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Internacionales Domingo 4 de Diciembre de 2022

Venezuela y los efectos de un diálogo esperanzador

Luego del diálogo que se llevó a cabo entre el 25 y el 26 de noviembre en la Ciudad de México, quedan abiertas las puertas para lograr una salida a la crisis que atraviesa el país.

REDACCION

Por REDACCION

Solo por el efecto inmediato que ya tuvo, el diálogo que acaban de iniciar el oficialismo y la oposición de Venezuela se presenta más promisorio que sus cinco infructuosos antecedentes bajo el gobierno del presidente Nicolás Maduro, por más que aún no se haya abordado una posible salida a la crisis política del país y que las partes no hayan dejado de lado la retórica propia de un enfrentamiento duro y prolongado.
Las conversaciones que las delegaciones encabezadas por el oficialista Jorge Rodríguez y el opositor Gerardo Blyde mantuvieron el 25 y el 26 de noviembre en la Ciudad de México ya tuvieron una consecuencia directa y otra indirecta.
La directa la confirmó el miércoles Maduro: "Se ha logrado firmar un acuerdo para repatriar 3.000 millones de dólares para invertirlos en electricidad, en agua, en educación, en salud y en mitigar los daños de las lluvias torrenciales", dijo en conferencia de prensa.
El mandatario agregó que esperaba recuperar más de 24.000 millones de dólares bloqueados en el exterior por las sanciones o medidas coercitivas unilaterales, que cifró en 763. Ese dinero, correspondiente a activos del Estado venezolano que están congelados en diversos países debido a las sanciones aplicadas por ellos en los últimos años, no será administrado por el gobierno de Maduro sino por la ONU, aclaró Blyde, quien subrayó que aún no había "una cifra exacta".
"Estamos coordinando cifras y fondos, se irán inyectando de manera progresiva; no hay una cifra exacta, los montos que se han dicho por ahí, que han ido desde 2.600 hasta 3.000 millones de dólares, hasta ahora corresponden a especulaciones", explicó.
La consecuencia indirecta del comienzo del diálogo fue la firma de contratos entre la petrolera estatal venezolana Pdvsa y la privada estadounidense Chevron, después de que Washington aliviara el mismo sábado algunas de sus sanciones.
"Hoy hemos suscrito importantes contratos para la continuación de las operaciones y las actividades de producción de esta empresa estadounidense, Chevron, que en abril de 2023 arriba a sus 100 años de presencia productiva en Venezuela", expresó ayer el ministro venezolano de Petróleo, Tareck El Aissami, tras la firma en un acto oficial, en el que estuvieron presentes también el presidente de Chevron para Venezuela, Javier La Rosa, y Asdrúbal Chávez, jefe de la petrolera estatal.
Acuerdos como ese le permitirán a Venezuela recuperar la producción de crudo, que cayó de un pico de 2,86 millones de barriles diarios en 2015 a 650.000 barriles en 2021, según el sitio especializado Statista.com, pese a seguir teniendo las mayores reservas mundiales.

LA ESPERANZA SE ABRIÓ EN MÉXICO
Presentado como la reanudación de las conversaciones que las partes mantuvieron entre agosto y octubre de 2021, también en México, y que fueron interrumpidas por el gobierno de Maduro, el diálogo recién iniciado tiene, sin embargo, condiciones muy diferentes de contexto a las de entonces, tanto dentro de Venezuela como en el mundo.
En materia interna, la oposición siguió debilitándose debido a la pérdida de su mayoría parlamentaria a comienzos de 2021 y a la falta de resultado de todas sus estrategias para forzar la salida del chavismo, lo que derivó en una fragmentación creciente y en el desdibujamiento definitivo del "gobierno interino" encabezado por Juan Guaidó, sospechoso además de corrupción incluso entre sectores políticamente afines.
En el exterior, esa misma inefectividad para lograr un cambio de régimen fue diluyendo muchos apoyos a la oposición, mientras que la invasión de Rusia a Ucrania, con la consiguiente necesidad de reemplazar el suministro de petróleo ruso, forzó a Occidente -sobre todo, a Estados Unidos- a revisar pragmáticamente su relación con Caracas.
Con todo, el diálogo apenas comienza y, en el mejor de los casos, es mucho lo que deberán conversar y negociar las partes para llegar a una solución satisfactoria para ambas. Y es mucha, también, la desconfianza mutua.
"Estamos negociando con los representantes de los secuestradores; se autodenominan la Plataforma Unitaria este grupo de partidos políticos de la derecha golpista, intervencionista, pro gringa y terrorista que ha habido en Venezuela", calificó Maduro a los interlocutores del chavismo en la misma conferencia de prensa del miércoles.

LA POSTURA DE LA OPOSICIÓN
La oposición, mientras tanto, fluctúa entre los sectores que directamente se oponen al diálogo, los que desconfían de sus posibilidades e incluso los que participando de las conversaciones también se refieren a la contraparte en términos inamistosos.
Pero si bien la situación es compleja y es mucho lo que falta conversar, este diálogo, apenas comenzado, ya fue más productivo que sus cinco antecesores bajo el gobierno de Maduro -los de 2014 y 2016 en Caracas, el de 2017-2018 en Santo Domingo (República Dominicana), el de 2019 en Bridgetown (Barbados) y el de 2021 en México-, todos los cuales duraron apenas un puñado de reuniones y no modificaron la situación de cada uno de esos momentos.

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