Por Redacción
BUENOS AIRES, 6 (Especial para NA, por Silvina Estrada*). - El riesgo de mortalidad por cáncer ha ido disminuyendo de forma considerable en los últimos 20 años, pero a pesar de los progresos que ha logrado la ciencia tanto en su detección como en su prevención, esta enfermedad sigue siendo una de las primeras causas de muerte a nivel mundial.
El término cáncer engloba un grupo numeroso de enfermedades que se caracterizan por el desarrollo de células anormales, que se dividen y crecen sin control en cualquier parte del cuerpo. El comportamiento, pronóstico y tratamiento de los diversos tipos de cáncer, incluso dentro de las distintas fases evolutivas de un mismo tumor, pueden ser muy diversos.
Asimismo, el cáncer está asociado con la muerte, el dolor y el sufrimiento. Impacta tan fuertemente en la vida de las personas, que modifica el curso natural de la vida del individuo en todas sus actividades diarias, como las relaciones de familia o laborales. En tal sentido, la persona ve afectado su rol en la sociedad.
Año a año, la oncología presenta nuevos tratamientos que mejoran el pronóstico y la calidad de vida de los pacientes. En
este contexto, es importante contar con profesionales capacitados que puedan detectar y prevenir las posibles complicaciones asociadas a los tratamientos actuales, y facilitar la educación al enfermo oncológico y su familia.
La especialización en enfermería oncológica contribuye de forma directa en la atención y el cuidado de la persona con cáncer, a través de la formación de profesionales capacitados en este tema, con competencias específicas en su rol y habilidades para enfrentarse a los complejos problemas, actuales y futuros, del
área.
Los conocimientos en enfermería oncológica deben tener una amplitud y profundidad suficientes, como para cubrir las
necesidades en la prevención, los cuidados del tratamiento, la contención del paciente y su familia, y la educación para el autocuidado enfocada al bienestar propio.
Un profesional capacitado en oncología es capaz de escuchar atentamente al paciente, de contenerlo y de hacerlo sentir único con sus cuidados; brindándole confort, dándole seguridad en su tratamiento y colaborando en la detección precoz de los efectos adversos, pero especialmente respetando su integridad física y su sufrimiento; principios fundamentales de la profesión de enfermería.
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