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Notas de Opinión Sábado 18 de Noviembre de 2023

De aquel Alfonsín-Luder a este Massa-Milei

Tensa calma en la previa del balotaje.

REDACCION

Por REDACCION

Por Darío H. Schueri 

Desde Santa Fe. - Este domingo los que vayamos a las urnas para elegir al futuro Presidente de la Nación entre Sergio Massa y Javier Milei estaremos traspasando la mágica puerta del tiempo para meternos en los 40 años de historia democrática reinaugurada en 1983, y por lo visto para siempre a pesar de (mal) intencionados presagios vertidos en esta como nunca afiebrada campaña electoral. Nada podría ocurrir que, llegado el caso, no disparase inmediatamente los mecanismos constitucionales para salvaguardarlo. No pasó en el 2001, menos ahora.
Es cierto que para el 34% de la población que el pasado 22 de octubre votó por Patricia Bullrich, Juan Schiaretti y Myriam Bregman resulte cuanto menos emocionalmente complejo (a lo mejor para los votantes de Myriam Bregman no tanto) tener que elegir en balotaje entre Sergio Massa y Javier Milei; de allí que estén cavilando votar en blanco o lisa y llanamente no hacerlo, aunque sepan que indirectamente estén favoreciendo, por definición, al candidato que llega al balotaje con mayor porcentaje de votos válidos positivos, en este caso Sergio Massa.
Resulta que un lado y del otro del campo de batalla en que se transformó esta cruenta campaña electoral, se ocuparon con esmero y fervor patriótico en manipular psicológicamente a la sociedad con inusual capacidad de perversidad, para hacerla sentir culpable de estar eligiendo entre un psicópata y un mitómano. Como suele ironizar el analista político Jorge Giaccobe: “entre Drácula y el Hombre Lobo”.

LA PESCA EN LA PECERA
Javier Milei desde siempre representó, junto con Patricia Bullrich, el cambio al actual modelo de gestión del kirchnerismo que lleva 20 años gobernando el país con todo lo bueno y lo mano que la sociedad les conoce; aunque en el caso del libertario lo hizo de manera radicalizada, casi neuróticamente exacerbado con posturas peligrosamente extremas (que ahora morigeró por imperio de las circunstancias y Mauricio Macri), pero que no obstante – o como consecuencia de ello - lo llevó el 22 de octubre a encantar al 30% de la población –una enormidad para alguien que debuta en política – relegando al tercer lugar a la candidata de Juntos por el Cambio Patricia Bullrich, que venía de ganarle la interna a Horacio Rodríguez Larreta por sus posturas más corajudas a la hora de enfrentar al kirchnerismo.
Conforme con esta descripción “emotivamente política” del 24% obtenido por Bullrich, se podría colegir que casi la mayoría de sus votos podrían cruzar perfectamente hacia el candidato libertario para engordar aquel 30%, toda vez que se presume que se trata de intencionalidades que optaron por el cambio, quizás menos estridente de lo que plantea Milei, pero cambio al fin del “modelo kirchnerista”.
Sergio Massa llegará a las escuelas este domingo con 37 puntos porcentuales (redondeando para arriba en todos los ejemplos) aportados por el peronismo y demás beneficiarios de sus “políticas de gobierno”, que también todo el mundo conoce.
Si de afinidades ideológicas se trata (en contra de Milei) al candidato oficialista Massa los 3 puntos porcentuales obtenidos por Myriam Bregman se podrían adosar perfectamente.
Ahora bien, ¿qué pasaría con los 7 puntos del “gringo” Schiaretti?. Ahí es donde podría darse la mayor proporción de votos en blanco o ausentes, habida cuenta que el candidato cordobés representó el voto “yo no fui”, casi rayano en lo moralmente auto exculpatorio, y que ahora definitivamente no quiere comprometerse con los dos extremos en pugna.
De todos modos, inferimos que el voto a Schiaretti fue en gran medida también dirigido al “cambio del modelo kirchnerista”, y si Sergio Massa no lograre convencer a ese electorado que él también lo representa, Javier Milei podría colectar una gran parte del mismo.
En una elección donde se juega el destino del país, las matemáticas suelen sucumbir ante la conciencia social y los cambios de actitudes.
Más le valdría ello a Sergio Massa, porque si alguien hiciera cuentas con lo que acabamos de escribir, podría estar en serios problemas el domingo.



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