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Sociales Viernes 22 de Julio de 2011

Discusiones

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Redacción

Por Redacción



Suele definirse la discusión como "el arte de intercambiar opiniones". Es un arte, y como tal hay que aprenderlo, si bien hay personas dotadas naturalmente con mayor capacidad de discutir que otras.

Quizá una de las cosas más difíciles de toda discusión es saber dar la razón a quien la tiene, más allá de las propias convicciones y más allá de lo que cuesta ceder. Alguien comentaba, con aguda observación: "Lo que más nos cuesta dar es la razón, y sin embargo, es lo que menos nos cuesta. Paradojas de la vida. "No discuto tu derecho a disentir -recrimina la esposa al marido-; sólo digo que tú disientes cada vez que yo tengo razón"... La señora tendría que haber leído a Ferrari: "Tres cosas se requieren para ganar una causa; tener razón, saber hacerla valer y encontrar quien nos la reconozca".

Hay personas que en toda discusión están más inclinadas a buscar las coincidencias, mientras otras -quizá inconscientemente- siempre buscan un motivo de enfrentamiento. Creo que es, en parte, una cuestión temperamental; pero es cierto también que la propia educación puede influir. De hecho, la forma en que discutimos manifiesta nuestro nivel personal de educación.

Es también cuestión de madurez. En "Como luces en tu camino", René Trossero advierte: "De la discusión madura salen dos personas en comunión, aunque con distintas opiniones. De la discusión inmadura quedan dos personas lastimadas y ofendidas, aunque coincidan en sus opiniones".

El enojo, las injurias, los gritos, los desplantes manifiestan más la obstinación que la busca de la verdad, objetivo último de toda discusión bien entendida.

A veces el humor puede servir para bajar los decibeles del debate; aunque no faltan los que usan del humor para agredir muy finamente. Cuenta la historia que Montesquieu discutía con un hombre de estirpe noble pero fatuo. El noble, no encontrando ya argumentos, exageró: "Apuesto mi cabeza a que tengo razón". Montesquieu, sereno y sonriente, respondió: "La acepto en el acto. Los pequeños regalos mantienen la amistad"...

Me gusta la frase de Delicchio: "No vale la pena discutir con los necios. Su capacidad de resistencia para no entregarse al razonamiento es insuperable".






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