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Sociales Domingo 20 de Octubre de 2013

Madre, feliz día

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Carlos Terranova

Por Carlos Terranova

En esta sociedad consumista, tenemos día para todos y todas… la realidad es que el día de la madre, el honrarla, el agradecer por ella debería ser algo cotidiano. Alguien dijo muy acertadamente una madre lleva a su hijo 9 meses en el vientre pero toda la vida en su corazón.

Al pensar en mamá debo reconocer todo lo que ella es para nuestras vidas, un pilar (sostiene a toda la familia), arquitecta (edifica vidas), el eje (porque en la familia todo gira a su alrededor), muchas veces se convierte en un paragolpes (recibe todos los cimbronazos), el paño de lágrimas (escucha, consuela, “sopla heridas”), es la miel (sus palabras, sus caricias, su sonrisa). ¿Se acuerda de la canción de Palito Ortega "La sonrisa de mamá"? Ella es como una gallina (cobija, defiende), mamá es obrera (trabajadora incansable, abnegada) y aún una maestra sin diploma (¡cuánto nos enseñó! ¿verdad?). Mamá es sinónimo de amor y sacrificio. Pensar en ella es recordar, noches de desvelos, una mirada cómplice, manos cariñosas, desayunos en la cama, brazos fuertes y palabras suaves. Cuando llega este día y pienso en mi madre: y la recuerdo arropándome, cocinando la comida que me gustaba, cantándome en la cama cuando estaba enfermo, su velador encendido y su Biblia abierta esperando mi regreso. Si hay un amor extraordinario después del amor de Dios, es el amor de una madre. Los pintores, los poetas le dieron un lugar importantísimo al honor de ser madre. Aún Dios cuando decidió tomar forma de hombre, eligió a una mujer y vino al mundo a través de una madre. Viene a mi mente el relato de la biblia en 1ª Reyes 3:16-27. La historia cuenta sobre dos madres en tiempo del Rey Salomón, las dos vivían juntas y dieron a luz un hijo con sólo tres días de diferencia, una sin darse cuenta aplastó a su bebé mientras dormían, en la noche sacó el hijo vivo de su compañera y le puso a su lado el suyo muerto. En esta situación llegan al rey diciendo ambas que el hijo vivo era el de ella, el relato cuenta que el rey ante la imposibilidad de determinar cuál era la verdadera madre, pidió una espada y en seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. Pero la madre del niño vivo se angustió profundamente (se conmovieron sus entrañas) por su hijo, y suplicó al rey: ¡Por favor! ¡No mate Su Majestad al niño vivo! ¡Mejor déselo a esta mujer! Pero la otra dijo: Ni para mí ni para ti. ¡Que lo partan! Entonces intervino el rey y ordenó —Entreguen a aquella mujer el niño vivo. No lo maten, porque ella es su verdadera madre (versículos 25-27). El relato afirma que a la madre verdadera se conmovieron sus entrañas y estaba dispuesta a perderlo con tal de preservar su vida, ella lo amaba de verdad, era el fruto de su vientre. Tanto amor convenció al rey que era la verdadera madre y así recibió con vida a su hijo por su amor y abnegación.

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