto de los espectadores había cambiado y los utilitarios cowboys podían circular en naves espaciales debidamente domadas, los villanos podían tener otra forma, y su rebeldía quedaba intacta. La abundante dosis de acción también estaba asegurada.
De aquella forma y espacio quedaron trayectorias de actores que hoy son símbolo de una épica. Tres son indiscutiblemente emblemáticos.
JOHN WAYNE, nacido el 29 de mayo de 1907, es para muchos la representación cabal del cowboy. Su reconocimiento incluye también el cierre de su vida, elegido de un modo coincidente con el de su personaje en “El tirador”, un pistolero que sabe que su tiempo de vida está terminando, ya que padecían de cáncer y así se les había diagnosticado con la velocidad de un duelo perdido. “El tirador” fue precisamente -y por elección- la última película que filmó John Wayne. Personaje y hombre murieron: el actor a los 72 años el 11 de junio de 1979.
ALAN LADD fue el elegido en el programa cómico de radio “Revista dislocada” como actor imperturbable, que no se despeinaba ni siquiera después de espectaculares peleas a trompadas. El propio Alan Ladd, nacido el 3 de septiembre de 1913, no llegó a los 51 años. Se había caracterizado por mostrarse muy poco expresivo y a pesar de haber filmado también películas de guerra y policiales, el género en que se destacó este raro pistolero rubio fue el de las películas del oeste: de él se tiene historia por la película “Shane” -que se presentaba también como “El desconocido”- un buen tirador que auxilió con su capacidad a uno de los pioneros pobladores del oeste, representando a los justicieros que después de su acción, partían hacia nuevos rumbos.
En la vida real fue vencido por una sobredosis de alcohol y barbitúricos en enero de 1964
CLINT EASTWOOD, históricamente emblemático, vive sus 94 años activo e impactante frente a las cámaras. Se dice con razón que cuando su imagen aparece, la mirada del espectador va invariablemente hacia este duro tan especial que, si bien no muestra muchos sentimientos, consigue que se le perdonen esos pases de factura que son la esencia de sus películas (en “Millon dólar, baby”, es un organizador de boxeo que acepta con pocas ganas dirigir la campaña de una boxeadora. Y tampoco se lo condenó como personaje en “Harry el sucio”)
Por supuesto, no hay que olvidar que estamos hablando de alguien que se destacó como actor de películas del oeste y de una histórica serie de televisión (“Cuero crudo”) donde no hizo al personaje principal, sino el ayudante de un arriero de ganado (Gil Favor). El 31 de mayo próximo va a cumplir sus primeros (se puede decir así) 95 años. La serie “Cuero crudo” (“Rawide”, látigo en inglés) es recordada por lo vívido de sus situaciones en espacios abiertos de un trabajo difícil como el de arriero. No era el actor principal, pero ya marcaba presencia.
Enfocando ahora desde el punto de vista de estos días, no es verdad que todo tiene gusto a pasado vencido. Quedó el simpático recuerdo de una alegre publicidad cantada de los años 60, cuando a un pantalón de un material muy resistente se lo llamaba blue jean y graficaba la onda de las películas del oeste. Ésas que todavía es grato recordar.
“En todas partes lo contemplan con admiración, pues no hay ninguno que supere su inmenso valor, pues para todo el primero, el auténtico vaquero, es el vaquero Far West”