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La Palabra Sábado 13 de Mayo de 2017

En busca de… Paula Kuschnir, codirectora, coproductora y coguionista de El habitante del silencio

La imagen de la música Con intenciones de ampliar la mirada acerca de la figura del pianista que la ciudad dio para reconocimiento de sus pares y satisfacción de los coterráneos, la realizadora rafaelina, unió sus condiciones profesionales y se asoció al músico Ignacio Esborraz para producir una película donde Remo Pignoni es el eje de lo que allí se expresa. El trabajo es compartido con un equipo de gente radicada en Rafaela, y pudo concretarse por haber sido seleccionado en el programa Espacio Santafesino del Ministerio de Innovación y Cultura de la provincia de Santa Fe.

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archivo Mario Liotta Crédito: La mejor luz: Paula Kuschnir y el equipo de producción con lo técnico en plena tarea
Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - ¿Qué te interesó como realizadora para participar del documental dedicado a Remo Pignoni?

P.K. - Me interesó porque no lo conocía mucho más que por su nombre, que es un nombre que integra el panteón de los “héroes” de esta ciudad. Y me di cuenta que, como yo, había muchísimos habitantes que lo reconocíamos solo por algunos pocos temas, los más difundidos, como la huella “Por el sur”. Un día, hace más de un año, conversando con “Nacho” -Ignacio Esborraz- que empezaba a dar clases en la escuela de música que lleva su nombre, nos preguntamos qué pasaría si nos pusiéramos a profundizar en su vida y también, por supuesto, en su obra. Y así fue: nos propusimos nutrir de otros sentidos, voces y de una mayor complejidad al Remo Pignoni que, hasta el momento, apenas conocíamos. Nacho había estudiado una parte de su obra en la Facultad de Música de la UNR, pero yo sabía lo mínimo, o menos. ¿Qué música escuchaba? ¿Por qué es tan genial su obra? ¿Puede calificarse de vanguardista? ¿Por qué todavía hoy la suya sigue siendo una música rupturista? Todas esas inquietudes se nos aparecieron… y se fueron hilvanando con otras nuevas. Desde mi experiencia y desde donde me pienso como realizadora, ésa es para mí la función principal del documental: la de hacerle preguntas a la Historia para ponerla en crisis y problematizarla. A partir de una investigación, poner a dialogar, contradecir, a “friccionar” todas esas partes relevadas -los testimonios de sus familiares, amigos, conocidos, colegas, el material de archivo, los aportes de los músicos y sus modos de interpretar las composiciones de Remo, etcétera- que van armando el rompecabezas, para construir un relato audiovisual que invite a profundizar la mirada, a reflexionar, a completar algunas ideas y nociones preexistentes, y de esa manera posibilitar nuevos sentidos sobre esa realidad que significa el universo de Remo Pignoni.

LP - ¿Cómo planteaste tu trabajo de dirección para lograr lo que el proyecto contempla?

P.K. - El proyecto lo pensamos desde el comienzo a la par. Somos un equipo y la dirección, el guión y la producción general fue entre los dos. Si bien la idea inicial de convocar a tres músicos para que hablen de Remo fue de “Nacho”, ya que él es músico, entre los dos pensamos la estructura y la forma de encarar la dirección compartida. Y la verdad es que somos un gran equipo, nos complementamos muy bien durante todas las etapas, discutiendo mucho las ideas, poniéndolas en crisis de manera interna, y después también poniéndolas a prueba con el resto de los integrantes del equipo -Andrés y “Ale” Dentoni y Martín Mendía como camarógrafos, Alexis Perepelycia y “Nico” Santillán como sonidistas, Bárbara Strauss como productora y asistente en todas, “Beto” Bellezze como montajista y editor-, quienes sumaron miles de ideas y sugerencias.

LP - ¿Qué propósito te planteás con esta nueva producción?

P.K. - Mi intención es aportar a la memoria local, a la construcción de la historia reciente de nuestra ciudad a partir de un músico fundamental como es Remo Pignoni, desde un lugar que no es la mera cronología sino que profundiza en la espesura de sus aportes, de su singularidad, de su arte. Lo que buscamos es humanizarlo, desacralizarlo, es decir, correrlo de ese lugar de referente “intocable” para volverlo más real y palpable, lo que significa también restituirle su politicidad. Esto implica necesariamente hacer un laburo digno, que den ganas de ver y compartir acá, a nivel local, en todos los espacios posibles, pero que al mismo se constituya en un documento universal, que pueda circular por cualquier pantalla del país y del planeta.

LP - Algo más que desees agregar. 

P.K. - Me interesa aclarar que este documental es apenas “una” mirada sobre Remo Pignoni, es tan solo una manera desde la cual nos situamos para contar. ¿Por qué digo esto? Porque el cine -como la realidad- es una construcción y de ninguna forma queremos hacernos cargo de la historia “oficial”, en el sentido de ser los responsables de la única versión posible. Hay en la ciudad una idea muy instalada de que la cultura debe responder a determinadas instituciones e incluso, que ciertas instituciones -y las personas que las integran- son las que definen qué y quiénes pueden protagonizar los hechos culturales, quiénes están habilitados a narrar, filmar, apropiarse de un relato. Contrario a ese sentido afirmativo es que pensamos este documental: nos interesa un Remo que nosotros vamos construyendo porque es ahí donde también, sobre todo, aparecemos nosotros, donde está nuestra voz, sin otra legitimación que la propia. Por último, quiero agradecer a todas las personas que se sumaron con su tiempo, aportes e información, material de archivo, recursos, trabajo, paciencia y solidaridad, de forma desinteresada… Muy especialmente a Oscar Vico y a los integrantes de Otras voces, al Centro de Estudios e Investigaciones Históricas -Delfina, Mario y Daniel Imfeld- por confiar en este proyecto, a vos y a Dorita, a toda la familia Pignoni, a Omar Corrado… Por suerte, la lista de agradecimientos es infinita porque realmente contamos con muchísimo apoyo de personas que valoraron que encaráramos este trabajo, que supieron respetar y entender nuestras elecciones y decisiones narrativas, estéticas, ideológicas, e involucrarse tanto como nosotros. Agradecer también a los músicos convocados: Leo Genovese, el “Negro” Aguirre y “Pepe” Perren. Y, sobre todo, al equipo de producción que fue increíble: todos los que integraron las distintas etapas de investigación, preproducción, realización y ahora la edición -que está en proceso- se han comprometido con este documental. Y eso es algo fundamental: estoy convencida de que todo proyecto audiovisual, desde su génesis hasta su materialización, es siempre una construcción grupal, que el trabajo en equipo impacta directamente en la calidad de lo que se está haciendo. Y sin dudas “El habitante del silencio” lo confirma. Creo, modestamente, que no hay documental, no hay relato posible sino a partir de lo colectivo.

por Raúl Vigini

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