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Sociales Viernes 3 de Mayo de 2024

Mugica, símbolo de una vida sacerdotal ofrendada a los pobres

El vicario general de Buenos Aires , Mons. gustavo Carrara,escribió un editorial para el último número de la revista "Comunicarnos", dedicado al quincuagésimo aniversario del "martirio" del primer cura villero.

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El primer cura villero Crédito: AICA
REDACCION

Por REDACCION

BUENOS AIRES, 3 (AICA).-“El obispo auxiliar y vicario general de Buenos Aires, monseñor Gustavo Carrara, escribió un editorial en el último número de la revista Comunicarnos, dedicado especialmente al 50° aniversario del “martirio” del padre Carlos Mugica.La devoción que le tenemos al padre Carlos se apoya y a la vez trasciende su rica biografía. Su sangre derramada fue la consecuencia de un modo de vivir. Ese martirio convirtió su figura en un símbolo, se dio casi espontáneamente, aconteció. El padre Mugica se transformó en símbolo de una vida sacerdotal ofrendada a los más pobres”, destaca.

“Carlos Mugica nos interpela, como si nos preguntara: ¿Qué pasaría si te pusieras realmente del lado de los más pobres? ¿Qué pasaría si nos tomáramos en serio el programa del Evangelio de Jesús, ese camino que nace en las periferias existenciales y va desde los pobres, y con los pobres, a todos? ¿Qué pasaría si realmente nos cautivara “el entusiasmo por vivir el Evangelio de la fraternidad y la justicia”?”, plantea.

Tras subrayar que el Papa Francisco recuerda que “nadie puede sentirse exceptuado de la preocupación por los pobres y por la justicia social”, agrega: “A la devoción creyente que le tenemos al padre Carlos, se suma la luz que arroja su figura sobre todos los que luchan y trabajan por un mundo más justo y humano. Es así que el mejor camino para ‘entender’ al padre Carlos es amar a los pobres, tener amistad con ellos”.

El prelado porteño pide acercarse a la figura de Mugica teniendo en cuenta el ámbito eclesial y social de su época; y asegura: “Mugica buscó llevar el amor del Evangelio de Jesús al ámbito social. Eso es la Doctrina Social de la Iglesia, el amor que llega a las cuestiones del trabajo, la economía, la salud, la educación, etc.”.

“A su vez, el padre Carlos no actuaba solo, pertenecía al grupo de sacerdotes de villas de emergencia, que había sido constituido oficialmente en 1969, pero que ya venían trabajando juntos desde hacía unos años. Se acercó así a sus hermanos villeros como integrante de un equipo de sacerdotes”, agrega.

“El pueblo que habitaba las villas fue modelando el corazón sacerdotal de estos hombres, les fue marcando un estilo pastoral. La cercanía con los vecinos de la villa fue permitiendo pasar de lo que a los curas les parecía que necesitaban los pobres, a lo que los mismos pobres verdaderamente demandaban. Junto a ellos, fueron tejiendo lo que llamamos la pastoral popular en las villas”, sostiene, y completa: “La cual no trata de otra cosa que de acompañar la vida y la fe del pueblo. Pastoral popular que tiene bien presente que la vida espiritual no es otra cosa que la vida misma, y que Dios anda metido en todo esto que es la vida de su pueblo”.

Monseñor Carrara considera que “estos sacerdotes a su vez integraban el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo, que intentaba dar respuesta a otro ‘movimiento’, el del pueblo en sus anhelos y luchas, y que hoy podríamos actualizar en el clamor de Tierra-Techo-Trabajo”.

Meditación en la Villa

Monseñor Carrara asegura que “el padre Carlos Mugica estaba entre los pobres, pero no se la creía", y pone como ejemplo su oración "Meditación en la Villa" que, afirma, revela su humildad.

"Es una oración de una profunda mística, que nos muestra que no hay mayor solidaridad que la de Jesús con los últimos de la fila de la vida", subraya, y la comparte para rezarla.+

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