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La Palabra Sábado 29 de Septiembre de 2018

En busca de… Asociación Amigos del Tranvía, protagonista

En vías de recordación Fueron vehículos trascendentes durante muchas décadas. Varias ciudades argentinas los tuvieron como protagonistas exclusivos en el transporte de personas. Llegaron de diferentes lugares del mundo y también se fabricaron en nuestro país. Los tiraron caballos hasta que la energía eléctrica alimentó la tracción y permitió su crecimiento como vehículos públicos destacados hasta que la legislación los dejó afuera del sistema. La pasión por conocer esa historia y la intención de verlos circular nuevamente por las calles porteñas, entusiasmó a un grupo de vecinos inquietos para que le dieran forma protocolar a una entidad que hoy ostenta el orgullo de ser custodia de un valioso como incomparable patrimonio histórico. Conversamos con María Lucía Santágata, relatora en los servicios y responsable de las redes sociales de la Asociación y Gabriel Fabio Mattalia, bibliotecario de la Biblioteca Popular “Federico Lacroze”, protesorero y motorman de la entidad que los nuclea para compartir objetivos.

archivo La Palabra
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archivo La Palabra Crédito: Desde el comando: Gabriel Mattalia el motorman y María Lucía Santágata la relatora del viaje Foto 1 de 2
archivo María Lucía Santágata
archivo María Lucía Santágata Crédito: Emblema: Un tranvía de la Compañía Anglo Argentina por las calles del Buenos Aires de hoy Foto 2 de 2
Raúl Vigini

Por Raúl Vigini

LP - ¿Cuánto hace que están en la Asociación?

G.M. - En la Asociación hace diecinueve años que estoy. Y en la comisión directiva aproximadamente desde hace nueve años.

M.S. - En mi caso no integro la comisión directiva y me asocié en diciembre de dos mil catorce. Y empecé a formar parte de los servicios en mayo de dos mil quince.  El primer evento grande del que participé fue en ese año.

LP - ¿De qué se trata el servicio histórico?

M.S. - El servicio histórico comienza en mil novecientos ochenta y sigue hasta el día de la fecha. Es totalmente gratuito y se presta los sábados a la tarde, y domingos y feriados a la mañana y a la tarde. Es un recorrido de veinte minutos de dos kilómetros circulares donde la gente puede vivir la experiencia de viajar en un tranvía como antes en la ciudad de Buenos Aires. Se muestran distintos coches como los de las primeras décadas del siglo veinte incluso el Lagarto que es del ochenta como por ejemplo el belga que nunca circuló en Buenos Aires a nivel oficial. La gente puede subir, recorre el transporte, recibe una pequeña charla introductoria sobre el coche en el que se encuentra y sobre la Asociación y las personas que prestan servicio. Al mismo tiempo se invita a la gente a participar de la Asociación si desean sumarse. También pueden venir la Noche de los Museos a conocer ya no solo los coches sino también el Taller Polvorín que es un lugar histórico que no está abierto durante el año.

LP - ¿Qué información se dispone del edificio del taller?

M.S. - Es un edificio histórico que nació con la Línea A de subterráneos. Más que centenario en este momento. Gracias a la existencia de ese taller es que se preservó la línea aérea de electricidad y las vías que utilizamos nosotros en el servicio. Se hacen tareas de mecánica, no solo de la Línea A, sino también de las otras.

LP - ¿Con qué recursos cuentan para su funcionamiento?

G.M. - Con la colaboración de artículos que son de divulgación histórica y también con la cuota social.

LP - En el caso de los mantenimientos y las restauraciones donde los costos son considerables. ¿Cómo se resuelve?

G.M. - Se tramita un subsidio específico para ese tema. Y si sale es bienvenido. En el caso de que no se dé, vamos juntando el dinero.

M.S. - Afortunadamente como el tranvía es bastante extraño, también existen tours privados donde la gente puede venir y además algo curioso es la filmación de películas. Los tranvías se han usado como escenario de películas como fue con la del Papa Francisco en dos mil catorce. En ese caso el utilizado fue el Anglo, como también en publicidades.

LP - ¿Qué apreciación tienen después de convivir con los pasajeros que disfrutan del servicio histórico?

M.S. - Bueno, los más entusiastas en general son los niños porque nunca se habían subido a un tranvía y está empezando a suceder en estos últimos cinco años que nunca habían visto un boleto, ya que con la tarjeta Sube empieza a morir el boleto. Y toda la mística del capicúa y del boleto como recuerdo les llama mucho la atención. Y personalmente una de las experiencias más lindas es cuando viene gente mayor que ha viajado en tranvía y que se encuentra reviviendo situaciones de muy joven, con sus padres, o con amigos, o con sus parejas en la década del cincuenta y sesenta y te comentan sus anécdotas como pasajeros originales del tranvía. Por último, vienen turistas de distintos lugares del país, de otros países, que se encuentran maravillados por la experiencia al viajar en tranvía, inclusive entusiastas tranviarios de Estados Unidos como hemos tenido que vinieron a visitar el tranvía de Buenos Aires, como un lugar entre sus objetivos.

LP - Una reflexión acerca de tu participación en este proyecto.

G.M. - Tenemos una gran ventaja de que se forma un grupo de muy buenos voluntarios y varias edades. Hay una renovación constante de gente y hay muchos jóvenes. Vienen a trabajar voluntariamente y le dan un empuje muy grande.

LP - ¿Qué futuro esperan de la Asociación?

G.M. - Esperamos que se incorpore más gente para que se siga con estas actividades, y que nos sigan reconociendo con importancia y con buena imagen.

M.S.- Y poder sacar a circular los tranvías que hoy tenemos en restauración. Y algo que es muy llamativo quizás que es cuando en un momento se creyó que no se podían encontrar más tranvías, han aparecido hasta por debajo de las rocas y siguen apareciendo. Entonces esa aparición de unidades por restaurar, es un objetivo a largo plazo muy interesante y la recuperación que se va dando de a poco. En el último año se incorporaron tres unidades más. Y a partir de la difusión eso se va logrando y la gente sabe que está la Asociación para hacerse cargo de la recuperación de las unidades abandonadas.

LP - ¿Por qué elegiste participar de la Asociación?

M.S. - Siempre me sentí interesada por el transporte público en general, luego por el transporte ferroviario. No sé bien por qué porque no vengo de familia de ferroviarios. Fui conociendo la Asociación, trabajaba en Once, y frente a la estación compré la revista y el calendario. Como vi que estaban muy cerca de donde yo estudiaba me acerqué para hacerme socia. Me sentí muy bien recibida, fui muy capacitada en principio para poder formar parte de los servicios. Es una comunidad muy linda la que tiene la Asociación y reciben a la gente nueva de la mejor manera.

LP - ¿Qué se siente al conducir un coche histórico que alguna vez cruzó las calles porteñas?

G.M. - Una gran alegría y también curiosidad.

LP - ¿Qué recuerdos pueden llevar quienes visitan la Asociación?

G.M. - Publicaciones: una sobre los distintos modelos de tranvías que circularon en Buenos Aires con dibujos detallados, el año, el color, la empresa que los usó; un libro que va por la segunda edición sobre la historia de la Línea A de subterráneos que fue la primera línea que tuvo Buenos Aires; otro libro editado en disco compacto sobre los tranvías de Buenos Aires; llaveros, tazas, rompecabezas, el calendario que todos los años es material coleccionable. Y los troquelados son un poco la estrella desde hace muchos años, es el más popular entre los niños porque están el Lacroze, el FM y el Anglo, uno lo arma y queda como un adorno en la casa.

LP - ¿Cuál es la importancia del coche Lacroze?

G.M. - Fue el primer coche que pudo conseguir la Asociación con el cual inauguró el paseo histórico. Ese modelo era de la empresa Lacroze, se llamaba Brill, se incorporó en mil novecientos ocho, fue el primer modelo que hubo con el frente cerrado que brindaba mejor protección al motorman contra el frío y la lluvia.

LP - Un mensaje para los lectores que se vean interesados por el tema.

G.M. - Que se pongan en contacto con los medios que sugerimos, que vayan a conocer el circuito, que se sumen quienes quieran que serán recibidos de la mejor manera.

M.S. - Pensar que todo el mundo puede formar parte, hay muchas tareas para hacer en restauración, mecánica y otros aportes. Y obviamente la tarea de servicio de estar en contacto con la gente. Así que en ese sentido la Asociación no es solamente ver un tranvía, sino que hay muchas cuestiones en torno a ello y hay muchas cosas por hacer y que todas las edades y todos los géneros serán bienvenidos.

por Raúl Vigini

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