Por Raúl Vigini
LP - Presentaste un homenaje a Los Hermanos Simón. ¿De qué se trata?
V.S. - El año pasado fui uno de los becarios del Fondo Nacional de las Artes, era la Beca del Bicentenario. Esa beca fue un pedido que hice para crear la cosa y una vez obtenida la beca, este año la sección de música del Fondo manda propuestas para que los programadores las acepten. La gente del ciclo que auspicia el FNA aceptó la mía entonces me pareció oportuno hacer por lo menos una puesta en escena con lo que se tuviera, porque en realidad estamos pensando en algo de mayor magnitud con más espacio, más bailarines, más músicos, escenarios de diferentes niveles, con más luces, está pensando en grande. He compuesto algo para un espectáculo de una hora y cuarto, sin embargo estoy en proceso de creación, de arreglos musicales y composición para un espectáculo en dos partes, donde haya partes dramáticas, donde haya partes actuadas, más extenso. Los mismos cantantes van a actuar haciendo algo más teatral.
LP - Contanos de tus abuelos.
V.S. - Se conocieron aquí. El primero en llegar fue mi abuelo Juan junto con su primo, desembarcaron en el puerto de Buenos Aires y se quedaron como muchos millones inmigrantes en el hotel de los inmigrantes. Allí se conocieron con mi abuela que venía con su hermano desde Siria, aunque ellos tenían destino en Santiago del Estero donde los esperaban parientes que habían bajado de Brasil. Mi abuelo se enamoró de mi abuela pero se tenía que mudar porque era criador de caballos como buen árabe, pero estaba como peluquero, se casaron y al ir a Santiago del Estero empezó a ejercer sus profesiones. Eran finales del siglo diecinueve y principios del veinte. Tuvieron en la zona del centro de la capital provincial una especie de fonda taberna restorán donde daban de comer. Allí nacieron los primeros hijos y en ese lugar los musiqueros que pasaban por la capital dejaban sus instrumentos, y eso fue lo que a mis tíos, siendo niños, les atrajo -las guitarras- y aprendieron solos. Creo que eso fue el despertar de la música de ellos. Tuvieron doce hijos, de los cuales cinco -incluyendo a mi papá- fueron del conjunto. Con los años se fueron desarrollando a pesar de que ellos realizaron tareas paralelas pero la música fue una vocación muy fuerte y armaron desde dúos, tríos hasta conformar el quinteto.
LP - ¿Cómo te formaste en la música?
V.S. - He empezado muy de niño, hice mis primeros estudios en la ciudad de Santiago del Estero donde nací, en la escuela de música con profesores de allá, luego en Córdoba hice dos carreras, tanto en composición como en piano, en la facultad de música de la Universidad Nacional, y luego mi experiencia profesional más importante es la que he llevado a cabo en el extranjero. Me fui a los treinta años, y he vivido veinte años en Canadá donde he desarrollado mis actividades artísticas como compositor y como pianista, y arreglador sobre todo, formando mi grupo de tango, trabajando para otros músicos, dedicándome al folklore latinoamericano que ya lo conocía, haciendo discos para otros, haciendo partes de un big band de jazz, vinculándome con la música de otros países, nutriéndome de corrientes musicales que aquí en Argentina se ve poco, y codeándome con grandes talentos ya que recibe mucha gente joven de otros países y en esa corriente hay gente muy talentosa hablando de música y de arte, y viviendo en Montreal que es realmente una ciudad cultural muy fuerte.
LP - ¿Qué te lleva a Canadá?
V.S. - No fue una decisión pensada, fue una sorpresa y fue en realidad como un par de veces anteriores, a ser parte de los músicos que acompañaban el Ballet Latinoamericano de Folklore de Santiago del Estero con el cual ya había viajado. Entonces fue una invitación más a participar en un festival internacional de folklore que existe cerca de Montreal. Pero la vida me tenía preparado una invitación. Una invitación que no pude negarla. Cuando uno parte de viaje esta sorpresa es impensable, sobre todo cuando uno va por diez días y trabajos fijos aquí. Esa invitación que me hicieron fue algo que había que decidir, y decidí quedarme. Estaba predestinado. Solo sabía que la capital era Otawa, y de un país que uno no conocía.
LP - ¿Por qué decidís el regreso?
V.S. - Porque el regreso, lo decido por varias razones pero más que nada por las familiares. A veces uno se pregunta dónde quiero terminar mi vida. Al llegar a los cuarenta años dije qué quiero hacer con el resto de mi vida, y dije quiero celebrarlo y terminarlo haciendo la otra parte de mi vida en la Argentina, y volví hace tres años. Sin embargo emprendí un regreso progresivo, en los cuales venía al país pasando por Buenos Aires, Córdoba y Santiago del Estero que son los lugares donde yo he tocado trayendo mis proyectos. Empecé a venir una vez por año, dos veces por año, tres veces por año, durante cinco años. No fue de un día para otro, mis temores por los cambios me frenaba, pero lo familiar me llevaba a ir volviendo. Y lo hice para no caer como un paracaídas como había sido en Canadá. Vine con la intención de vivir sin un lugar fijo, estoy feliz de estar en Buenos Aires, y dije donde el trabajo me dé. Ahí se dio y ahí me quedé.
LP - ¿Cuál es tu actividad actualmente?
V.S. - He empezado desde el primer día tocando. Hace muchos años que no trabajo -y espero no trabajar- (risas) hace muchos años que trabajo como músico independiente, siempre he tenido esas actitudes de músico independiente, y espero siempre seguirla, para que un trabajo fijo no me ate a un sueldo, y me estanque artísticamente o mentalmente. Respeto mucho a quienes se dedican a una labor específica pero en mi caso a pesar de amar la enseñanza y otras ramas que tiene la música trato de pensar como artista independiente. Sin embargo la Universidad Nacional de las Artes me ha dado un puesto en las cátedras de danzas folklóricas como pianista, para mí ha sido un nuevo baño de la música folklórica argentina en las cuales he recibido gracias a esas clases volver a interpretar y a tocar una gran parte de la música argentina. Y al mismo tiempo he podido dar seminarios en otras provincias, he participado en congresos, dando talleres, desde mi regreso he dado un seminario en la Universidad de Santiago del Estero. He tratado de dar talleres para músicos y seminarios de musicalidad para bailarines de tango.
LP - ¿Qué análisis hacés de la música actual en nuestro país?
V.S. - Por un lado el talento no falta, lo que falta son horizontes. Lo que falta es saber adónde quiero ir con la música popular, adónde la quiero llevar. Creo que hay que ampliar los horizontes. Por suerte existen las universidades de música donde se estudia la música popular que ayuda también. Pero creo que hay que sentarse y evaluar, el músico tiene que sentarse a pensar, y luego a crear, y decir ¿qué puedo hacer?, una música que tenga un vuelo o que desarrolle alguna idea importante y que se vea en la instrumentación. El problema que noto en la Argentina siempre fue la combinación de instrumentos. El deseo y la necesidad de la modernidad pero la falta del lenguaje. El tango ha querido hacer un paso adelante con la aparición de Gotan Project, ellos la parte técnica la han querido brindar, creo que ha sido un gran empuje, sin embargo el facilismo y la comercialización de eso que parecía innovador ha llevado a destruir una buena intención. Esa es la combinación de los instrumentos y en ideas claras que hace que el artista avance. Se necesita instrucción, se necesita educación, se necesita ver qué puedo hacer, qué servicio puedo brindar, que quiero decir. No se necesitan grandes orquestas, simplemente un lenguaje claro, entonces creo que hay mucho por hacer.
por Raúl Vigini
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