Por REDACCION
Si bien está claro que en medio de una situación económica como la que golpea al país y con un panorama por delante que no es de los más alentadores, a nadie en el ambiente político se le cruza por la cabeza salir a hablar públicamente sobre pre-candidaturas, candidaturas, frentes o alianzas para el 2023, porque sería contraproducente.
De todas maneras, lo cierto y concreto es que la maquinaria electoral nunca descansa, ya comenzó a funcionar y no solamente para dentro de cada espacio sino que también se advierten guiños y tanteos con otras fuerzas para llegar con chances, primero, a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y, luego, a las Generales.
El encuentro de Comisiones venía muy tranquilo, en la mañana del pasado lunes, hasta que el debate para ordenar los turnos en que cada edil propondrá, de aquí en adelante, el nombre para una callea de la ciudad, dejó relegado al concejal Lisandro Mársico y ante una broma de sus pares oficialistas les dijo, con picardía: “¡Ojo!, que si llegamos a ir juntos con Viotti, el año que viene alguno (en referencia a los peronistas que terminan su mandato) no van poder nombrar una calle”.
Enseguida hubo risas nerviosas, miradas cómplices, por un lado, caras de sorpresas, y el comentario quedó flotando en el aire y muchos empezaron a imaginar anticipadamente escenarios electorales para el 2023.
Es cierto que las estadísticas no se pueden transpolar directamente a la política porque los fenómenos sociales y su traducción a lo electoral no es automática, exacta, ni nada que se le parezca, pero una mirada al desempeño que ambos políticos y su partidos vienen teniendo en la últimas compulsas electorales habla de que podrían potenciarse y pelear con muchas chances el control del Ejecutivo de la ciudad al partido que cumplirá 32 años en el poder en 2023.
No caben dudas que todavía debe pasar mucha agua debajo del puente, pero hay señales que a nivel provincial, y, en ese sentido, la oposición pretende el armado de un “frente de frentes” que nuclee a todos espacios no Justicialistas para disputarle la Casa Gris y lo mismo, seguramente, se intentará en cada distrito y localidad donde se quiera desalojar al PJ.
Sin ir más lejos, el mismo Leonardo Viotti expresó en estos días, luego del cónclave que el sector del radicalismo que se referencia a nivel provincial en Mario Barletta, mantuvo en Reconquista, que existe plena convicción en la dirigencia de que se deben hacer todos los esfuerzos para evitar un escenario de tercios para ganar Provincia.
En ese marco, lo de Mársico puede interpretarse como un indicio de hacia dónde apunta el espectro opositor de la ciudad y aunque los actores niegan que haya algún tipo de conversación, los que saben mirar bajo el agua en política, intuyen que algunos pasos en ese sentido ya se pueden haber dado.
Más allá de las expectativas favorables que despierta una “alianza” de este tipo, a la hora de las “charlas”, y el toma y daca que eso conlleva, siempre aparecen apetencias que no son fáciles de satisfacer y consensuar.
Vale recordar que algún tiempo atrás, el propio edil del PDP, que está adscripto al Frente Progresista Cívico y Social, afirmó; “si en la próxima elección no soy candidato a Intendente tal vez me vaya a mi casa” y en ese contexto también se puede imaginar que una interna dentro de Juntos por el Cambio o como se termine llamando el frente, si es que se acuerda, sería muy posible para dirimir las diferencias.
Mársico, y su partido, ha demostrado tener un interesante caudal de votos propios que pueden ser muy necesarios para que Viotti acceda al Sillón de Giménez, y seguramente la democracia progresista hará cotizar en bolsa esos sufragios.
Igualmente, se sabe que en los militantes del partido fundado por Lisandro de la Torre hay inquietud porque van dos elecciones (2017 y 2019) que no sienten el orgullo de ofrecerle a los rafaelinos una propuesta y un candidato para comandar los destinos de la ciudad.
Tampoco habría que descartar que en el acuerdo del “frente amplio”, Mársico sea candidato a la Senaduría Departamental, un cargo que mira con ganas y al que podría llegar si la elección en Rafaela es importante en función del peso que tiene en Castellanos el volumen de votos de esta ciudad.
Un dato que no se debe perder de vista es que el PRO puro también tiene intenciones de ir por la Intendencia confiados en que una nueva ola amarilla, algo que no habría que descartar si la imagen del gobierno nacional se sigue deteriorando, vuelva a agitar las aguas electorales y se pueda sacar beneficio de ese viento de cola.
Por ahora, son simples conjeturas y solo una pequeña muestra de la “rosca”, bien entendida, por supuesto, que sobrevendrá en poco tiempo más porque al fin y al cabo, si se respeta el calendario electoral que regía antes de que la pandemia lo altere todo, sobre el final de febrero del próximo año, se deberán presentar las listas de precandidatos para las PASO, que se tendrían que celebrar antes que termine abril. Y en política, se sabe, el tiempo pasa volando y el que se duerme se lo lleva la corriente.
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