Por Redacción
DOHA, 14 (AFP-NA). - Una conferencia internacional sobre Libia integrada por países árabes y occidentales decidió ayer en Qatar crear un mecanismo de ayuda financiera para las fuerzas rebeldes, y volvió a exigir que el coronel Muamar Kadhafi deje el poder.
En esta primera reunión del Grupo de Contacto, celebrada en Doha, participaron unos veinte países y organizaciones, casi cuatro semanas después del inicio, el 19 de marzo, de una intervención militar multinacional bajo mandato de la ONU.
Según el comunicado final, el Grupo "acordó establecer un mecanismo financiero temporal", que permita al Consejo Nacional de Transición, órgano político de la rebelión, "gestionar las ayudas y garantizar las necesidades de financiación a corto plazo" de las regiones controladas por la insurgencia. No se precisó la dotación de ese fondo ni los países que contribuirán.
El Grupo insiste también en "la necesidad de que (el coronel) Kadhafi renuncie al poder" para favorecer una solución a la crisis política en Libia, según el texto leído a la prensa por el primer ministro y jefe de la diplomacia de Qatar, jeque Hamad Ben Jasem Ben Jabr Al Thani.
El régimen de Kadhafi "debe ceder el poder", retirar sus fuerzas de las ciudades y "poner inmediatamente fin a la violencia contra los civiles", agrega el comunicado.
"El CNT es un interlocutor legítimo y representa las aspiraciones del pueblo libio", agrega el comunicado, que satisface así una demanda de la rebelión. Por el momento, sólo Francia, Italia y Qatar han reconocido ese órgano.
El texto incide en la necesidad de dar "apoyo material" a la población bajo control de los rebeldes. "El pueblo libio necesita medicamentos y otros medios para resistir", aseguró el jeque Hamad, sin precisar si las armas entran en esa categoría.
El ministro italiano de Relaciones Exteriores, Franco Frattini, indicó que Roma, sede de la segunda reunión del Grupo, considera que se puede entregar a la rebelión equipamiento militar no ofensivo.
Otros ministros europeos estaban divididos sobre ese punto. El ministro belga de Exteriores, Steven Vanackere, que representaba a su país y a Holanda en Doha, consideró que "las resoluciones de la ONU prevén proteger a la población civil, pero no armarla". Su homólogo francés, Alain Juppé, descartó ayudar a los rebeldes libios a armarse. Según él lo que se quiere hacer es "ayudarlos a financiarse" y "reforzarse", pero "no se ha hablado de entregar armas".
En la apertura de la reunión, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió unidad a la comunidad internacional, para evitar un desastre humanitario. "Es esencial que hablemos con una sola voz", dijo, añadiendo que cerca de 3,6 millones de personas podrían necesitar ayuda internacional.
Con la intervención en su cuarta semana, la OTAN, al frente de las operaciones aliadas desde el 31 de marzo, teme que el conflicto se empantane, dado el equilibrio de fuerzas entre los rebeldes, que mantienen su control de la zona este, y las tropas leales al coronel Muamar Kadhafi, fuertes en la capital Trípoli. Dos grandes socios de esa coalición, Francia y el Reino Unido, han pedido que la OTAN actúe con mayor contundencia. El CNT pidió más ataques de la OTAN para poder doblegar a los hombres de Kadhafi.
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