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Locales Viernes 26 de Julio de 2024

René Gagliesi, un referente de la mecánica que mantiene viva su pasión por el oficio

Mecánico desde los 22 años, en noviembre cumplirá 90, pero sigue firme al pie del cañón, en su histórico taller de bulevar Santa Fe 1251. Hoy, en este día tan especial para el gremio, el protagonista es René Gagliesi.

DISTINCIÓN. Entregada por el senador Alcides Calvo.
DISTINCIÓN. Entregada por el senador Alcides Calvo.
DISTINCIÓN. Entregada por el senador Alcides Calvo. Crédito: FOTO LA OPINIÓN Foto 1 de 2
RENÉ GAGLIESI. En su histórico taller de Bv. Santa Fe.
RENÉ GAGLIESI. En su histórico taller de Bv. Santa Fe. Crédito: FOTO LA OPINIÓN Foto 2 de 2

Por Víctor Hugo Fux

Se lo puede ver en el mismo taller de bulevar Santa Fe al 1200 como desde hace tantísimos años. Próximo a cumplir los 90, que los festejará el 8 de noviembre, René Gagliesi sigue trabajando "a mi ritmo y como me da el cuero", reconoce cuando el diálogo transcurre en la informalidad, entre anécdotas y recuerdos.

"Aprendí el oficio siendo un jovencito y siempre le estaré agradecido a Eduardo Biederbost, por haberme transmitido sus enseñanzas; hoy, no tengo dudas que todo el camino recorrido valió la pena", agrega con un tono de nostalgia.

René menciona con insistencia y total naturalidad el verbo agradecer, porque entiende que "uno en la vida debe tener ese comportamiento cuando se refiere, puntualmente, a quienes en diferentes momentos, lo estuvieron acompañando en sus proyectos, por más humildes que pudieran ser".

Durante el pasado mes de abril, su trayectoria fue reconocida por la Cámara de Senadores de la Provincia y cuando se plantea ese tema vuelve a la carga con un concepto que se reiteraría a lo largo de la conversación.

"Alcides Calvo, siempre lo digo, fue un colaborador incondicional en cada oportunidad que lo hablé para hacer realidad cada uno de los muchos sueños que nos propusimos durante mi gestión como presidente de Aprotame. Sin ese apoyo la mayoría de nuestras ilusiones no se habrían concretado", señala René y remata "es muy bueno que los homenajes se realicen en vida".

Gagliesi, que es uno de los socios fundadores de la entidad que agrupa a los talleristas y que desempeñó el cargo de prosecretario al constituirse la primera comisión directiva, repasa aquel comienzo.

"Nos juntamos en el taller de Dante Culasso, en calle San Lorenzo, para tratar de brindarle un asesoramiento a los colegas y para llevar adelante diferentes tareas, apuntando en todo momento al crecimiento de la entidad", expresa.

"Su primer presidente fue Rogelio Vittori y desde el principio todos empezamos a tirar para el mismo lado, porque es la única forma de hacer las cosas bien; en mi caso, asumí la presidencia en 1984 y estuve hasta 2013; fueron 29 años en una gestión donde pudimos cumplir importantes objetivos", asegura con un grado de satisfacción que no puede disimular.

Y está bien que así sea, porque de aquel tiempo recuerda que "teníamos una piecita en el mismo lugar donde hoy está la sede, en la avenida Aristóbulo del Valle; el terreno, era bastante amplio, pero no tenía un solo ladrillo; queríamos tener nuestro espacio, no solo para reuniones, sino también para otorgarles otras comodidades a los socios".

Fue en ese momento, cuando reiteró su agradecimiento "al senador Alcides Calvo, que se puso el proyecto al hombro; a los intendentes Ricardo Peirone y Omar Perotti; a los gobernadores Jorge Obeid y Carlos Reutemann; y a cada uno de los socios que colaboraron para realizar esa gran obra".

Las cabriadas, el tinglado, las paredes, le fueron dando forma al salón, en el que se desarrollarían múltiples actividades, entre las que se destaca la creación del Centro de Capacitación para Enseñanza de Mecánica Base.

"Fue un lindo desafío, que felizmente se pudo concretar y que fue muy bien aprovechado por los chicos que asistieron a los cursos; trabajamos con la Municipalidad en la captación de alumnos, que tenían la posibilidad de encontrar una salida laboral a partir de su aprendizaje", reseña.

Con una sonrisa, agrega: "hoy, muchos de esos chicos me saludan cuando me cruzan por la calle; eso para mí tiene un gran valor, que lógicamente es más importante en lo afectivo que en lo material".

De aquella experiencia recuerda que "en una oportunidad consulté a la gente de Peugeot si existía la posibilidad de recibir un motor para ser utilizado en ese Centro de Capacitación; no solamente respondieron de manera afirmativa, porque me sorprendieron cuando nos entregaron un auto, a través de la concesionaria de la marca en Rafaela".

René participó además de las charlas de seguridad vial del municipio, cuando "reunían a una buena cantidad de personas que debían renovar sus licencias de conducir; trabajamos con Roberto Vico y hasta preparé un tablero como los que se usan en los automóviles, para que conozcan las funciones de los manómetros, algo que es fundamental para cuidar la salud del motor".

Respecto de ese tema, agregó que "en una oportunidad, cuando Rubén Daray estuvo en Rafaela, después de una charla me acerqué y le entregué la maqueta de mi cupecita (Chevrolet 38), sin decirle quién era yo; un tiempo después, me puse en contacto y le propuse hacer un encuentro similar".

"Daray se mostró predispuesto desde el principio y me solicitó un salón; hablé con Ricardo Peirone y con Ricardo Tettamanti, que era presidente de Atlético y la terminamos haciendo en el gimnasio del Club; hubo una gran concurrencia en esa ocasión y todos quedaron muy conformes", recordó.

No solamente estuvo ligado a la actividad mecánica René, porque "fui uno de los fundadores de El Amparo, una entidad que se preocupaba por rescatar a los perros de la calle para que tengan un lugar en el que puedan dormir y sentirse de esa manera protegidos".

En otro pasaje señaló que "doné algunas cabinas de automóviles que ya habían cumplido sus ciclos para que las usen mientras estaban en el refugio, pero no estuve mucho tiempo; de todos modos, fue una linda experiencia".

René no solamente fue reconocido por su trayectoria; él mismo ofreció distintos homenajes que se ven reflejados en plaquetarios que recuerdan a protagonistas del deporte motor.

"Primero, a don Américo Berta, en un cantero del bulevar Lehmann, frente al local donde estaba la concesionaria automotriz de la familia, en reconocimiento a su participación en la Buenos Aires - Caracas, en 1948", una carrera que nunca pudo repetirse en la modalidad de aquella época.

Más tarde en el autódromo "Ciudad de Rafaela", donde gracias a su generosidad se descubrieron dos placas, que "recuerdan a dos pilotos excepcionales, como Eusebio Marsilla y José Fanto".

Pero sus proyectos no se detienen, porque ahora, confió, "tengo la idea de otros dos plaquetarios, un segundo para Américo Berta y Eduardo Biederbost, su acompañante en la Buenos Aires - Caracas y el restante para José Fanto, vencedor en las últimas 500 Millas en el viejo circuito, en 1951".

Finalmente, en el Día del Tallerista, acercó sus saludos a "todos mis colegas" y un agradecimiento final "a mi familia y a quienes estuvieron acompañándome en mis locuras tanto en el Gran Premio y en las Pruebas de Regularidad, mis navegantes Juan Carlos Irigaray y Darío Josviack", para rematar: "hoy, mi mayor capital, son los amigos que tuve la suerte de cosechar".

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