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La Palabra Sábado 30 de Abril de 2016

En busca de… Edgardo Antoñana, periodista

Otro estilo para informar El gusto por la historia, la inquietud por conocer otros lugares del planeta y su interés por trabajar en diferentes países permitió que pueda desarrollar experiencias que hoy no dejan de asombrar por lo originales. De sus vivencias y de esos periplos nos cuenta en esta charla con LA PALABRA después de haber finalizado su jornada sabatina de trabajo.

Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - ¿Dónde y cuándo nació?

E.A. - Nací en Plaza Huincul, en la provincia de Neuquén, polo famoso por dos razones, en primer lugar porque es la Capital Nacional del Gas, y segundo porque nacieron los piqueteros en Plaza Huincul, Cutral Có. Piqueteros con razón digo yo, porque habían perdido el trabajo, y cuando consiguieron trabajo se volvieron a la casa. Después vinieron los piqueteros sin razón, que se quedaron a hacer de los piquetes una forma de vida.

LP - ¿Y hasta cuándo en Plaza Huincul?

E.A. - Hasta los diecisiete, después me fui a Neuquén capital y empecé a estudiar historia y a trabajar en la radio local. Después fui a Buenos Aires, terminé mi estudio de historia e hice locución paralelamente y trabajé. Mi primer trabajo periodístico fue en LU5 de Neuquén, uno, siempre, como todos los periodistas empezamos por el fútbol con córner y penal porque es lo más fácil. Después entré en la revista Gente en Buenos Aires, trabajé unos tres o cuatro años.

LP - ¿Usted estudió historia y tiene formación docente?

E.A. - Estudié en la Universidad del Comahue y en Buenos Aires como licenciado pero no como docente.

LP - ¿Y el periodismo cómo lo abordó?

E.A. - En la práctica directamente. Estudié locución.

LP - ¿Cuándo volvió al país?

E.A. - Volví con la democracia y trabajé un tiempo en canal Nueve, muchos años en la antigua ATC, en la época del final de Raúl Alfonsín, bastante tiempo en la época de Carlos Menem, hice algunos otros trabajos más singulares, hasta fui productor periodístico de Susana Giménez, cosa muy rara, pero bueno… uno a veces hace cosas raras en la vida… después me incorporé al equipo del canal de noticias TN allá por el dos mil.

LP - ¿Siempre trabajando los fines de semana en TN?

E.A. - Fui contratado básicamente para trabajar los fines de semana, pero en algún momento estuve en la programación de la semana. Cuando los conductores prácticamente estaban solos, no había parejas, no había equipos grandes, tenían solamente un aporte de algunos minutos de algún especialista en policiales, social o deportivo. Los conductores casi andaban solos por el camino.

LP - El programa del fin de semana con Dominique Metzger es un trabajo muy particular. La gente lo recibe muy bien y los acompaña mucho, porque es una forma diferente de hacer periodismo.

E.A. - Me pasa una cosa rara, hay gente que piensa -lo voy a contar- que yo tengo alguna relación más allá de la amistad con Dominique, producto de que nosotros tenemos mucha empatía. Empatía que fue naciendo, en el transcurso, a ella no la conocía, sí conocía al papá que es una especie de leyenda de la televisión argentina. Es una piba agradable, simpática, siempre afable, simple, muy tendenciosa a la cosa humorística, y en ese aspecto, yo que ya soy más grande, dejo los espacios donde ella es más fuerte, los chimentos y cosas así, y me meto en algunas cosas de la rispidez periodística. Me parece que hemos hecho una linda dupla que no produce divorcio. La gente en la calle le pregunta a Dominique por mí, y a mí me preguntan por ella. Es muy singular, no me ha pasado con todas las conductoras lo mismo, y eso que he tenido buenas compañeras, y he tenido muy buenas relaciones con ellas, pero se da aquí una empatía muy extraña, muy particular.

LP - ¿Lleva adelante otros emprendimientos con los medios, por ejemplo el radiofónico?

E.A. - Sí, pero son más chicos, digamos, y para sacar adelante algunas inquietudes personales y para ayudarme económicamente. Pero básicamente mi trabajo esencial es en el canal TN y soy corresponsal de Radio Mitre para Mar del Plata y para Rosario, porque hay momentos que por la ley de medios las radios transmiten desde lo local. Escribo algunas cosas para algún medio de la Patagonia que me pide.

LP - ¿Qué se ha propuesto como periodista?

E.A. - Creo que hay una propuesta que va más allá de lo periodístico, como ser humano, donde uno tiene la sensación de poder hacer algo que convierta en algo mejor este mundo, en algo más noble, en algo con más valores. Uno tiene la sensación de que es un derrotado en esa intención, y esto parece medio quimérico, uno sigue en un mundo de violencia, de destrucción, un mundo de guerras, un mundo ciertamente difícil. Me parce que lo que tenemos que hacer es tratar de ganar las pequeñas batallas. Aquellos sueños quiméricos de querer cambiar al mundo, aquello del Mayo francés. Como Rolo Villar dice: querían cambiar al mundo y terminaron cambiando el auto, un poco de eso hay. Entonces uno, me parece, tiene que tratar desde las pequeñas luchas, por algún desposeído, por la gente que está excluida, luchar por los animales que son maltratados, luchar por esas cosas, resaltar los valores de gente que está escondida. Ya con eso me perece que nos tenemos que sentir hechos. Porque hay cosas que se le escapan, el mundo está manejado por personajes demasiado poderosos…

LP - ¿Algún proyecto que le quede pendiente para concretar?

E.A. - Me gustaría hacer esos proyectos de noticieros federales de recorrer el país, y trabajar en muchos aspectos. Como “En el camino” que está hecho brillantemente por Mario Markic, pero en otros aspectos más específicamente dentro del contexto de un noticiero.

LP - ¿Cómo vive el presente de Argentina?

E.A. - Tengo esperanzas, porque creo que salió de doce años de un oscurantismo dramático  que la gente todavía no tiene conciencia. Nosotros sí, mucho más, porque sabemos cosas que la gente no sabía. Pero creo que cuando ve las cosas que está viendo por televisión, si uno ya niega eso... El tema es así.

LP - ¿Qué ve en el rol de los medios de comunicación en el país?

E.A. - Me gusta trabajar en TN, trabajo con pluralismo. Conozco la línea editorial de la empresa, pero he trabajado con mucha independencia. A veces me enojo con algún entrevistado o los enfrento y nunca nadie me ha llamado la atención. En ese aspecto no tengo absolutamente nada que decir. Me parece que se aceptan las posturas personales mientras sean racionales, mientras sean mesuradas.

por Raúl Vigini

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