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Sociales Lunes 9 de Enero de 2012

María Esperanza

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Redacción

Por Redacción

En su librito "María", Miguel Ortega Riquelme alude a la esperanza cosechada en Israel a lo largo de su historia, más allá de los vaivenes de un pueblo que también padeció el desaliento. Luego asocia a María continuando el largo tiempo de la espera:

"Y María, la hija de Israel, vive también esta esperanza.

El Mesías fue esperado y engendrado primero en el corazón del Pueblo. Y -como su mejor representante, María lo engendra en su propio seno. María, al igual que Israel, cree que Dios cumple las promesas que hizo a nuestros padres. María espera que llegue 'el anunciado' largamente por todos los profetas. María pide y llama un Liberador para su pueblo. María se mantiene vigilante para recibir la visita de Dios. Y por eso canta alegremente cuando se cumple lo anunciado a Abraham y a su descendencia para siempre. La esperanza de María se concretiza en ella misma. Nunca imaginó siquiera que ella sería la preferida entre las mujeres de la tierra. En María Israel ve alcanzada su esperanza.

María no espera en vano. En María la larga y dolorosa historia de un pueblo peregrino se ve cumplida. María vive la esperanza. La esperanza de María es engendrada en el dolor. Ella lleva la esperanza en su propio vientre. Ella entrega la esperanza después de nueve meses de vigilia. Ella ve crecer la esperanza en el tierno rostro de su Niño. Ella acompaña la esperanza de su Hijo Predicador. Ella goza la esperanza de los pobres que lo escuchan y lo siguen. Ella sufre la Esperanza al pie de la cruz. Ella confirma su esperanza en la piedra del sepulcro. Ella canta su esperanza por el Hijo Victorioso. Y ora su esperanza en la pequeña Iglesia de Jerusalén.

La esperanza de María no es pasiva. María no se sienta a esperar ni es sorprendida por los hechos. Ella es activa. Participa, lucha, trabaja y ora a la espera del Señor...".

La espera forma parte esencial de la esperanza. Quien no sabe esperar necesita aprenderlo, para que la esperanza incipiente no termine en desesperación. Muchas esperanzas no pasaron de proyecto porque les faltó el aliento del esfuerzo arduo y sostenido.

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