Armamos las carpas y se desató una tormenta de nieve, nevó todo el día, por la noche también y el pronóstico decía que iba a seguir unos días. Estábamos todos dentro de la carpa charlando sobre qué hacer y a uno de los chicos se le ocurrió decir: ¿por qué no llamamos con el teléfono satelital a TN para que nos manden un helicóptero a rescatarnos? ¡¡¡Y hasta el día de hoy cuando tenemos algún inconveniente salta esta frase de Arturo!!!
Ratas a 4.800 msnm en el campamento base del Llullaillaco
La segunda vez que estuvimos en el Llullaillaco, alojados en el campamento base de la ruta arqueológica a 4.800 msnm, habíamos llegado hasta ahí en la 4x4 de Adrián. Estábamos durmiendo en la carpa, cuando nos despertaron unos ruidos como de alguien que rascaba la carpa para entrar, nos quedamos quietos para escuchar mejor y descubrimos ¡¡¡que eran ratas que se estaban comiendo nuestras cosas!!! Además de la comida que encontraron por ahí, se estaban masticando el bolso de uno de mis compañeros. No podíamos creer encontrar ratas a esa altura. ¡¡¡Visitas inesperadas!!!
El Llullaillaco es una montaña muy especial, está sola en la zona, es imponente en sí, y cuando uno se va aproximando hacia ella se puede ver una figura como de un ángel en una de sus caras. El camino desde San Antonio de los Cobres hasta la montaña es maravilloso, los paisajes son increíbles, se pasa por una mina de azufre abandonada, La Casualidad, donde lo único que más o menos se mantiene es una capilla, pero recorrerla también es fantástico. Y otra de las cosas lindas de ese viaje fue que en el campo base nos encontramos con otro grupo que estaba acompañado por un guía de Tolar Grande que es un pueblito por el que se pasa para llegar a la montaña y él realizó el ritual a la Pachamama para pedirle que nos permita subir a la montaña y nos proteja en el camino, muy bueno!!!!!! Después de visitar el Museo Arqueológico de Alta Montaña en Salta (MAAM), llegar a la cumbre, estar sobre la plataforma ceremonial donde excavaron para sacar los niños momia y ver en toda la ruta las ruinas arqueológicas y seguir los pasos de esa gente para llegar hasta la cima donde realizaron la ceremonia de ofrenda fue muy emocionante y movilizador, en el silencio de las marchas uno trata en su cabeza de revivir toda esa historia increíble de esa cultura ancestral y no puede menos que emocionarse hasta las lágrimas.
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