Por REDACCION
El debate por la Boleta Única de papel aterrizó en la Cámara de Diputados de la mano de la oposición y levantó polvareda, ya que acérrimos defensores de la iniciativa, legisladores de Juntos por el Cambio chocaron con la negativa del oficialismo, que defiende el sistema de boletas tradicionales partidarias y rechazaron un cambio de reglas para 2023.
En el Frente de Todos aducen hasta el momento no han habido indicios serios de fraude electoral en comicios nacionales, que las denuncias han sido aisladas y nunca probadas, por lo que el sistema ha dado muestras suficientes de buen funcionamiento.
También argumentan que el mecanismo de fiscalización partidaria asegura mejores condiciones de control y seguridad. También anotan en la columna de las ventajas que el instrumento de la boletas tradicional fortalece el sistema de partidos políticos, que la Constitución reconoce como pilares de la vida democrática.
La boleta única, sin embargo, ya se utiliza en cinco de los 24 distritos del país, y es el sistema de votación que aplica la mayoría de los países de América Latina y el mundo.
Se trata de una sola planilla que condensa toda la oferta electoral para cada una de las categorías que entran en juego en un acto eleccionario determinado.
El elector entra al cuarto oscuro con la planilla que le entregan en mano las autoridades de mesa y marca con un lápiz o lapicera los casilleros de su preferencia para cada una de las categorías.
¿Cuáles son las razones que dan crédito a quienes defienden este mecanismo? La lista es larga. Repasemos...
En primer lugar, elimina la necesidad de los distintos partidos políticos de reponer boletas, por la única razón de que con este sistema no hay papeletas en el cuarto oscuro. La boleta única la recibe el votante antes de entrar al cuarto oscuro. Se suprime así el problema de la rotura o robo de boletas, así como el fenómeno de las "boletas truchas".
Los cuartos oscuros podrían ser mucho más chicos, o directamente desarrollarse en boxes de votación. En un aula podrían haber varias mesas de votación y no solo una como ocurre con el sistema vigente en elecciones nacionales.
Por otro lado, se reduce significativamente el operativo de fiscalización de los partidos políticos, equilibrando las condiciones entre los partidos grandes y los más chicos. A diferencia de los primeros, los partidos chicos no tienen el "aparato" para fiscalizar los comicios en cada mesa de votación de cada escuela donde se realiza la votación.
Otra ventaja: la impresión de la Boleta Única, a su vez, queda a cargo exclusivamente del Estado, por lo que le quita el financiamiento que los partidos políticos obtienen en las elecciones que se realizan con la boleta tradicional.
Esto reduce el margen de discrecionalidad en el uso de los fondos que reciben del Estado nacional para las campañas.
También el mecanismo repercute positivamente en el huella ecológica, ahorrando litros y litros de tinta y papel.
La Boleta Única, en tanto, agiliza el proceso de recuento de votos, con la posibilidad de implementar sistemas de escaneo para leer rápidamente la información electoral y de esa forma tener escrutinios mucho más expeditivos, evitando tener que esperar hasta altas horas de la noche para conocer el resultado.
Por último, mientras que la boleta tradicional partidaria desalienta el llamado "corte de boleta" (si bien claramente no lo anula) el sistema de Boleta Única le simplifica al elector el trámite para realizar votos cruzados, eligiendo a candidatos de distinto signo para cada categoría.
LAS OBJECIONES
Entre los objeciones sobresale la crítica por el ocultamiento en la cantidad de candidatos que mostrarían las listas de diputados nacionales en provincias como la de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza.
Para citar un caso, en la provincia de Buenos Aires se eligen 35 diputados nacionales cada dos años y en el proyecto de Juntos por el Cambio que está en debate se habla de incluir a solamente los primeros cinco nombres de la lista.
También el diseño gráfico elegido para componer la papeleta es un aspecto sensible, que si no se calibra bien puede generar desequilibrios y asimetrías. Por ejemplo, el tamaño de la tipografía, ya que si por ejemplo se eligiera un tamaño más chico para poder abarcar a toda la oferta electoral, entonces produciría inconvenientes para personas mayores o con disminución visual.
Algunos detractores de la Boleta Única advierten además también sobre el orden de aparición de las coaliciones electorales en la Boleta Única, que se determina por sorteo, puede sesgar la votación. En este sentido, señalan que los partidos aparezcan en los primeros lugares podrían acaparar más votos que quienes figuren en el medio o en el final.
El debate está abierto y la polémica promete estar presente hasta el último segundo en que el tema esté en la agenda de los legisladores. (NA)
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