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Sociales Sábado 6 de Enero de 2018

Los años felices

SENSACIONES Y SENTIMIENTOS

REDACCION

Por REDACCION

LOS AÑOS FELICES 

Fue un nuevo comienzo, el origen de la posibilidad de que todos seamos mejores.

En un momento preciso fue el final de un largo período de guerras sectoriales y de dos horribles, inútiles contiendas mundiales que ampliaron fronteras cerraron la capacidad de entendimiento entre humanos.

Era agosto de 1945.

Hartos de que el vocabulario cotidiano estuviera saturado de términos militares, explosiones y dolor sin redención, los hombres cotidianos volvieron a lo más apreciado de la vida: el goce de la simple felicidad.

Se manifestó en todas las artes y costumbres y, de manera más expansiva, en la música. Hasta entonces había sido el brillo de grandes bandas, como la de Benny Goodman, entre tantos que habían regalado felicidad y baile. También lo hizo Glenn Miller, aunque con él llegó el ingrediente triste de la nostalgia, ya que murió en un pasaje de la guerra.

La música del jazz, aún con el componente del blues, fue una importante fuente de gratificación para el oído y todo parecía que iba a seguir en esos moldes aceptados, gozados y, de alguna manera, ya clásicos. Pero faltaba que llegara algo que removería las largas raíces de la música.

El rock and roll.

La extensa predominancia de los ritmos casi “quietos” fue sacudida por un músico que tendría apariencia seria si no fuera que en la frente destacaba un pequeño círculo de pelo: el mismísimo Bill Halley, conformando con sus Cometas un ritmo que voló por el cielo de un continente.

Muchas veces se piensa ahora, cuando se repara en tantos intérpretes exóticos de rock and roll que lo siguieron, que algo así no era lógico: la revolución de la música imponía otro tipo de intérprete más explosivo, ya que se abría un período muy dinámico: el de los años felices. Pero la historia nunca es como nosotros la hubiésemos diseñado.

El impulsor Bill Halley (“Rock alrededor del reloj”) no tenía vestimenta extravagante ni llamativa: el único sello pintoresco ese curioso identificador: el rulito. Para dar una idea de su dinámica, se decía que el compás del ritmo nuevo estaba determinado por el del andar del reloj.

Y el rock and roll navegó sobre el Atlántico con alta velocidad inundando de ritmo las partituras creadas por Los Beatles, quienes se inspiraron en los temas que cantaba su ídolo -un irrepetible también- Elvis Presley. Pero éste sí fue un gran renovador, en los movimientos y en la vestimenta.

Todo este formidable revuelo surgió del espíritu abierto nacido y desarrollado en los cincuenta, los años felices. El recorrido del rock and roll fue hacia la izquierda y hacia abajo del mapa estadounidense; llenó los pentagramas donde blancas y negras bailaban en las mismas cinco paralelas, una redonda y absoluta armonía con alegre entusiasmo.

También habría nuevos matices en otros horizontes durante los años felices. Respecto de eso hablaremos en los próximos textos de estos encuentros que, aunque no tengan música en cada contacto, igual pretenden tener un sonido que llegue hasta a los ojos de cada lector. Sí. A ustedes.




 

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