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Sociales Jueves 15 de Diciembre de 2016

Explotadores y explotados

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Antonio Fassi

Por Antonio Fassi

Refrendando el título del comentario, y en lo referente al género, frecuentemente conocido como humano en esta etapa de su instancia evolutiva, casi, casi, casi, podríamos englobar a los 7.000 millones de individualidades en este par de indicios testificatorios.

El de arriba pisa, el de abajo grita, y al invertir los estratos, (o sea al revés) ocurre exactamente los mismo, solo cambia la figura del pisoteador y el pisoteado.

Si miramos un poquito hacia atrás en la historia, nos daremos cuenta que en lo material hemos evolucionado en forma más que convincente, pero en lo que atañe al mundo interno de la raza, ay, ay, ay, aún seguimos manteniendo el milenario sistema del: primero ¡yo!; segundo ¡yo! y tercero ¡yo!

Desde que los egipcios comenzaron a documentar sus crónicas y relatos en las inalterables piedras del Valle del Nilo, a través de su escritura jeroglífica 3.000 años antes de Cristo hasta nuestros días, aparentemente no hemos encontrado la fórmula exacta (si es que existe) para vivir en paz y armonía con nuestros semejantes. Siempre guerras y conflictos armados sin escrúpulos ni razones valederas, siempre disensos, desacuerdos, desavenencias y disputas plagadas de falsedades y mentiras, trampas para desviar y perturbar las buenas intenciones de algunos (pocos) que tratan de orientar y encaminar a las razas hacia el verdadero camino del bien común y la pacífica convivencia, evitando así  las garras de los explotadores y abusadores de aquellas mentes que aún no están en condiciones de prevenir el proceder de estos nefastos seres, que pululan como moscas entre la humanidad, a la caza de alguna ingenua y desprevenida porción  de gentes a fin de desplumarles el cuerpo y el alma, sumergiendo a estas víctimas en el desorden, la miseria, la desgracia y el infortunio.

Y no es en especial ningún estrato social determinado en la alusión: quién más, quién menos en esta laya turbulenta y demoníaca, entramos todos, desde el más encumbrado político, capitalista o millonario empresario, hasta el más humilde de los ciudadanos comunes. ¿Será  tan difícil guiar y orientar, primero pensamiento, y luego sentimientos por el sendero de la humana comprensión de respeto hacia nuestros semejantes, y comprender que ese ser que tenemos enfrente, tiene los mismos derechos y atribuciones que nosotros, y que por ese motivo, no nos es permitido inmiscuirnos en su libre albedrío?

Por supuesto que en teoría ese proceder debe ser recíproco en cierta medida, pues si ese alguien me ataca de una forma u otra, me cabe el derecho a una defensa. Pero en este comentario no entra esta otra frase de la violencia corporal, que no es otra cosa que el resultado de una mente cargada de agresividad y aversión hacia sus semejantes, sino tratar de comprender el enorme valor del bien pensar, guiando mente y alma por el común derrotero que conduce a las razas hacia un control de elección sentimental (cosa nada fácil) que nos permita efectivizar esas buenas intenciones en hechos positivos y concretos, harto satisfactorios para un bien común.

Porque es "vox populi" (y garantizado que es cierto) que al final el mayor beneficiado es el emisor de esos buenos pensamientos. Y si nos parece que estas reflexiones no son utilizables ni aplicables a nuestra humana sociedad, al menos tratemos no convertirnos en explotadores, pues el día que nos toque "abajo", terminaremos por ser explotados y pisoteados, fruto de la propia, justa e inalterable ley de causa y efecto.

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