Por Redacción
RAMONA. - La comunidad toda está celebrando las primeras tres décadas del Museo, organismo que fue inaugurado en 1994 para los festejos centrales del centenario de localidad.
Para cristalizarlo hubo una intensa actividad de búsqueda, registro y ordenamiento del valioso y numeroso material disponible que las familias de Ramona ofrecieron para su conformación.
Un edificio histórico
El edificio que lo alberga data de 1896. Está estrechamente vinculado a los orígenes de Ramona y es un lugar emblemático y de bella construcción. Fue residencia familiar de Alfonso Lefevre, administrador de estas tierras y apoderado de Ernesto Tornquist, quien luego lo destinó para oficinas. Allí condujo sus actividades comerciales vinculadas con la venta de las tierras y los cereales y también se llevaron a cabo las reuniones de la primera Comisión de Fomento presidida por Alfonso Lefevre, dado que la Comuna no tenía edificio propio.
Con el pasar del tiempo se convirtió en hospedaje, adoptando el nombre de “Hotel Savoia”, propiedad de la familia Cavallo. En 1938 fue residencia y consultorio médico del Dr. Eugenio Vijande, contando con quirófano y sala de parto. Luego fue habitado con distintos fines, principalmente como vivienda familiar y hasta terminó instalándose una panadería con su correspondiente horno en la construcción. En 1993 la Comuna adquirió la titularidad registral del inmueble y, en 2012, fue declarado Monumento Histórico y Arquitectónico Comunal, fijándose como destino invariable el de Museo. Está inscripto en el Registro de Museos del Ministerio de Cultura de la Provincia de Santa Fe desde el año 2013.
El avance de su construcción
En sus orígenes, su estado edilicio era sumamente precario y solo se habilitaron las salas más amplias en las que se dispuso el acervo material con el que contaba.
Desde 2007, el edificio es administrado por Turismo Rural Ramona, organización que desplegó una ardua tarea de ordenamiento interno y selección de piezas, organizando su exposición en salas temáticas.
Progresivamente, se fueron incorporando nuevos espacios que diversificaron su contenido. Esas ampliaciones, como su mantenimiento externo han requerido de la afectación de fondos que, cada una de las gestiones de gobierno local han asumido, entendiendo la trascendencia de su buen estado de conservación.
El material exhibido
La mayor parte de sus componentes han sido cedido de manera desinteresadas por las familias, considerando la importancia para la restauración de parte de su historia. Otros, por sus características, fueron cedidos en carácter de comodato, renovándose periódicamente.
Salas
Está organizado en diez salas temáticas de exposición que reflejan costumbres, acciones, recursos y otras particularidades del pasado local y regional. Las salas son: Orígenes, Deporte, Religión, Cultura, de la Mujer, Comunicaciones, Cocina del inmigrante, Pabellón de los Carruajes y, las más recientes, Sala Lefevre y Fonda Doña Ramona.
En el sector del patio externo se encuentran el “Parque de la Maquinaria Agrícola”, que evoca la evolución del pasado laborioso de la zona rural, exponiéndose las herramientas que utilizaron los pioneros de esta comunidad y el “Paseo del Vagón”, que rescata la tradición ferroviaria de las primeras comunidades.
La valoración ramonense
La gente de la comunidad siente un cariño especial porque el Museo contiene objetos, elementos y vestimenta de muchas familias de la localidad. Además, los visitantes se emocionan, recuerdan vivencias propias y disfrutan de anécdotas del pasado.
En todo el Museo puede sentirse que cada máquina, cada herramienta, cada fotografía, cada elemento, constituyen auténticos testigos de quienes forjaron con tesón a nuestro querido pueblo. Son las reminiscencias del trabajo, del sudor, de las lágrimas, de los logros y expectativas, que se respiran en cada rincón donde se colocó un objeto. Cada uno de ellos, más allá de los años, conserva la juventud de haber sido protagonista y presencia viva en la actividad de nuestra población.
Atracción para la juventud
Los jóvenes se acercan con interés a ver cada espacio, según sus gustos; por ejemplo, quienes disfrutan del deporte motor o la cámara subterránea y los pasadizos secretos que se encuentran de la Sala Lefevre.
Ese atractivo de las nuevas generaciones es estimulado de manera permanente con actividades especialmente concebidas, junto a los establecimientos educativos, agrupaciones religiosas y deportivas, atendiendo de manera particular a sus intereses.
Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.