Por Redacción
Estoy sorprendido por la cantidad de "recetas mágicas para adelgazar" que aparecen en todos los medios. Y por la cantidad de gente que se engancha.
Menos mal que cada tanto algún médico logra publicar las advertencias mínimas para que la gente no se engañe. Uno de ellos fue el Dr. Osvaldo J. Brusco, quien, desde su condición de médico nutricionista, salió al cruce de uno de los tantos engaños, que prometía reducir 13 kilos en sólo 10 días. Reproduzco una parte de su reflexión:
"Un simple cálculo aritmético -para perder 1 kg de grasa corporal hay que generar un déficit de 7.500 calorías, y la necesidad diaria para mantener el peso ronda las 2.500- indica claramente que, aun cuando la dieta contenga cero caloría/día es imposible generar en tan corto plazo el déficit energético necesario para consumir 13 kg de grasa corporal. Por lo tanto, la mayor parte de ese rápido descenso de peso se debe a pérdida de agua -único componente que puede entrar o salir del cuerpo con tanta rapidez- y también a la pérdida de masa magra (músculos, etcétera).
Además, entre otros inconvenientes, se ha demostrado que los adelgazamientos ultrarrápidos exponen a la formación de trombos vasculares por aumento de la masa de plaquetas de la sangre.
Cabe preguntarse también si es lógico perder en forma rápida el peso que se ganó de manera lenta y gradual. Somos muchos los que pensamos que el aumento de peso es, en última instancia, el resultado final de un 'estilo de vida' conformada a través del tiempo, que incluye no sólo el “ingreso” (comidas y bebidas) sino también el “gasto” calórico (actividad física). ¿Puede modificarse ese estilo de vida en tan poco tiempo y en un ámbito ajeno al que nos hizo engordar en la vida cotidiana, y es duradero ese cambio?
El verdadero éxito del tratamiento de la obesidad no debe medirse por “cuánto se adelgaza”, sino más bien por “cómo se adelgaza” (¿se modifican los hábitos?), y lo que es más importante, “por cuánto tiempo se mantiene” la pérdida del peso lograda con el tratamiento".
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