Las nuevas generaciones adoptan la tecnología desde temprana edad, son identificadas como nativos digitales ya que prácticamente “nacen sabiendo” utilizar dispositivos móviles. Muchos se refugian en este mundo para liberarse del aburrimiento buscando continuamente estímulos rápidos y gratificantes, lo que afecta su capacidad para disfrutar actividades que requieren de un esfuerzo más sostenido y menos inmediato.
Numerosos estudios revelan, con notable consistencia, que el uso intensivo de la pantalla tiene un impacto negativo en el desarrollo cognitivo de los adolescentes y niños además de incitar el aislamiento con los demás al influir en la capacidad de relacionamiento, sumado a otro tipo de incapacidades. Este estilo de vida ha generado un aumento de problemas en la salud como ansiedad y depresión impactando de forma directa el autoestima.
Del mismo modo, la Academia Americana de Oftalmología (AAO) advierte sobre posibles consecuencias que puede originar la cantidad de tiempo frente a las pantallas para la salud visual como la miopía, la perturbación en el sueño y el cansancio ocular digital. Estos síntomas pueden incluir ojo seco, purito ocular, visión borrosa y dolor de cabeza.
Es necesario focalizarse en la niñez temprana ya que es cuando se establecen costumbres relacionados para la vida futura. Este momento es un período de enorme plasticidad cerebral, en donde por medio de las experiencias se ejercen profundas influencias sobre el desarrollo social, cognitivo y emocional en el cual son establecidas rutinas relacionadas con la salud como comer, dormir y realizar actividades físicas.
Para revertir este hábito, es esencial que los adultos tomen medidas concretas para fomentar más tiempo al aire libre incorporando visitas regulares a parques, jardines y áreas naturales, siendo crucial para su bienestar integral. Es primordial generar oportunidades para que los niños disfruten de espacios abiertos dejando que ellos puedan jugar y explorar por sí mismos, debido que hoy en día, muchos pasan la mayor parte de su tiempo en el interior de su casa, en la escuela o en actividades extraescolares.
Las infancias que pasan más tiempo al aire libre demuestran mejoras significativas en la concentración. Además, el contacto con la naturaleza reduce los niveles de cortisol, una hormona relacionada con el estrés y, a su vez, fomenta un estilo de vida más activo.
El Dr. Alberto Davidovich, Director Médico de Grupo Emerger, mencionó que “es necesario procurar entornos libres de pantallas digitales para contribuir con el desarrollo físico, mental y emocional de los niños. En cuanto al consumo de la tecnología, es fundamental que su empleo sea bajo la compañía de un adulto estableciendo límites claros como tiempos de uso y espacios, asegurando un equilibrio con otras actividades”.
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