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Sociales Lunes 3 de Abril de 2023

La celebración de Ramos dio inicio a la semana mayor de la Iglesia

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REDACCION

Por REDACCION

Con profunda devoción, ayer, en todos los templos de la Diócesis se desarrolló la celebración de ramos, hecho que dio apertura a la semana mayor del año litúrgico con la Semana Santa en la que se celebra el triduo pascual con los misterios de la pasión, la muerte y la resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.
La Catedral San Rafael, como lo hace habitualmente, la misa de la mañana del domingo fue iniciada con la bendición de ramos en la plaza 25 de Mayo, impartida por el obispo diocesano, Mons. Pedro Torres.
Actividad en la que se dieron cita numerosos fieles, los que tras la ceremonia, se dirigieron al templo para participar de la celebración de la Eucaristía.

Domingo de Ramos
La Iglesia celebra la entrada de Jesús en Jerusalén para realizar la obra de la Redención, dado que allí iba a padecer, morir y resucitar. Jesús entró en la ciudad, según relatan los Evangelios, montado en un burro y fue recibido triunfalmente por el pueblo judío que con ramos de olivo en las manos gritaba: "Hosanna al hijo de David; bendito el que viene en nombre del Señor". La celebración consta de dos partes: la bendición de los ramos que se emplean en la procesión en honor de Cristo Rey, y la Misa. El lenguaje y los símbolos de la liturgia de hoy giran alrededor de una idea fuerza: en Jerusalén ingresó Jesús y hoy los fieles vuelven a aclamarlo como rey de la paz. La procesión de los ramos es presidida por la máxima autoridad eclesiástica de cada lugar y se efectúa por la calle hacia el templo como testimonio público de fe. La liturgia de hoy es una mezcla de alegría y tristeza. El ambiente festivo de la procesión es atemperado por el tono que la misa imprime a la celebración. En ella se leen tres textos bíblicos: el libro de Isaías (50,4-7) donde el profeta anticipa los sufrimientos de Jesús: "No aparté mi rostro cuando me insultaban, sabiendo que no quedaría defraudado"; una carta de San Pablo (Filipenses 2,6-11) en la que el apóstol dice que Jesús "se humilló a sí mismo, por eso Dios lo exaltó"; por último el relato de la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, según la versión del evangelista San Lucas.

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