Por Mauro Gentinetti
Desde hace unos días, un gesto solidario en el Hospital "Dr. Jaime Ferré" se combina con una práctica experimental que apuesta a favorecer el desarrollo de bebés prematuros internados en la sala de Neonatología.
Se trata de "pulpitos" tejidos por un grupo de voluntarias, que son colocados en las incubadoras del servicio y que permanecen junto a los bebés durante todo su período de internación, para luego quedar en sus manos cuando son dados de alta.
La iniciativa no es nueva ni nace en Rafaela. Pero ha logrado despertar el interés de un grupo de mujeres, que a través de la página de Facebook "Pulpitos del Jaime" se fueron sumando de manera anónima.
Aseguran que la idea nació en Dinamarca y ha logrado instalarse en varios hospitales españoles. Dicen que los tentáculos asemejan al cordón umbilical y que su presencia en la incubadora permiten que los bebés prematuros, al tocarlos, se tranquilicen. Además de estimularlos, los tentáculos tienen también una función práctica: evitan que los bebés agarren a las sondas. Es por eso que las distintas experiencias obtenidas en distintas partes del mundo han logrado efectos positivos en los neonatos.
En Rafaela, la convocatoria surgió a través del servicio de Neonatología del Hospital "Dr. Jaime Ferré" y del Voluntariado de Rafaela, que brinda los materiales y la capacitación. En el mes de marzo comenzaron a difundir la búsqueda de tejedoras solidarias.
Hace unos días, se pudieron ver imágenes de los primeros pulpitos terminados y luego se llevó a cabo la primera entrega en la Neo local. "Cosas maravillosas con gente maravillosa ocurren aquí cerca nuestro", publicaron en la página de Facebook al retratar ese momento. Y anunciaron que las voluntarias siguen tejiendo.
Cabe recordar que el servicio de Neonatología del Hospital "Dr. Jaime Ferré" atiende entre 20 y 25 bebés prematuros por mes. En total, fueron más de 300 durante el año 2016. El 60% de las madres, no es de Rafaela, sino que provienen de localidades de los departamentos Castellanos, San Cristóbal, 9 de Julio, y también de provincias vecinas. Actualmente el servicio cuenta con cinco incubadoras, dos servocunas y cuatro cunas.
EN NUESTRO PAIS
Los pulpos argentinos ya han empezado a caer en manos de bebés prematuros internados en distintos lugares, como el servicio de Neonatología del hospital Saporiti de Mendoza. En Concordia, existe un grupo de voluntarios trabajando por el tema. En Río Gallegos, el área de Neonatología del Hospital Regional viene impulsando la campaña solidaria denominada “Abrazos de pulpitos”. También el Hospital 4 de Junio de Roque Sáenz Peña, Chaco, ha organizado una capacitación de voluntarios, mientras que en Corrientes los muñecos son donados al Hospital Maternal Vidal.
En general, los criterios aceptados para la construcción del pulpo señalan la necesidad de contar con un hilo 100% algodón premium (hipoalergénico, que no tiña ni haga pelotitas, no se deshilache), incluidos los ojos y cualquier complemento. En cuanto a las medidas, la cabeza debe medir de 6 a 9 cm y los tentáculos no pueden sobrepasar los 22 cm estirados y los 16 en reposo para evitar cualquier peligro de asfixia. El relleno también tiene que ser de fibra hipoalergénica.
La práctica tiene en su base uno de los preceptos básicos para el tratamiento de prematuros: ofrecer condiciones lo más parecidas posible a las que el bebé tenía dentro del útero. Los especialistas lo llaman "método madre canguro".
Las ecografías hechas durante el embarazo muestran que son muchas las ocasiones en que los bebés se topan con el cordón umbilical, lo tocan e incluso lo sujetan entre sus dedos. Al nacer prematuros deben despedirse de su cordón antes de tiempo. Ante ello, los tentáculos del pulpo pueden ser un nuevo cordón al que aferrarse.
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