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Sociales Lunes 20 de Junio de 2022

Laura encuentra huellas

La nueva publicación de la docente e investigadora Laura Ludueña plantea una alternativa de hito referencial en la historia local y regional, ello a partir de una minuciosa descripción documentada de la vida y trabajo de un criollo que dejó huella familiar en su comunidad.

REDACCION

Por REDACCION


Por Edgardo Peretti
“Un criollo en la pampa gringa”, de Laura Irene Ludueña, Editorial Dos agujas, 101 págs., 2022).
Inmersa en el poco transparente mundo de la post-modernidad y su consabida consecuencia como lo es la post-verdad (también se acepta al revés), la comunidad rafaelina y regional asiste a la aparición de una obra que está destinada, a juicio de este escriba, a marcar un venturoso y necesario límite de inicio en el rubro; un disparador que propone un inmenso abanico de posibilidad intelectuales para continuar abriendo las puertas a las ocultas realidades de lo nuestro.
Deberé pasar por alto alguna disquisición, tan en boga en estos tiempos, sobre los aspectos que distinguen a la literatura orgánica de la visión histórica, siempre relatada a gusto del autor. Debe quedar en claro que esta no es una obra de ficción, de hecho la propia responsable del editorial “Dos agujas” deja en claro cuál es la línea de sus publicaciones, sino que es un trabajo de investigación histórica.
De haber dedicado mayor atención en mis épocas iracundas de estudiante a las consignas de A.J. Pérez Amuchástegui en sus “Algo más sobre la historia” o el no menos famoso “Del Epos a la Historia Científica”, quizás hoy estaría en condiciones de incursionar en aspectos técnicos más sustentables en lo académico, pero ya es demasiado tarde para ello. Y tampoco viene al caso.
Queda en claro que este es un libro de historia. Una historia que, en una mirada primigenia y simplista –que no será la mía- podría ubicarse como una compilación de datos, con una impecable redacción y sustentada en una investigación prolija y seria, como es el devenir de una familia a partir de la actividad comunitaria, laboral e ideológica de la cabeza de ese fundacional grupo social.
Dejo constancia que quedarme con esa evaluación es una falta de respeto intelectual y conceptual que no me permitiré. Esto es algo serio.
Para acceder a la cimentación de mis palabras tomaré algunas que se exponen en la contratapa del texto, un sitio donde suelen ubicarse situaciones secundarias o redimidas por los diagramadores. No es el caso.
Se expresa allí que “()..quizás, el mayor valor de esta obra sea que su singularidad puede poner en cuestión evidencias postuladas en la historia regional tradicional”.
Las huellas que encuentra Laura Ludueña en su intenso y abnegado laboreo autoral y de pesquisa permiten advertir que este es un punto de partida, necesario y contundente para comenzar a mirar algo que hasta aquí no parece haber despertado la atención de especialistas del rubro. Queda claro en miles de trabajos afines ya conocidos la importancia fundacional que aportaron las distintas etnias inmigratorias en nuestra historia, y sin dejar de lado esos aspectos, hay que asumir que ahora hay que explorar otro rumbo, no escindido, sino conectado por ineludibles lazos de sangre.
Esa misma sangre se hizo convivencia y esta derivó en familia. Ya aquí no habla LL de un español, un italiano o un polaco (por citar algunos grupos), sino que encara la presencia de un criollo producto en génesis de esto, aunque consecuencia de su tránsito temporal, que terminará relacionándose con más “sangre” (familia) en el andar de los tiempos, sumando genética de usos y costumbres en busca de ese ser nacional que tanto anhelamos.
Este criollo en la pampa que nos alberga es un punto de partida, un disparador sobre el cual deberán trabajar nuevas investigaciones del rubro en pos de conocer una especie de segunda (o tercera o cuarta) parte de lo que nos dejó aquel primer viajero que pisó este segmento del suelo patrio.
No es otra cosa que una semilla. Cada una germinó en miles de formas que ahora nos toca desentrañar a partir de las huellas que dejaron en su andar. Laura Ludueña ya encontró las suyas.
Sería importante y valioso que otros la imiten.

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