Por REDACCION
WASHINGTON, 16 (AFP-NA). - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, condenó "enérgicamente" ayer la violencia en Egipto, que ha dejado más de medio millar de fallecidos, mientras el Consejo de Seguridad de la ONU convocó a una reunión de urgencia a puerta cerrada.
La reunión, que se desarrollaba hasta el cierre de la edición se concretó a pedido de Francia, Reino Unido y Australia, tras la sangrienta represión por la Policía y el Ejército de manifestaciones en El Cairo, ampliamente denunciada por la comunidad internacional
Obama anunció la cancelación de ejercicios militares conjuntos entre su país y Egipto, tras condenar "enérgicamente" la brutal represión, desde Marthas Vineyard (Massachussets, noreste), donde veranea.
El mandatario alertó que Egipto se encuentra en "un camino muy peligroso", aunque su secretario de Defensa, Chuck Hagel, afirmó que Estados Unidos "mantendrá" sus relaciones militares bilaterales, pese a que la violencia "pone en peligro elementos importantes" de su cooperación.
Estados Unidos le otorga 1.300 millones de dólares anuales en concepto de ayuda militar a Egipto.
El Departamento de Estado a su vez pidió a los estadounidenses no viajar a Egipto y a los que se encuentren en ese país, abandonarlo. Egipto vivió el miércoles la jornada más mortífera de su historia reciente, que dejó un saldo de 578 muertos, entre ellos más de 300 durante la arremetida de la policía y del ejército contra los partidarios del derrocado presidente islamista Mohamed Mursi.
El presidente francés, François Hollande, "afirmó que se debe hacer todo lo posible para evitar la guerra civil" en Egipto, indicó en un comunicado la presidencia francesa, donde fue convocado el embajador de Egipto en París ayer por la mañana.
"HIPOCRESIA"
El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, denunció una "matanza muy grave" en Egipto y pidió que se tomaran acciones. Erdogan criticó la "hipocresía" de la comunidad internacional. Erdogan, jefe del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), de inspiración islamista, criticó desde el principio la destitución de Mohamed Mursi y la calificó de "golpe de Estado", a diferencia de la prudencia de las naciones occidentales.
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