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Sociales Sábado 29 de Septiembre de 2018

Ingeniero Agrónomo José Luis Panigatti

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REDACCION

Por REDACCION

Por Miguel Angel Rocchia

Conocí a José Luis Panigatti en la cancha de básquetbol del club Independiente en los primeros meses de 1984 cuando intentábamos formar la Agrupación Veteranos, él hacía más de 25 años que había abandonado la actividad y yo había dejado la primera división sólo unos meses antes. No llegábamos a formar un quinteto y los sábados por la tarde nos encontrábamos para jugar un dos contra dos. La tarde que apareció impecablemente equipado con una americana negra bajo el brazo recién traída de EE.UU., que dejó en la utilería, tuvimos que recurrir a un cadete para completar un tres contra tres, pero en ese momento supimos que el quinteto había sido finalmente establecido dando origen a la Agrupación MaxiBásquet de Rafaela, que cuenta hoy con alrededor de 30 integrantes. Nos acompañó un tiempo, no solamente en el encuentro de los fines de semana sino también formando parte de la Comisión Directiva del Club, siempre dispuesto sin una sola queja, dedicó su tiempo comportándose con rigor profesional y exhibiendo la seriedad que tan bien desarrolló en su principal pasión, el suelo.

En el INTA Rafaela hizo una carrera brillante con madurez intelectual y estricto profesionalismo en donde dedicó toda su vida a mostrar la importancia de los suelos y la necesidad de conservarlos para lo cual se brindó con coraje hasta el último día, siempre dispuesto a explicar hasta los detalles más mínimos su intrincada composición ya sea en los foros más importantes como en la más humilde de las escuelas.

Fue Presidente de la Asociación Argentina Ciencia del Suelo entre 2011 y 2013 y hace unos pocos meses, en el día de la conservación del suelo, se presentó en

la Cámara de diputados de la provincia de Buenos Aires, con extrema

debilidad física, para convencer sobre la importancia de llegar a una

ley nacional de suelos que funcione de una vez por todas.

Tuvimos la amistad que no reclama presencia constante ni demanda la demostración puntual, nos unió la franca simpatía mutua y, a lo mejor, esa afinidad que nuestra profesión permite a pesar de dedicarnos a diferentes especializaciones pero que apuntan a un lugar común entendiendo al ambiente como un todo.

Nos dejó un hombre honesto y de clara inteligencia, siempre elegante aunque modesto y austero, además de poseer una capacidad de trabajo obsesiva reflejada en la infinidad de artículos escritos para júbilo de los continuadores de su obra.


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