Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Región Martes 16 de Enero de 2024

Sensaciones y sentimientos

Leer mas ...

REDACCION

Por REDACCION

BESOS, DE PELÍCULA Y OTROS

Por Hugo Borgna
Cuando se inicia un texto sobre besos y su emocionante entorno, se tiene la tentación de escribir la letra de “Bésame mucho” y con eso quedarse conforme. El lector, con su imaginación a flor de mano y boca, entenderá cabalmente de qué se trata.
Pero no es suficiente. El beso tiene un sabor personal, inigualable. Nadie aceptará instrucciones al efecto, ni escuchará ni aceptará fórmulas de otros, reservándose el derecho de hacerlo como más le guste. Definir el prototipo perfecto como “de película” es ponerle límites, y en cuanto a este asunto no es bueno ni aconsejable. Para empezar, decir que el beso debe verse claramente no dejando dudas de su concreción, crea un nuevo problema sin posibilidad de negociación. Surgen la censura y el corte de la escena, como bien se muestra en “Cinema Paradiso”
Cada espectador, ansioso de ver lo que vendrá después del beso, hace su proyección personal olvidando que muchas veces hay guiones escritos para la escena. Es posible que solo digan “se dan un beso” o “se besan”, dejando que los actores resuelvan la cuestión de cómo hacerlo. Cuanto mucho, si se aclara “se besan apasionadamente”, crean la dificultad de entender cuál es el modo “apasionadamente”.
No es tan preciso besarse para una película: debe ser creíble y transmitir sin palabras la sensación del momento. Se cuenta que David Niven, actor inglés que en los años 50 seducía en la pantalla al personaje femenino (y también a las espectadoras en el cine), conversaba con su compañera de elenco antes de concretar el beso, disculpándose con ella si se excitaba haciéndolo, y también le pedía perdón para el eventual caso de que no se excitara en la concreción.
Hay que reconocer que una buena escena de beso necesita una dosis de coreografía. Contribuye a la verosimilitud a transmitir, aunque eso de alguna manera de una imagen de “amor sólo actuado” servido en pantalla grande. Muchas veces los actores dicen que en esas situaciones se enfría el beso por tantas cuestiones técnicas complementarias. Quien opinó también fue Antonio Gasalla, cuando por televisión -haciendo el personaje de Mamá Cora- le preguntaba a los “entrevistados” “¿ustedes, cuando se dan esos besos larguísimos, no se calientan?”
Otro aspecto de los besos es el caso de la película “Víctor, Victoria”, pero allí la cuestión argumental pasa tangencialmente por las escenas específicas, mientras el problema principal de la historia es otro. Por más que se ejemplifique allí con un tipo específico de beso, no constituye el nudo dramático.
Otra cuestión en cuanto al cine y los romances. Muchas veces el público, ávido de conocer situaciones de amor, juega con la idea de que actor y actriz se enamoren en la realidad.
Pero no. Tampoco.
Esa historia, se convierta en hechos reales o no, se desarrolla con mucha más intensidad en las revistas del espectáculo o programas de televisión especialistas.
No se puede concluir este sentido análisis de situación sin mencionar los romances en las salas de cine entre parejas previamente citadas que, deseosas de protagonizar su tan romántica historia, practicaban (o aún practican) escenas de besos desde la platea olvidados de la película, la pantalla y el mundo.
A todos unía (o une) el sentimiento motivador, aportando al triunfo del amor con su propia escena sentimental, sin necesitar que la justifique una historia o argumento muy elaborado. Tampoco se depende de una buena iluminación (y mejor si hay poca) preservándose así intacta la estética de los sentimientos, dentro o fuera de la pantalla.

Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso