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Sociales Martes 10 de Marzo de 2015

FELICIDAD

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REDACCION

Por REDACCION

"Corrí detrás de la dicha por viejos robledales y viñedos en que crecía la hiedra junto a los pámpanos: ansiaba hacerla mía. Más ella huyó y yo la perseguí por collados y cañadas, por campiñas y prados, por valles y ríos, trepando hasta las cumbres donde reina el águila. De prisa atravesé mares y tierras: la dicha esquiva era siempre inasible,

agotado y cansino, abandoné la persecución y descansé en una playa desierta. Dos pobres me pidieron pan y dinero, que puse en sus manos macilentas. Otros pobres vinieron pidiendo consuelo y simpatía y con ellos compartí lo que tenía de buenos. Y, entonces, en su divino aspecto, apareció ante mí la dicha más dulce y murmuró con voz suave a mi oído: tuya soy".

Una bella página extraída, como al pasar de un libro hermoso:"La alegría de vivir", escrito hace más de medio siglo por Orion Swet Marden. Un buen amigo tucumano me lo acercó pidiendo que lo hiciera llegar a alguna biblioteca. Al hojearlo me dije que, por lo menos, debía anotar algunos textos y entregarlos a los lectores de este medio. Será una manera simple de rescatar algo constructivo, entre tantas publicaciones que siguen haciendo mal. No se pierda lo que sigue:

"Nadie que haya ido en busca de la dicha, pudo hallarla donde la buscaba, porque nadie puede hallarla corriendo tras ella: la dicha fluye de los actos de cada uno y no puede ser el producto de la caza, como los venados en la selva...

Los goces más nobles y puros de la existencia están reservados para aquellos que saben ver y apreciar las cosas con mayor desinterés. Si se toma la costumbre de apreciar todas las circunstancias de la vida en su verdadero valor, en todo su valor, nuestra dicha aumenta en forma prodigiosa. Desgraciadamente,  muchos hombres no pueden ser felices y menos aún pueden aumentarla, si sólo estiman lo que completa su bienestar, sus placeres o sus deseos. Los que no piensan más que en sí y continuamente acarician lo que llena su ambición egoísta, nunca pueden hallar lo que buscan, porque la dicha es el sentimiento del bien y únicamente puede ser feliz aquel que se preocupa por el bien de los demás".

Ojalá cada día encontremos a alguien para decirle con amor: soy feliz haciéndote feliz.

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