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Nacionales Sábado 9 de Septiembre de 2023

La experiencia de mis dos abuelos en el campo: ¿ser honesto o evasor?

Los caminos de la vida me fueron llevando a seguir el ejemplo del abuelo Miguel, pero hoy estoy entrando en situación de duda e incertidumbre.

REDACCION

Por REDACCION

Por Javier Lazzari*

¿Ser honesto o evasor? Espero en este escrito poder explicar lo que siento, desde hace unos años, y que cada día que sumo a mi vida acrecienta mi preocupación, y me aleja de la posibilidad de ver brillar mi Argentina en el mundo.
Soy productor agropecuario por herencia, hijo y nieto de agricultores. Viví siempre en el campo y desde muy chico tuve la suerte de que mis padres y abuelos me inculcaran el valor de la palabra, la honestidad, el respeto y la cultura del trabajo.
A más de 20 años de sus partidas, recuerdo a mis abuelos prolijos, ordenados, respetuosos, con muchas cualidades similares, pero que diferían en algo que jamás podré olvidar. Para el abuelo Miguel atrasarse en el pago de una tasa o impuesto era un pecado imperdonable, era como traicionar a su patria y jamás pagaba un impuesto el día de su vencimiento, siempre se anticipaba a hacerlo
El abuelo Gualberto, por el contrario, fanático de las moratorias, sostenía que para poder progresar, había que evadir y así poder generar buenos resultados. Sabía decir: "Cuando nos apreten veremos".
Los caminos de la vida me fueron llevando a seguir el ejemplo del abuelo Miguel, pero hoy estoy entrando en situación de duda, incertidumbre, analizando la realidad y preguntándome: "¿Cómo seguimos?"
Caminando por las calles de mi pueblo y ciudades vecinas, donde muchos nos conocemos entre sí, veo que el modelo del abuelo Miguel, está fracasando. Por el contrario, el modelo del abuelo Gualberto se desarrolla cada día más. Pareciera que al que más evade, mejor le va.
En pocos metros, comercios del mismo rubro, el que evade crece y el gran contribuyente cierra sus persianas. Al mismo tiempo, lógicamente, al Estado se le cae la recaudación, entonces se aplican nuevos impuestos y se incrementan alícuotas de los ya existentes.
Cuando crecía la economía mundial, en la de Argentina parecía que el oxígeno nunca se acabaría. Pero cuando la economía se estanca, comienza la agonía.
Pregunto a toda la clase política, a los que estuvieron, a los que están y a los que vendrán:
-¿A ninguno de ustedes se les ocurrió pensar hasta cuándo comeremos huevos si seguimos matando a las gallinas?
-¿Algún día, premiaremos al que paga y castigaremos al que evade?
-¿Son ustedes conscientes de lo que hacemos?¿Esto es una pesadilla o es una realidad?¿Y si bajamos la carga impositiva y pagamos todos?
-¿O tengo que convencerme que el abuelo Gualberto, 30 años atrás tenía razón?
Mi abuelo Gualberto nunca me lo dijo, pero probablemente ya tenía claro que cuando la presión fiscal fuera tanta y la evasión excesiva, surgirían los derechos de exportación, o el impuesto a las ganancias de los salarios, o el desdoblamiento cambiario, para que de una manera muy fácil de recaudar, todo el pueblo que trabaja, alimente un estado corrupto e ineficiente.
A mis colegas les digo que no se equivoquen. Los derechos de exportación no los pagan solamente los productores agropecuarios. Los paga todo el pueblo argentino que trabaja. El resultado de los ingresos totales de una producción agropecuaria, menos los costos de producción, menos las tasas e impuestos, es igual al flujo de fondos que queda disponible para que circule en la actividad comercial de nuestros pueblos. Pobre el que piensa que las retenciones las pagamos solamente los productores.
Conozco muchos funcionarios públicos (no todos) que en sus actividades privadas evaden alevosamente. ¿Dónde está el ejemplo que deberían dar?
Ojalá haya muchas actividades comerciales que puedan demostrarme que pagan el 100% de sus obligaciones y logran obtener excelentes resultados. Estoy dispuesto a reconocer y decir que quienes las conducen, son realmente genios.
Si alguien cree que estoy equivocado, estoy dispuesto a escucharlo y dialogar con respeto.

(*) Productor agropecuario de Conesa, entre San Nicolás y Pergamino. Fuente Agrofy News

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