Saltar menú de navegación Teclas de acceso rápido
Notas de Opinión Viernes 1 de Diciembre de 2023

Centinela de un Libertador

Leer mas ...

REDACCION

Por REDACCION

Por Marcos Javier Delfabro

"La democracia es la libertad constituida en gobierno, pues el verdadero gobierno no es más ni menos que la libertad organizada". Juan Bautista Alberdi (1810 - 1884).
El pasado domingo 19 fui fiscal de mesa, velando para que los 273 votos que custodiaba alumbraran su convicción desde la oscuridad de una urna. Vergüenza despertó en mí la idea de que nuestro sistema republicano y representativo me requiriera como "guardián del voto", como si la sola expresión soberana no fuera la suficiente garantía de una democracia incuestionable e intocable. El Juan Cabral que ante un pretendido sucumbir del bayo estado de derecho debía proteger a su jinete: el Libertador.
Soberbia comparación la mía que sin embargo cobra sentido si se reviviera lo que mis fibras enfrentaron al caer cada voto de esa simple caja de cartón, de ese arca que separaba la tempestad de la posible salvación. Y los sobres se fueron abriendo y algunos de manera más simple contaban sus historias y otros pegados renegaban ser develadas. Las manos que optaron por los azules me inquirían casi como una afrenta: "tengo miedo de perder lo que de hecho no tengo", "hipnótico es mi presente como para arriesgar", "dudo que alguien pueda con la segura inseguridad". De verdad que me desgarraba el alma pensar "¿Cómo no advertir que si duele es fuego que quema y no abrigo que cobija?".
Sin embargo, este heroico velaba también por tan honorable derecho a la libre elección, y de ahí lo maravilloso de nuestro sistema al que hay que proteger un domingo cada tantos y para que existan todos los otros cuando sí poder descansar.
Ese 19 de noviembre el Santoral local recordó a dos hermanos, San Crispín y Crispiano, elíptica comparación con los contendientes de las papeletas sobre los que el Emperador Diocleciano, o el Soberano Pueblo en nuestro caso, decidió sus destinos. En el calendario histórico del Siglo III ambos futuros Santos perdieron sus cabezas; en el actual sin dudas fueron ellos (nada hermanos y tal vez nada santos) quienes nos hicieron perder la nuestra, sino por las carroñeras armas de una desigual contienda, por lo eterno de la agonizante gesta.
Demasiadas aves negras. Demasiadas atroces voces de novela. Demasiada dilapidación de lo ajeno en post de esquivos éxitos de Ali Babá y sus cuarenta… y sus cientos de ladrones.
Por cada rostro pincelado en papeletas azules, dos aparecían teñidas de violeta y el aire volvía a mis pulmones, no por estar embebido de fanatismos o banderas propias de sobrexpectativas y fundado hartazgo, sino por la calma reflexiva que me inspiraba la Esperanza, aquella que alimenta la prosa rescatada por un felino parlante: "no hay noche que no haya sido derrotada por el amanecer". Y claro, también insuflaba mis convicciones, mis principios y los de tantos que admiro y por los que decidí abrazar las mentadas ideas de la libertad. El Soldado Heroico esa tarde hizo su trabajo y le cuidó las espaldas al Santo de la Espada o en una irrespetuosa hipérbole "Santo del filo blandido para recortar del Estado toda su desangrante heredad". Y eso me hizo sentir una serena tranquilidad.
La valentía y las verdades absolutas no son huellas de mi pasar, pero sí la seguridad fundamentada sobre lo que es bueno frente aquello que bajo mi mirada no lo es. Así me envalentono al confirmar que es preferible un salto al vacío con la posibilidad de volar que la certeza de saberse en el fango de donde no poder escapar. Sin dudas opto por el aire y el posible aletear para remontar, que por el ahogo cierto de un ya infructuoso intento de respirar bajo la ciénaga de nuestra realidad. Tengo el convencimiento de que el domingo 19 un país casi monocromático miró al cielo buscando una celestial oportunidad salvadora, que lo separara de las profundidades de aquel séptimo infierno que el Dante, magistral y lacerantemente, supo pincelar. El tiempo dirá si fueron las fuerzas del cielo o simples espejos de fuerte brillar. Pero será sólo después de despuntar el alba cuando lo confirmaremos, porque de eso se trata la Esperanza: el buen confiar. Prefiero pecar de ingenuidad antes que de hipocresía y falsedad.
Ahora este centinela deja paso a su general. Sólo pido que desde el entierro esta asfixiada sociedad, acostumbrada a ser arrinconada por perros hambrientos que saben mucho de ladrar y mordisquear, se convenza que de cordero nada tiene y que por tanto no cuenta con lanas que cubran sus heridas sin cicatrizar, sino que esconde garras que despiertan y rugen, con las que salir a la defensa de la merecida, necesaria e invalorable Libertad.
Al fin de cuentas sólo volando se es libre y sólo atreviéndose a creer los sueños se transforman en realidad.
"Recordemos a nuestro pueblo que la patria no es el suelo. Tenemos suelo hace tres siglos, y sólo tenemos patria desde 1810. La patria es la libertad, es el orden, la riqueza, la civilización organizados en el suelo nativo, bajo su enseña y en su nombre". Juan Bautista Alberdi (1810 - 1884).
El domingo 19 fui fiscal de mesa, un simple centinela que se niega a claudicar.

Seguí a Diario La Opinión de Rafaela en google newa

Los comentarios de este artículo se encuentran deshabilitados.

Te puede interesar

Teclas de acceso