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La Palabra Sábado 11 de Junio de 2016

En busca de… Carlos Pierre, protagonista

El acontecer de cada día Rafaelino de nacimiento y orgulloso de su lugar de origen, cultor de la amistad y comprometido trabajador de la producción en la televisión argentina de los años dorados. Su gusto por la literatura lo animó a la poesía y con un patrimonio de obras editadas, el presente lo encuentra disfrutando de sus actividades identificadas con el cine y la radio. En esta charla con LA PALABRA cuenta sus vivencias.

Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - La pertenencia de haber nacido en Rafaela aunque partiendo a los pocos años a otro lugar.

C.P. - Siempre sentí, aún viviendo en Rosario, que yo era de Rafaela; mi madre Italia Montanaro, recordaba la linda casa que estrenó con papá Miguel Pierre en 1940, de la calle España, cerca de la plaza y de la estación. No encuentro muchas palabras para describir este sentimiento de pertenencia, pero lo tuve siempre. Yo soy orgullosamente de Rafaela.

LP - ¿Qué recuerdos se atesoran de lo vivido en Rosario en los años 40 y 50?

C.P. - Muchos recuerdos de la casita de la calle 25 de Diciembre 2122 hoy calle Juan Manuel de Rosas. Los vecinos de la infancia, por ejemplo, la fábrica de muebles de los Infante, el olor a aserrín, los juegos a la pelota en la calle, o jugar a las figuritas, y la presencia de mi papá, que falleció muy joven a los treinta y ocho años, en 1953, mamá que cantaba en el pequeño patio, el cine con matinée los domingos, los tangos de las grandes orquestas típicas en vivo en el club Sportman que se escuchaban desde casa… Los días eran muy largos entonces, interminables, que se acortaban yendo al colegio primario Florentino Ameghino. A mis once años falleció papá, fue un domingo de agosto, y la vida cambió para siempre. Mamá quedó a cargo de mi hermano Hugo, seis años mayor que yo, y de mí. Sentí mucho desamparo; llegó la adolescencia y empecé en el secundario, Colegio Nacional Domingo Faustino Sarmiento, de la calle 9 de julio, cercano a las barrancas del Paraná. Me iba caminando con sabañones en las orejas. Mi hermano se vino muy pronto a Buenos Aires a buscar trabajo con el saxo alto, había estudiado en el colegio de la Infancia Desvalida junto al “Gato” Barbieri. Y yo quedé solo con mamá ayudados por algunos familiares. En ese entonces, la música era el jazz, el tango, la música clásica que papá nos había hecho escuchar; le gustaba mucho “Aires Gitanos” de Pablo de Sarasate, así como la Sinfonía número uno de Beethoven, el concierto para clarinete de Mozart.

LP - ¿Con qué paisaje -geográfico, social, económico- te recibió la capital de los argentinos cuando te radicaste en la gran urbe?

C.P. - Me había quedado solo en Rosario porque mi madre ya estaba en Buenos Aires con mi hermano. Era el mes de diciembre de 1957 cuando me dijo que me tomara el tren.  Llegué a la Estación Constitución. Me esperaba Hugo que ya había conseguido casa para nosotros en Sarandí. Tuve la sensación de ir a vivir a un lugar un poco más rural. Lo primero que me dijo mi hermano es que me iba a llevar al cine Opera porque había un techo con estrellas.

LP - ¿Cómo lograste tu primer trabajo?

C.P. - Hice algunas changas que me consiguió Hugo, y terminé el secundario en el colegio José Manuel Estrada de la calle Constitución y Entre Ríos. A los diecinueve años, se produjo una vacante como asistente musical en Canal 13, donde se había formado una orquesta en la que estaba mi hermano. Hugo me hizo el contacto, pero me bocharon. El gerente de producción de Canal 13 era el cubano Cataño y consideró que yo era muy joven para enfrentar a una orquesta de veinticinco músicos profesionales, que ganaban mucho dinero. El maestro Oscar Sabino, pianista y arreglador de Francisco Canaro, director de tango del canal, se había hecho cargo de esa vacante pero no podía atender las dos tareas por lo que propuso a la empresa que ese mes él iba a cobrar el sueldo haciéndose responsable de mi trabajo. Me dio la mitad del dinero y, por suerte, aprendí rápido y quedé contratado.

LP - Con el tiempo esa tarea inicial se fue modificando aunque dentro de la misma empresa. ¿Qué lugares ocupaste y en qué áreas durante tantas décadas?

C.P. - En 1978 ingresé al área de producción con “Mónica presenta”, manejando el presupuesto del ciclo, que tenía muchos miles de dólares y pesos. Ingresé como asistente musical a finales de 1960 perteneciendo a la gerencia artística del Canal 13, y como tal, si bien fui también archivista de la orquesta, pasé luego a “El Espejo…” con Eduardo Metzger, trabajé con Juan Carlos Mareco en “Cordialmente”, “Casino”, “Casino Phillips”, “Sábados Circulares” de Mancera y todos los ciclos musicales del canal. En la década del 80, fui el productor ejecutivo de dos transmisiones inolvidables desde exteriores: la de Joan Manuel Serrat desde Vélez Sarsfield con “El Sur también existe” junto a Mario Benedetti, y luego la presentación en el teatro Colón del maestro Osvaldo Pugliese, que condujo Héctor Larrea. Hubo ciclos de ballet desde el Teatro Colón, desde la Plaza de los Dos Congresos, los Festivales Buenos Aires de la Canción desde el Luna Park, también ciclos periodísticos como el de Jacobo Timmerman, el de César Mascetti con “El candidato”. En ese programa me tocó la producción de la entrevista a Herminio Iglesias desde la Facultad de Medicina, Antonio Cafiero en una casa de familia, y Marcelo Stubrin en la Facultad de Ciencias Económicas. En 1989, cuando el canal fue vendido al grupo Clarín, pasé como productor ejecutivo de las novelas extranjeras, siendo responsable de tres y hasta cuatro horas de “aire”, más que el propio Adrián Suar en ese entonces. Recuerdo los éxitos de “El clon” y “Café con aroma de mujer”.

LP - Además como realización personal formaste una familia en esos años…

C.P. - A los casi veinte años conocí a la hija del violoncellista y compositor José Bragato, que estaba en la orquesta y que el 11 de setiembre de 1962 acompañó a su papá, Elsa. No nos separamos más hasta el día de hoy y tuvimos una hija, Laura Andrea, mamá de dos hermosos nietos, Natalia y Leonardo y de un fantástico yerno, Mariano.

LP - Y tu inquietud paralela al devenir permitió que las letras te cautiven y dedicaste buena parte de tu vida a la poesía.

C.P. - En esos años empecé en la Facultad de Filosofía y Letras donde conocí a Borges. Seguí hasta tercer año por razones laborales. Hice muchos cursos y talleres en la SADE y en el Instituto Argentino de Cultura Hispánica, donde obtuve una beca en España por el trabajo “Pascal, razón del corazón”. La poesía fue mi actividad personal y constante desde siempre.

LP - Aunque los versos fueron precedidos por tu adhesión a Blas Pascal. ¿Cómo lo descubriste y qué desarrollaste en ese tema?

C.P. - A Blas Pascal lo descubrí a los dieciocho años en el libro “El tema del hombre” de Julián Marías. Fue un cimbronazo en mi actitud ante la vida. Me sentí y siento identificado desde entonces con el Jansenismo.

LP - Estás participando de las presentaciones de películas como crítico de cine. Contanos de esa actividad.

C.P. - Antes de jubilarme, hice el curso de crítica de cine en la Asociación de Cronistas de Cine de la Argentina, preparándome para esta etapa de mi vida, postjubilación. Y desde el 2008 voy a privadas, compartiendo la tarea con mi esposa.

LP - La participación en radio también es un emprendimiento que nace desde lo familiar. ¿Cómo surgió y de qué se trata?

C.P. - Hace doce años, decidimos con Elsa compartir algo artístico. Y empezamos con este programa que fue cambiando de nombre hasta ser hoy “Bragatissimo”, donde hago la producción general, la selección musical y gran parte de las críticas de cine. Es un ciclo de espectáculos donde le damos cabida a los famosos y a los artistas del “off”. Salimos por internet, por radio arinfo.com.ar los sábados.

LP - ¿Algo más que desees agregar?

C.P. - Estoy muy agradecido al Canal 13 que conocí, vi muchos artistas como Tony Bennett, Sharon Stone, Alain Delon, el debut de Raphael en el país, al propio Julián Marías, a Germaine Damar, Charles Aznavour, Nelson Riddle, Don Costa, Johnny Mandel, Billy May, Luciano Pavarotti, a todos los cantantes internacionales que te puedas imaginar, como a los nacionales tales como Sandro y los de Fuego, Palito Ortega, el Club del Clan, Porcel y Olmedo, todos, todos. Y logré tener una hermosa familia, además de publicar veintitrés libros de poesía, con esfuerzo y pasión. El trabajo en el canal se completaba con la conformación de grandes orquestas para shows públicos y privados, por ejemplo, con Astor Piazzolla, Mariano Mores, Mike Ribas, Bubby Lavecchia, Víctor Buchino, Vlady, Roberto Pansera, Angel “Pocho” Gatti, Oscar Toscano, Juan Carlos De Mingo, Armando Patrono, Jorge Calandrelli que hoy es el director musical de Tony Bennett, y muchos más. Sí, siento gratitud a la vida, a pesar de que nada fue fácil.

por Raúl Vigini

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POEMA A CARL SAGAN

Este poema se lo envié al director entonces del Planetario, señor Cornejo, y fue expuesto en ese lugar de Buenos Aires (década del 90). Traducido al inglés, lo dejé en la iglesia de una de las universidades de Cambridge, Inglaterra, en 1996.

In memoriam Carl Sagan

En qué agujero negro se hundió tu alma/ Tu cosmos azul y maravillado

Pronto fugan tus galaxias elípticas/ Vuelan de tus manos neoyorquinas

Con una prisa mayor que tus ojos/ Pero desfilan ante tu quietud

El gran cortejo de nuestros planetas/ Esa helada pompa de los cometas

Y tu embarcación vaga en el vacío/ Navega tu mensaje terrenal

Por esa fría pradera de sombras/ En busca de otra clara inteligencia

Y con tu último aliento insuflas Carlos/ Tu aventura trazada al infinito.

Carlos Pierre

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