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Locales Jueves 7 de Julio de 2022

La fertilización del maíz, necesita información objetiva 

En un contexto difícil, hay herramientas disponibles para manejar la nutrición del cereal con una perspectiva que apunte al largo plazo.

REDACCION

Por REDACCION

La evidencia muestra que los productores argentinos, tienden a reducir la inversión en tecnología y en dosis de fertilizantes en contextos de incertidumbre, y que una minoría utiliza análisis de suelos para decidir sus estrategias de fertilización. 

¿Cuál es el riesgo? Pérdidas en el rendimiento, ingresos inferiores y, en consecuencia, menor rentabilidad. Justamente, lo que se pretende evitar. ¿Cómo enfrentar la campaña de maíz 2022/23? Lo mejor es considerar información lo más objetiva posible.

UN SIGNIFICATIVO VALOR AGREGADO

En base al conocimiento científico vigente, sabemos que la fertilización balanceada, el uso de análisis de suelos, la siembra de cultivos de servicio, y la adopción de prácticas de conservación de suelos y aguas generan un significativo valor agregado para lograr una agricultura más sustentable y resiliente. 

Esa resiliencia es la que nos ayudará a enfrentar o superar momentos complejos como el actual. Ante coyunturas difíciles, nada mejor que poner el foco en el largo plazo, realizando una adecuada planificación empresarial, y parte de ella implica utilizar estrategias de fertilización balanceada.

Los modelos productivos más sustentables son los que aplican nutrientes basados en modelos de fertilización diseñados según metas de largo plazo. 

Algunos pilares con ese horizonte son: siembra directa, rotación de cultivos, diagnóstico de fertilidad y uso de cultivos de servicio, diversificación e integración de fuentes de nutrientes (por ejemplo, fertilizantes tradicionales, biofertilizantes, bioestimulantes, residuos orgánicos pecuarios y/o agroindustriales, etc.). 

Si asumimos que, por diferentes razones, en los sistemas de producción de maíz no se aplican los principios científicos mencionados arriba, la estrategia a seguir es más bien “defensiva”, tratando de maximizar el retorno de la inversión de cada nutriente aplicado. 

RECOMENDACIONES

Veamos algunas recomendaciones:

"conocer el suelo": antes de definir la estrategia nutricional del maíz debemos conocer la capacidad productiva de los suelos, su fertilidad y calidad. Así, la cartografía de suelos a escala de detalle mejora considerablemente la consistencia de los sistemas de “ambientación” que solamente utilizan técnicas de teledetección, aportando bases para comprender las complejas interacciones entre el suelo, el cultivo y el ambiente biofísico (por ejemplo, clima, efectos de capa freática y otros).

Nitrógeno, el foco a optimizar: para esta campaña, el gran desafío es lograr alta eficiencia en la utilización del nitrógeno (N). Para ello, se debería propender al uso de modelos de diagnóstico integrales y dinámicos que cuantifiquen la oferta de N del suelo (nitratos, N incubado en anaerobiosis, aportes o inmovilizaciones de cultivos antecesores), el monitoreo nutricional sobre el cultivo, y estimen con mayor consistencia los rendimientos objetivo (demanda de N).

Fósforo, capturar eficiencia: si bien resulta difícil pensar en mejoras de la dotación del fósforo del suelo en el actual contexto de precios elevados, es posible maximizar su eficiencia colocándolo en forma localizada en el momento de la siembra.

Otros nutrientes a considerar: hay otros nutrientes cuya inclusión en la fertilización balanceada tienen un fuerte impacto favorable en el largo plazo: azufre y zinc son los más relevantes, pero también el boro, y hay que comenzar a prestar atención al potasio.

LA CLAVE

La clave es innovar haciendo lo que usualmente no se hace: planificar con faros largos, sumando tecnologías de procesos e insumos con alto retorno de la inversión en términos de rentabilidad económica, ambiental y social. La innovación, en sentido amplio, significa adoptar tecnologías que, para los usos y costumbres del agricultor argentino, son novedosas y de alto valor agregado en productividad, rentabilidad y resiliencia. Como dicen que dijo Jorge Luis Borges: “Para novedad, los clásicos”.

(Fuente: Martín Torres Duggan, consultor senior de Tecnoagro, para La Nación). 

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