Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Sociales Miércoles 28 de Abril de 2021

Homilía del obispo Fernández resalta su actividad pastoral

DESPEDIDA DEL PADRE FAUSTINO TORRALBO

REDACCION

Por REDACCION

Tal como se anunciara la Diócesis da su despedida al padre Faustino Torralbo quien retorna a su país natal, con ese motivo el pasado 26  el obispo diocesano, Mons Luis A. Fernández presidió una misa, la homilía pronunciada por el pastor fue difundida ayer por la Pastoral de las Comunicaciones, cuyo texto se reproduce seguidamente.


Hermanos en el Buen Pastor Resucitado:

Como Iglesia Diocesana estamos esta tarde en esta catedral de San Rafael, dando Gracias al Buen Pastor, porque a lo largo de 40 años, hemos podido experimentar la presencia pastoral del querido padre Faustino Torralbo, que este próximo fin de semana, emprende el camino de regreso a su tierra natal, España, de la Diócesis de Sigüenza, cercana a Madrid, que lo enviara como Misionero a estas tierras Latinoamericanas.

Ya antes de llegar a estas tierras, no solo había madurado el “llamado” a la vocación sacerdotal, en la Madre Patria, sino que también había transitado los primeros y fundamentales pasos del sacerdocio en la diócesis que lo vio nacer y donde realizó como seminarista la formación inicial de la vida sacerdotal, con distintas tareas pastorales que le iba encargando el Obispo de Sigüenza, tanto en la parroquias como también como formador de seminaristas.

Después de ese primer tiempo es que reza, decide y charla con su Obispo, pidiéndole venir a estas Tierras, al sentir el deseo incontenible de gastar, entregar su vida, ahora al servicio de la Iglesia en América. Vida que entregó en tantas comunidades como extensa es nuestra diócesis de Rafaela, no solo en esta ciudad en varias parroquias, sino también, solo menciono algunos Pueblos, como Humberto Primo, San Guillermo, San Vicente, Zenón Pereyra y Esmeralda.

Un Pastor con olor a oveja, ya que son muchos fieles a los que acompañó y sirvió, sin pedir nada a cambio, no era un <asalariado>, por eso no dejaba su rebaño, y pareciera decirnos que solo se aleja, cuando puede sentir en su corazón a lo mejor, ser un peso o una carga para los hermanos…

El amor que le tiene el presbiterio y la gente, hablan de un gran respeto y afecto integro que supo ganarlo con una presencia transparente y sencilla de un bajo perfil que como el del Buen Pastor va delante del rebaño, mostrando caminos y senderos que llevan a plenitud de vida al estilo del Resucitado.

En su caminar en medio nuestro, se nos ha manifestado El Buen Pastor, como esa puerta del corral de las ovejas. Faustino no ha sido ningún trepador, sino el guardián, que ha sabido escuchar a Dios y al Pueblo. Encontrando muchas personas: saberse atendidos y orientados, reconciliados, amados y acariciados por la bondad de Dios en el ejercicio de su Ministerio. Ha conocido por su nombre a tantos fieles, ayudándoles a ser más libres, con más dignidad.

Que hermoso cuando la gente no huye de nosotros los sacerdotes ni se esconden, como ante un extraño, sino que nos buscan como buscaba la gente a Jesús, lo que les ayudaba a tener una vida más plena.

Gracias en nombre de tanta gente, por tu servicio y entrega generosa, porque no los retuviste para vos egoístamente, ni los abandonaste por una vida cómoda e indiferente, y no los soltaste hasta que tuvieran vida plena en la libertad de los hijos de Dios.

Tu vida sacerdotal, entre luces y sombras como es toda vida en este mundo, querido padre Faustino, es un señuelo más, como el de tantos sacerdotes, Signos Vivientes y Auténticos del Buen Pastor, que nos ha llamado a esta hermosa Vocación, en esta Semana del Buen Pastor, te despedimos, donde nuestros ojos a pesar de la lejanía te seguirán viendo en tantas mujeres y hombres que tienen sed y hambre del Dios viviente y vienen buscando a la Iglesia Vida Nueva, y nuestros oídos seguirán hambrientos de tus escuchas y silencios pacientes, y desearan con esa tenue voz tuya seguir orientando y ayudando a descubrir un mundo más humano y cristiano.

Hermanos todos, pidámosle al Buen Pastor, Vocaciones Sacerdotales, capaces como el Apóstol San Pedro en la Primera Lectura del Libro de los Hechos de los Apóstoles, de saber donar la vida, abiertos a los Tiempos nuevos de la historia que nos toca vivir, siempre con sentido de respeto, comunión, diálogo y ternura con las nuevas culturas.

Y no te olvidaremos nunca Faustino, buen viaje, lleva en el corazón a tu querida Madre de Guadalupe, a San José Obrero y a esta que ha sido parte de tu vida, La Iglesia diocesana de Rafaela.





Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso