Señales de humo
Salimos a las 4:00 de la mañana en camioneta. Nos acompañó Susana, la mamá de Braian para llegar a la escuela a la hora 11:00. Nos pidió parar ante la Virgen del Valle para ofrecerle este viaje, porque a partir de allí el camino se hace sinuoso, de cornisa y empinado. El reloj señaló 9:00 en punto. El sol tomó su pincel y le dio diferentes colores a los cerros. Dos ríos nos sorprenden con el agua que corría apurada atropellando las piedras y dejando otras. Sin señal de celular. Hasta donde llega nuestra mirada en un ángulo de trescientos sesenta grados no hay casas. Tres mil seiscientos metros sobre el nivel del mar. De pronto nos sorprendió una humareda que parecía desprenderse desde de uno de los cerros. Susana nos dijo que es la señal que utilizaron sus antepasados y aún lo usan. Pero… ¿qué nos indica? -Es mi hijo que viene cargado con carne o leña y pide que vayamos en ayuda con una llama o un burro- nos comenta. Gira a la derecha y señala otro cerro que soltaba otra señal.
- ¿Y ese humo que nos dice?
- Dice a todos los vecinos que anda el león (el puma).
Boquiabiertos de asombro, nos miramos en el sin fin de la soledad. Callados decidimos subir a la camioneta y llegar pronto a la escuela.
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Falta de todo
Viernes 27 de marzo. Llegó el frío y la lluvia a los cerros. Jorge, Ivana y Ana son los profe de música, tecnología y la seño de todos los grados de la escuela. En una camioneta ruidosa viajaron dos horas. La dejaron debajo de un árbol. Ahora a caminar, durante tres horas más, por el lecho de un río. La escuela tiene pantalla solar. Se mojaron las baterías y la falta de sol hacen que no haya electricidad. Es hora de desayunar. ¡Ah… pero tampoco hay agua! El agua viene desde un pocito que está en el río (agua subterránea) y desde allí con una manguera hasta la canilla de la cocina.
-¡Vamos seño a ver qué pasa!- dijo uno de los alumnos más grandes y fueron todos.
La manguera estaba tapada con musgos y un sapo que pedía ayuda para salir. Volvieron contentos para tomar el mate cocido con riquísimas tortas que envió una mamá previa bendición de la mesa. Se escucha el chirrido de las bisagras de las puertas del armario. Es Ana que buscó útiles escolares porque a varios les faltó el lápiz, a otros la regla y tres necesitaban cuadernos. Para no derrumbar la algarabía de la mañana, en silencio, la seño estalla en lágrimas: los estantes están vacíos.
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La seño Eve lo espera
Nueve años tiene Medardo. Su jornada comienza en madrugadas muy oscuras. En el trajín de bolsos y mochilas su mamá le dice que ya es hora de partir. Silbando bajito emprende su marcha por una senda angosta colmada de piedras y espinas. No le teme a las sombras gigantes, porque sabe que la escuela lo espera con una luz muy brillante. Por falta de luna no ve donde pisa, por eso tantea las piedras con los pies pidiéndole al lucero un poco de luz. Hay que cruzar el río y siente que el agua lo abraza. No hay temor alguno porque está amaneciendo. Es hora de apurar el paso para encontrarse con un ser amado. En silencio llega a la escuela después de caminar cuatro horas. ¡Allí en el portón están los brazos de la seño Eve que lo espera con el calor que solo puede dar el amor de una maestra que durante una semana será también mamá!
Chicos en Movimiento - Campaña Solidaria LEER y COMPARTIR: acercá útiles escolares y libros de cuentos a UNIRRED FM 104.3 en horario del programa de 14:30 a 16:30 de lunes a viernes.