Por Redacción
DAMASCO, 22 (AFP-NA). - El presidente sirio, Bashar al Asad, decretó ayer una nueva amnistía, al día siguiente de una oferta de diálogo y reformas considerada insuficiente por la oposición.
Coincidiendo con el anuncio del dirigente este martes, decenas de miles de partidarios de Asad abarrotaban la plaza de los Omeyas en el centro de Damasco, y las calles aledañas estaban bloqueadas.
Los manifestantes, procedentes de Damasco y de localidades vecinas, portaban banderas sirias y gritaban consignas a favor del régimen como "Nos sacrificaremos por Bashar" o "Dios, Siria, Bashar, y nada más".
Según la televisión pública, simpatizantes de Asad salieron también a las calles de Homs (centro), Alepo (norte), Latakia (noroeste), Deir Ezzor (este), Idleb (noroeste) y Deraa (sur), donde comenzó a mitad de marzo el movimiento contra el régimen. Todas esas ciudades han sido escenario de manifestaciones contra el régimen de Asad.
La agencia de prensa oficial Sana afirmó que "millones de sirios se han movilizado (...) para apoyar el plan de reformas globales" anunciado el lunes por el presidente.
Asad prometió el lunes reformas como la posible enmienda de una cláusula de la Constitución, que hace del Baas "el partido dirigente del Estado y de la sociedad" desde 1963. Su anulación es una de las principales reivindicaciones de la oposición.
Las promesas fueron consideradas insuficientes por la oposición y la comunidad internacional. Los manifestantes volvieron a salir a la calle en distintas regiones, entre ellas Alepo y Homs, y llamaron a continuar el movimiento hasta la caída del régimen.
Ayer, Bashar al Asad decretó una nueva amnistía general para todos los crímenes anteriores al 20 de junio, anunció la agencia Sana, sin dar más detalles. El 31 de mayo, el presidente decretó una amnistía general que incluía a todos los presos políticos y entre estos a los miembros de los Hermanos Musulmanes. Cientos de detenidos fueron entonces liberados, según organizaciones pro derechos humanos, pero la represión sangrienta de las manifestaciones continuó.
El gobierno envió en los últimos meses sus tropas y tanques a numerosas ciudades para reprimir la revuelta, arguyendo que su intervención se vio forzada por la presencia de "terroristas armados que siembran caos", y sin querer admitir explícitamente la amplitud de las protestas. La represión ha causado más de 1.300 muertos entre los civiles. Más de 10.000 personas fueron arrestadas, según ONG sirias.
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