Por REDACCION
CIUDAD DEL VATICANO, 18 (AFP-NA). - Horas después de calificar al presidente palestino, Mahmoud Abbas, como "un ángel de la paz", y en la semana en que el Vaticano reconoció formalmente al estado de Palestina, el papa Francisco canonizó en el Vaticano a las dos primeras santas palestinas de la época moderna, en una ceremonia que quiso ser un mensaje de esperanza de paz para Medio Oriente.
A las 10 de la mañana (hora local), en la plaza vaticana, Francisco elevó a los altares las primeras santas palestinas de la época moderna, la carmelita descalza Sor María de Jesús Crucificado, cuyo nombre original era Mariam Baouardy (1846-1878), y Sor María Alfonsina Ghattas (1843-1927), fundadora de las Hermanas del Rosario de Jerusalén.
Estas dos palestinas formaron parte del grupo de cuatro beatas que desde hoy son santas. Las otras dos son Jeanne-Emilie de Villeneuve (1811-1854), de Francia, y María Cristina de la Inmaculada Concepción Brando (1856-1906), de Italia.
El acto reunió a Abbas, el patriarca latino de Jerusalén, Fouad Twal, y el ministro francés del Interior, Bernard Cazeneuve, entre otras personalidades y fieles.
Las banderas palestinas ondearon sin descanso y llenaron de color la plaza y también parte de la vía de la Conciliación, que une la Ciudad del Vaticano con Roma, y compartieron protagonismo con las banderas de color amarillo y blanco, los tonos del Estado de Ciudad del Vaticano.
Apenas 24 minutos después del inicio del acto, a las 10:24 hora local, los nombres de las cuatro santas fueron pronunciados, seguidos del ruego "Ora pro nobis".
Las religiosas, ya canonizadas, fueron elogiadas entonces por el papa Francisco. Bergoglio destacó de Mariam Baouardy que "la docilidad al Espíritu Santo la hizo instrumento de encuentro y comunión con el mundo musulmán".
Baouardy fundó en Belén el primer convento carmelita de Palestina, y falleció en un accidente a los 32 años tras servir a familias pobres en Alejandría, Jerusalén, Beirut o Marsella.
Huérfana a los tres años, fue confiada a un tío y vivió en Egipto, donde quisieron casarla siendo muy joven. Ella se negó y se refugió en casa de un allegado que le aconsejó convertirse al islam. Ante su negativa, éste la degolló pero la joven se salvó "milagrosamente" por la intercesión de la Virgen María.
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