En esos años, alrededor de 1979, comienza a gestarse mi trabajo integral “Obraje santafesino” con la finalidad de presentarse en Europa. Al ser convocada Perla Argentina por Santiago Ayala El Chúcaro y Norma Viola con su Ballet como cortina musical como lo hacía desde 1973, para presentarse en el Festival de Cosquín y tomar compromisos laborales con Eduardo Falú y Ernesto Sábato para “Romance de la muerte de Juan Lavalle”, en 1981 se produce mi desvinculación con la cantante. Esto determina que retome el “Dúo Tapponnier- Ramírez” con mi hermano, agrupación que luego seguirá con mi cuñado en la ciudad de Rosario adonde regresé temporariamente en el año 2000. Desde niño aprendí música con mi hermano. El repertorio que abordábamos, eran chamamés de características tradicionales al tiempo que iba concluyendo “Obraje santafesino”. En el año 2003 en Rosario voy a escuchar una actuación de Perla Argentina Aguirre con quien acordamos volver a formar el dúo que originalmente tuvimos en la década del 70. Esto comienza a concretarse recién en el año 2009 donde grabo con Perla en su disco compacto “Cuyanerías” y comienza la grabación de un nuevo disco de la intérprete, con la que registramos la primera versión de una de sus obras, “Santa Fe natal”. Es por esos años, cuando considero que “Obraje santafesino” debe convertirse en una obra integral donde pueda plasmar mi historia en La Forestal. Para ello solicito a Perla, escriba un texto introductorio para situar a quien escuche, en tiempo y lugar. Mi propia vida dura y compleja, me inspira a la hora de componer, por lo que toda la obra es autorreferencial.
La obra comienza con La Cuña boscosa... Qué significa para mí esa región
“La cuña boscosa” es el punto de referencia inicial colmado de recuerdos y vivencias muy fuertes en esa zona ya histórica de la región. Esto abre mi inspiración autoral.
El segundo título es Canto a Rufina Ramírez
“Canto a Rufina Ramírez” está dedicado a mi señora madre. Mi madre, Rufina Ramírez, era descendiente de correntinos. Sus padres se llamaban Segundo Ramírez, nacido en Bella Vista y Francisca Díaz, en Esquina. Un día cruzaron el río y se instalaron en la Cuña Boscosa para trabajar en La Forestal, donde mi abuelo se desempeñaba como boyero. Mamá nació como yo, en esa región del norte santafesino. En su adolescencia se trasladó a Malabrigo para desempeñarse como niñera en casa de una maestra. Esta buena señora le enseñó a leer y a escribir ya que mi madre no tuvo ocasión de asistir al colegio porque no había escuela cercana donde creció. Regresando a Pozo de los Indios, conoció a Ricardo Tapponnier, mi padre, siendo una jovencita. Al tiempo se casaron y tuvo su primera hija a la edad de dieciocho años quien fuera la primera de ocho hijos. Fue una madre abnegada, trabajadora, elaborando el sustento de la familia con los elementos naturales que plantaba en su huerta, el pan casero que amasaba, la granja con la que contaba, por lo que nunca nos faltó alimento. Al quedar sola con sus hijos, enfrentó esa circunstancia valientemente trabajando en la cosecha del algodón, lavando ropa para extraños y como ordeñadora en un tambo. De sonrisa ancha, gran simpatía y ternura, dejó una huella imborrable en toda la familia cercana, sus descendientes y en todos quienes la conocieron. En mí quedaron sus rasgos físicos, ya que de todos los hermanos, soy el que retrata su rostro moreno, sus rasgos de nuestra América y el que ha sido bautizado con el nombre de su papá. Por todo ello surgió la necesidad de rendirle mi homenaje “pulsando mi mbaracá” en mi chamamé “Canto a Rufina Ramírez”.
Sigue Chamamé obrajero que es instrumental. Qué me inspiró cuando lo compuse
“Chamamé obrajero” nace como testimonio de la modalidad que tenían en la zona para tocar la guitarra. Los instrumentos de tecla, acordeón, bandoneón, eran muy escasos en la región por su costo. Eso determinaba que todos quienes tocaban música, lo hicieran con guitarra sola de la manera en que lo expreso en ese chamamé, rudimentario pero muy representativo.
Después propongo Obraje santafesino. Lo que quise plasmar en él
En “Obraje santafesino” quiero destacar la particularidad de la región, con su fauna, flora y misterios geográficos que en mi niñez intimidaban. Además considero propicio hacer referencia a la explotación del quebracho como riqueza natural de la zona y su concientización al haberse visto involucrado inocentemente a mi corta edad, en la depredación de la vegetación nativa.
Un contenido particular tal vez lo logré en Santa Fe natal
“Santa Fe natal” expresa sentimientos profundos, el entorno que me rodeaba, la tarea y el anhelo de justicia social que tal vez inconscientemente, por ser niño, llevaba dentro. En los días de paga del jornal, si bien parecía natural que mi padre recibiera vales en lugar de dinero para comprar alimentos, ropa, calzado, etcétera, dentro de los almacenes que pertenecían a la empresa, me ocurrió que un familiar que también trabajaba allí, quiera asistir a la boda de mi hermana mayor que se realizaba en Fortín Olmos, por lo que mi pariente buscó en el almacén un par de alpargatas nuevas. No había de su número y al tener solo vales y nada de dinero, se vio impedido de comprarlas en otro lugar, lo que no le permitió asistir al casamiento. Este hecho me marcó.
Otro instrumental es Camino a Garabato. La importancia de ese recorrido
“Camino a Garabato”, pueblo donde fui anotado como nacido allí, significa un reencuentro con los afectos familiares más profundos. Varios de mis tíos radicaban ahí, todo el cariño me esperaba, y al dirigirme a verlos en un atardecer estival, ese recorrido me inspiró la melodía de este chamamé, siempre dentro del estilo característico de la región en la que crecí.
Los nombres de los lugares geográficos están simbolizados con características del paisaje o indicadores viales como Pozo de los Indios Km. 101
“Pozo de los Indios” es el paraje que lleva el nombre donde está el pozo que utilizaban los nativos originarios de la región para extraer agua, el que luego fuera poblado por los colonos europeos al desaparecer la etnia que dejó, sin embargo, rastros arqueológicos y antropológicos que hoy son motivo de estudio. Allí nací. Al aparecer La Forestal en la región, ignoró el nombre originario llamando al lugar solo Km 101. Por eso hoy se intenta recuperar la denominación primigenia, unificando a los dos parajes como “Pozo de los Indios km 101”. A mi lugar de nacimiento, dedico el chamamé instrumental así titulado.
Intiyaco es una localidad que tiene presencia actual. El lugar que ocupa en mi vida
“Intiyaco” es de vital importancia en los sentimientos y los recuerdos. Allí viví, crecí, asistí al colegio primario en la Escuela N° 176 en épocas en que mi papá trabajaba en el Ferrocarril. Mi padre era Delegado de los obreros de dicho Ferrocarril y al producirse el golpe militar que derrocó al gobierno democrático del General Juan Domingo Perón, queda cesante y comienza a ser perseguido, lo que determina el ingreso al Obraje de Ricardo Tapponnier, su padre. Intiyaco fue el lugar de mi despegue hacia el obraje primero y luego hacia el Chaco con mi madre y hermanos.
La memoria guarda celosamente sitios de fuerte presencia como en La casa del algarrobo
“La casa del algarrobo” rememora momentos decisivos de mi niñez cuando la familia estaba aún completa, cuando celebrábamos juntos la Navidad, la llegada de los Reyes Magos, cuando estaba todo bien en mi vida de pequeño que crecía seguro, rodeado del amor familiar y los juegos infantiles. Esa casa estaba en Intiyaco, en una zona agreste, junto a un algarrobo gigante ubicado estratégicamente del lado oeste para que cubriera a la casa, del sol ardiente en las tardes de fuego del verano en la Cuña Boscosa. No estaba identificada con nombre ni número alguno. Se la conocía así, como “La casa del algarrobo”.
La decisión de buscar nuevos horizontes pueden significar Mandatos del corazón
Como se ha dicho, desde los ocho años, partí de mi casa y así seguí en reiteradas ocasiones con diferentes rumbos. Pero el desarraigo, el que se graba en mi corazón por siempre, lo vivo cuando parto desde Villa Angela hacia Rosario de Santa Fe con oportunidades de trabajo musical, entre otros, dejando en el Chaco a mi madre. La imagen de Doña Rufina Ramírez despidiéndome en la estación, es una lágrima que libero en mi obra “Mandatos del corazón”.
La expectativa por iniciar una etapa de renovadas esperanzas da cierre a la obra integral. Mi mensaje en Abriendo un tiempo nuevo
Los sueños de cantar contando mis experiencias desde adentro, lo vivenciado en La Forestal, determinan que dé vuelo a una expresión de deseo en mi obra “Abriendo un tiempo nuevo”, haciendo una mención especial a la cantante, autora y compositora Perla Argentina Aguirre, en agradecimiento por todo lo que la artista me aportó.
*El texto pertenece a la entrevista realizada por Raúl Vigini a Segundo Tapponnier Ramírez
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