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La Palabra Sábado 18 de Mayo de 2019

Ramón Ayala, un caminante*

El asume la propia existencia, que se renueva con cada jornada, que se afirma con cada vivencia, que se alimenta con cada historia personal, que se protege con cada relato. Autor, compositor, intérprete. Hombre de leyendas y tradiciones. Poeta y escritor que una vez más le dio forma a un libro para compartir sus escritos que se vienen sumando desde el fondo de los tiempos y ven la luz para sumarse a su bagaje cultural que se incrementa para unirse a las canciones y a sus pinturas. Y sin detenerse sigue pensando en lo que vendrá para acrecentar su proyecto artístico.

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archivo La Palabra Crédito: Ameno: Así son los momentos compartidos por LA PALABRA con Ramón Ayala entre sus pinturas
Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - Un nuevo libro que seguramente tiene miles de historias que venían siendo recuperadas en algún cuaderno. ¿Cómo se fue dando ese contenido?

R.A. - Sí señor. Había estado viajando no muy lejos, y no muy cerca. Tenía un poco el corazón lleno de distancias y de ausencias, entonces un día dije yo estoy hecho para el camino. Y el camino, fíjate vos, entonces me encuentro con el viejo camino, ese camino que tiene tanto que decir, para quien quiera oírlo, no? Y de encontrarse con el camino. Bueno, conocí una cantidad de personas increíbles, y fui acopiando cosas. Y como tengo un secreto que ahora se está revelando un poco, porque me dijo: ¿cuándo para mí? ¿cuándo yo? Siempre hablás de vos nomás. ¿y para cuándo? Y digo qué razón que tiene el camino: uno habla siempre en primera persona sin darse cuenta que es el último. Y me fui dando cuenta de que tenía algunos valores que rescatar de mi persona y así fue que empecé a acostumbrarme a esos caminos y esas distancias y esos horizontes por donde iba encontrándome con amigos, que alguna vez había conocido y que volvía a encenderse otra vez con su amistad. ¡Qué lindo era eso!

LP - El libro tiene más o menos tres partes bien definidas. Empieza con un capítulo dedicado a tu compañera María Teresa. ¿Son poemas que se fueron reuniendo por décadas?

R.A. - Apilando, sí. Y por primera vez ven la luz para el lector. Es que por lo general el escritor suele ser medio callado, suele no contar cosas íntimas, en cambio yo sí porque tengo un diálogo permanente conmigo, y dije no puede ser que yo esté jorobándome siempre, trayendo un mundo de cosas para otros, y la persona que me inspira que es parte de mi vida, con esa persona no es que la ignore, sino que está esperando. Y ella se da cuenta que ahora que estamos más mancomunados estamos mejor juntos.

LP - La segunda parte tiene que ver con la poesía, pero es filosófico con un formato popular en décimas.

R.A. - Este libro fue escribiéndose al correr del camino y del tiempo por décadasrecopilando lo que ya estaba, por eso habla del camino en primer término. El camino viene a ser el pretexto para recoger de él mismo, y revelarlo.

LP - Y la última parte es la prosa con historias que alguna vez llegaron al autor.

R.A. - Y no me atreví a insistir con el Che porque consideré que el Che es un ser tan inmenso y tan argentino, y tan trabajador y tan descubridor del planeta y de la tristeza del hombre que abordarlo y no aprovecharlo totalmente, porque de él tengo una cantidad de anécdotas y de acontecimientos que te dejan con la boca abierta.

*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Ramón Ayala

 

Y de pronto… “El Che Guevara”**

Por esos acontecimientos extraños en que una canción virtuosa puede alumbrar un inesperado contrato, fui invitado a visitar Cuba en el 1962. Eran tiempos en que atreverse a desembarcar en la isla constituía casi una sentencia de muerte o de prisión, condenado por revolucionario o terrorista.

Como siempre me consideré un hombre libre y bueno, sin temor a tiranos o advenedizos al trono de cualquier país sudamericano, alegremente me embarqué en un avión hacia Montevideo. Allí en otro, rumbo a México, y por fin, en la Cubana de Aviación a la ansiada Cuba. País de mis pasiones a partir de mi conocimiento del célebre poeta José Martí, por haberse convertido por imperio del coraje y su gran sentido de la libertad en una suerte de ejemplo para Latinoamérica, y más tarde, del inefable negro de la palabra luminosa, Nicolás Guillén.

Además, frente a mí, sentados en una larga fila, se encontraban seres notables, los que teniendo  ya su trayectoria, estaban signados por la historia para liderar a sus pueblos. Tres asientos adelante, descubrí a Don Salvador Allende,  quien con el tiempo ocuparía el sillón presidencial de Chile con el auspicio del voto popular. Frente a él, emergiendo de su humildad literaria y combatiente, Rodolfo Walsh, quien enviaría una carta a la Junta Militar que gobernada a la Argentina, gesto que le costó la vida, masacrado entre las avenidas San Juan y Entre Ríos de la ciudad de Buenos Aires.

Un poco más allá, estaba un pequeño grupo del Partido Demócrata Cristiano de la Argentina. Enfrente una delegación del Partido Peronista… y de pronto, apareció el Che Guevara. Sería aproximadamente la una de la madrugada porque nuestro comandante huía el calor y Cuba era inconveniente para su salud, de manera que comenzó trocar, de modo inteligente, la sombra por la luz, trabajando de noche.

Luego del cordial saludo a las delegaciones augurándoles una feliz estadía y transcurrido, entonces ciertos diálogos, me disparó de pronto, con una sonrisa:

-He cantado mucho tiempo tu canción, Ramón Ayala, en los fogones de la Sierra Maestra.

-Me halaga comandante “su buen gusto”, le conteste con cierto sentido del humor. ¿Y qué obra le ha gustado?

-Bueno… Pues fueron dos: El cosechero y El mensú, pero la que más prendió en nosotros, por su contenido revolucionario, fue El mensú, dedicado a la vida sacrificada de los trabajadores de los obrajes de la yerba mate. Yo soy misionero, fui engendrado en el Alto Paraná, en Caraguatay, lugar donde mi padre poseía un obraje maderero. Como no existían comodidades para el  buen parto decidieron trasladarnos por barco hasta Rosario, en donde asomé mis ojos al mundo. Mi cuerpo podrá estar en cualquier geografía del planeta pero mi corazón es de Misiones y de Cuba.

Pasado el momento del encuentro cancionero acudieron a la charla los acontecimientos cubanos con respecto a  Latinoamérica. Los aconteceres entre grupos que respondían a Fidel y otros al Che para estimular el logro de pequeñas empresas en los trabajos comunes.

Como si el tiempo tuviese un largo tubo imantado para chupar situaciones, después de participar de otros  encuentros, un día salimos despedidos rumbo a España, y, de allí, con esta nariz donde la aventura  y el asombro habita, llegue un día a la Iglesia de los Adoradores del Diablo, en el Kurdistán iraquí.

**Del libro “Poemas, cuentos y relatos del camino” de Ramón Ayala, Serie Extensión, Colección Creación Literaria, Editorial de la Universidad Nacional del Sur, 2018

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