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Sociales Domingo 22 de Marzo de 2015

Abeille: belleza, síntesis y concepto

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Hugo Borgna

Por Hugo Borgna

Raúl Alberto Abeillé ha hecho conocer su libro “ronda”, de Ediciones Oblicuas en su “Colección Alejandría: poesía”, edición año 2015, de 63 páginas, donde habitan veintinueve profundas y muy personales poesías.

Es cierto que no hay ningún contenido poético que no sea reflejo directo de la intimidad del pensamiento y sensaciones íntimas de cada autor, pero en el caso de Raúl Alberto Abeillé, se ocupa también de establecer diferencias en lo formal: los versos comienzan siempre en minúscula, al igual que los títulos de cada poesía y asimismo, el propio nombre del libro expresado en la portada, intentando así poner en un mismo plano cada palabra, entendiendo que no debe prevalecer ninguna sobre las demás, ya que así están mejor asociadas para trasmitir un mensaje común, e invita a encontrar una sensación, un pensamiento que estén por encima de las disposiciones de la gramática y de la grafía.

Raúl Alberto Abeillé está diciendo que quiere que se considere a su texto como algo vivo, palpitante de concepto.

Dentro de lo que es poesía hay muchos modos de presentar la oración y la palabra. A veces es descriptiva, mostrando cada detalle que todos podemos ver, para que el color y la forma sean claramente identificables; otras, poniendo en relieve un sentimiento o una situación como eje de lo dicho.

Abeillé lleva al máximo exponente la sugerencia, insinúa permanentemente mediante figuras visuales y puntos de vista expresados en forma concreta; presenta de este modo la idea que está sugiriendo, aludiéndola mediante figuras aparentemente desconectadas entre sí y cerrándola al final de cada poesía.

Cuando quiere destacar el concepto, es claro en lo que pretende decir y ambiguo en el modo de expresarlo, utilizando un recurso poético riquísimo que hace cómplice al lector y le permite (y obliga) a cerrar la idea, aunque sin necesidad de que la comparta.

“Si los elefantes saltaran como leopardos / si les regalasen guitarras / eléctricas o desenchufadas /negras o azules /pintadas con banderas / que les escriban / “esta máquina mata fascistas” /... / si ellos fuesen el reno rojo / no podrían comprar regalos en un bazar /no entran / por las chimeneas”.

Paralelamente, aparece el sentimiento, un componente fundamental en la poética de Abeillé, como en “geometría del amor”.

“Apareciste / nos parecíamos /en la tarde gris apareciste / apareciste / nos miramos / me sonreíste /... / hablamos / hasta que el plato / quedó vacío de palabras /... / no / no podía durar mucho / las paralelas no se tocan / las paralelas nunca se unen.

La poesía (así lo entendió el antiguo y vigente Gustavo Adolfo Becquer) es inasible, hasta podría decirse que su búsqueda constituye también la poesía; ser romántico es buscar la compañía de lo que no podemos atrapar ni encerrar. Abeillé instala la sensación de poesía presente, intenta el camino de nunca nombrarla, hace de la alusión un arte (“hay un submarino que me espía / en tus ojos grises”) y trasciende así la importancia y el valor de la metáfora, al crear un mensaje propio y nuevo: el modo de expresar bella y cabalmente su manera poética de concebir la vida, que es al mismo tiempo la representación del modo de ser de todas las personas sensibles.

Nació en Santa Fe y ha publicado “El murmullo de la encina”, “39 poesías y Poemas diversos (rompa el vidrio en caso de emergencia”, habiendo obtenido con este último el primer premio en el certamen para poetas del litoral fluvial argentino.

Reside en Rafaela, camina sus calles y es seguro que alguna vez no ha observado con interés poético.

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