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Locales Viernes 24 de Marzo de 2023

La Argentina conmemora el Día de la Memoria por la Justicia y la Verdad

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REDACCION

Por REDACCION

Organismos y militantes de derechos humanos marcharán este viernes a la Plaza de Mayo de la Ciudad de Buenos Aires con las consignas "Memoria, Verdad y Justicia para defender la democracia", al cumplirse en diciembre 40 años ininterrumpidos de este sistema de gobierno. La histórica marcha del 24 de Marzo por el Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia se realizará además en sintonía con el 47° aniversario del último golpe de Estado cívico-militar.
Los organismos de derechos humanos convocaron para las 14 en avenida de Mayo y Piedras para marchar hacia la Plaza, según la invitación firmada por diferentes agrupaciones. Entre ellas, Abuelas de Plaza de Mayo, Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S Capital, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos La Matanza y Asociación Buena Memoria. 
El 24 de marzo, Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, es la jornada en la que se conmemora en la Argentina a las víctimas de la última dictadura militar, autodenominada 'Proceso de Reorganización Nacional', que usurpó el el poder entre ese día 1976 y el 10 de diciembre de 1983, cuando asumió el Gobierno de Raúl Alfonsín elegido el 30 de octubre de ese año.

EL 24 DE MARZO
DE 1976
Las horas previas al golpe de Estado de 1976 estuvieron marcadas por la tensión que se vivía en el ambiente político y por los desesperados intentos del Gobierno de María Estela Martínez de Perón para tratar de contener a las cúpulas militares, que en el arranque del miércoles 24 de marzo de ese año concretaron el derrocamiento y dieron inicio a la más sangrienta de las dictaduras.
La complicada situación económica y el crecimiento de los grupos extremistas como el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y Montoneros, entre otros, habían llevado a que los altos mandos de las Fuerzas Armadas exigieran a la vicepresidenta en ejercicio de la Presidencia que adoptara medidas contundentes para dar un golpe de timón.
A la par, referentes de todo el arco político impulsaban una reunión multipartidaria para tratar de respaldar a las instituciones y así evitar un nuevo golpe de Estado, una "salida" que ya se había registrado en 1930, en 1943, en 1955, en 1962 y en 1966.
En ese contexto, el entonces ministro de Defensa, José Deheza, quien llevaba apenas 12 días en el cargo, recibió en su despacho a los jefes de las tres Fuerzas Armadas: Jorge Videla (Ejército), Eduardo Massera (Armada) y Orlando Agosti (Aeronáutica).
Durante el encuentro, el integrante del Gabinete pidió a los militares que salieran a desmentir la posibilidad de un derrocamiento, pero se encontró con el rechazo de los tres futuros represores: Videla, cabecilla del tridente castrense, advirtió que el Gobierno no había implementado cambios en la economía y que se mantenía el crecimiento de la "subversión" y las protestas sindicales.
Tras el encuentro, Deheza se trasladó hacia la Casa Rosada para informar a "Isabelita" sobre la infructuosa reunión con Videla, Massera y Agosti, quienes ya habían puesto en marcha la "Operación Aries" para hacerse con el poder. Mientras tanto, en distintos lugares del país se registraban movimientos de tropas que daban mayor respaldo a la versión de que se asomaba un nuevo golpe de Estado.
En tanto, en el Congreso se advertían la entrada y salida de diputados y senadores, que abandonaban el Palacio Legislativo retirando sus bienes e incluso algunos pidiendo adelantos de sus dietas.
Confiado en poder ganar tiempo, Deheza volvió a reunirse con los jefes de las Fuerzas Armadas y volvió a Casa Rosada con la esperanza de haber ahuyentado -por ese momento- los fantasmas del golpe inmediato: "Mañana la seguimos", fue la frase con la que Videla, Massera y Agosti despidieron al ministro de Defensa.
Poco antes de la medianoche, la multipartidaria dio a conocer su respaldo a "la vigencia de las instituciones de la República", así como el líder del Partido Intransigente, Oscar Alende, usó un espacio en cadena nacional para hablar sobre la situación y advirtió que se trataba del "final de un ciclo".
En su discurso, envió un fuerte reclamo a las Fuerzas Armadas para que se posicionen "en favor de los vientos de la Historia y no en su contra". "Las quiero ver integradas en una gran política, el resguardo de los valores nacionales y el respeto a la voluntad del pueblo", afirmó Alende, quien subrayó que no creía en la "ingenuidad de su apoliticidad".
En medio de ese clima de tensión y nerviosismo, María Estela Martínez de Perón encabezó una última reunión de Gabinete el 23 de marzo por la noche para escuchar el informe de Deheza y luego se aprestó a salir rumbo a la Quinta de Olivos a bordo del helicóptero presidencial.
Sin embargo, a pocos minutos del despegue de la terraza de Balcarce 50, los pilotos de la aeronave se desviaron hacia el Aeroparque Metropolitano, aduciendo supuestos desperfectos técnicos.
En la terminal aérea porteña la mandataria era esperada por el general José Villarreal, el almirante Pedro Santamaría y el brigadier Basilio Lami Dozo, encargados de detenerla y comunicar a los altos mandos de las Fuerzas Armadas que ya podían tomar por asalto la Casa Rosada.
La derrocada jefa de Estado fue trasladada a Neuquén, donde permaneció detenida cinco años, tres meses y once días en la residencia de El Messidor, junto al lago Nahuel Huapi.
Al golpe de Estado le seguirían innumerables violaciones a los derechos humanos, crímenes de lesa humanidad, la Guerra de Malvinas y la caída del régimen militar y la recuperación de la democracia a fines de 1983.

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