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Sociales Sábado 3 de Mayo de 2014

Para todos… y todas

UNA MIRADA SOBRE LA VIDA

Viviana Gays

Por Viviana Gays

Hoy se habla ya en forma cotidiana sobre género: políticas de género, violencia de género etc.Y así se generalizó este concepto que indica que las diferentes conductas, actividades y funciones de las mujeres y hombres son culturalmente construidas más que biológicamente determinadas. Diferenciar sexo de género supuso para las feministas anglosajonas del 70’ una mejor manera de enfrentar lo que la biología marcaba con tanta contundencia (la diferencia sexual…). Ahora todo lo que tiene que ver con mujeres, se denomina “de género”. Las ventajas iniciales del concepto género se van perdiendo al hacerse entonces equivalente género y mujer. En general (habrá excepciones), los estudios de género apuntan a la construcción histórico- social de la diferencia sexual y se extienden los análisis del dominio del hombre hacia la mujer, colocándolas a las primeras en víctimas y en desventajas en las mayoría de las sociedades conocidas.

El problema de la diferencia de sexo no se agota únicamente en un enfoque sociológico -al estilo de los aportes feministas que se basaron en la lógica marxista que explica el dominio de una clase sobre otra- suprimiendo entonces la realidad del cuerpo. Y en constante rebelión ante esto, se enarbola la bandera de la igualdad.

Es injusto conceder cualquier privilegio al macho sobre la hembra por el solo hecho de ser portador de aquello de lo que carecen las hembras, pero es innegable que la anatomía de ambos es diferente. Y que comparando el estatuto físico, psíquico y de otros caracteres, encontramos innumerables diferencias que avalan la construcción subjetiva de hombres y de mujeres. La historia hace lo suyo dejando la huella de miles de años de patriarcado que se ha impuesto en el inconsciente de todos nosotros.

Freud en su obra “Tres ensayos para una teoría sexual”, no sólo planteó la sexualidad infantil y la bisexualidad predispuesta en todos, sino que insistió en la no determinación estrictamente biológica de la sexualidad humana. Pero no sacó de raíz las implicaciones que tiene para todo sujeto, el portar un cuerpo con características anatómicas determinadas.

Entendiendo que los cambios históricos hacen lo suyo, hoy nos encontramos con que la sexualidad ha dejado de ser cosa de hombres y, el sacrificio, la frigidez o el placer simulado de las mujeres ante sus parejas, ha dejado de ser también, la regla para todas.

La satisfacción sexual para la mujer, es un anhelo y una necesidad compartida. El tabú de la virginidad parece haberse perdido en el tiempo. Hoy ya no se distingue entre vida sexual y vida conyugal, la conciencia moral se ha flexibilizado. La vida sexual para las parejas se ha alargado en el tiempo, y así nos vamos apartando de la conducta que en estos puntos han tenido generaciones anteriores.

La rigidez moral (y sus secuelas, que aún hoy se escuchan en el consultorio) que dictaba para la mujer: trabajo, economía, cuidado de hijos y renuncia a los placeres de la carne, ha sido sustituido por otro ideal. Pero, y he aquí lo paradójico, este es tan incumplible como el de ayer: “Sé feliz mujer, con deseos y sin prohibiciones… goza!”.

Y a decir verdad -y esto se comprueba en la práctica clínica- el encuentro sexual no deja de ser conflictivo, aunque los síntomas que demuestran esto, se hayan modificado. Por eso el Psicoanálisis sigue vigente a pesar de la aparición de promesas de curación rápidas y cosmetológicas. El erotismo sigue siendo un misterio, pues conecta con aquello de uno mismo que va más allá de la lógica y la razón del hombre. El encuentro sexual, y todo lo que esto conlleva, no puede agotarse tampoco en estudios de laboratorio.

Volviendo al planteo inicial, hoy se ha desplazado el eje para el estudio de género a lo social. Pero no hay que dejar a la deriva un primer factor condicionante que es la realidad biológica y no podemos suprimir sin más las diferencias, negándolas.

De qué manera transitamos por estas diferencias, para devenir (hacernos) hombres y mujeres, y como sentirnos bien con esta elección, es lo que ocupa gran parte de nuestra existencia.

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