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Internacionales Jueves 12 de Diciembre de 2013

Miles de personas dan su despedida a Mandela

SUDRAFICA

REDACCION

Por REDACCION

PRETORIA, 12 (AFP-NA). - Miles y miles de personas desfilaron emocionadas este miércoles por la capilla ardiente de Nelson Mandela, instalada en el centro del poder en Pretoria, y cobraron conciencia de la desaparición del político más querido del mundo.

El cuerpo de Nelson Mandela yacía en el patio del edificio de la Unión, la sede del gobierno y el lugar en el que juró como presidente en 1994, vestido con una camisa marrón estampada de las que tanto le gustaba lucir en vida.

La toma de imágenes estaba prohibida y la línea avanzó ágilmente durante todo el día.

La gente lloró, y, sobre todo, cobró conciencia de la muerte de Mandela, una figura que ha presidido décadas y décadas de la vida sudafricana.

"Es el fin de una era. Todas las oportunidades que tuve al crecer que mis padres nunca tuvieron, me las dio Madiba", dijo el funcionario Faaiqia Hartley, de 27 años.

Desde que murió el jueves, tras seis meses muy enfermo, el duelo de los sudafricanos había estado presidido por fotografías de un Mandela sonriente. Este miércoles vieron finalmente su cuerpo. "Se ha ido", murmuraba Evidence Makobaki, de 19 años, saliendo de la capilla ardiente tras constatar la triste realidad. "Nunca lo vi en persona, siento que hoy lo hice. Hasta ahora no había aceptado que ya no está", explicó al borde de las lágrimas.  

"Me siento mal porque todavía lo necesitamos, me gustaría que siguiera con nosotros", explicó a la AFP Phindile Lepogo, de 25 años. "Estoy temblando. Realmente, estoy temblando", dijo Agisanang Ntoane.

La mitad superior del féretro estaba abierto, y bajo un cristal se podía ver a Mandela, vestido con una camisa marrón de algodón estampada y transmitiendo serenidad.

La gente se inclinaba para dar rápidamente su adiós al hombre que trajo la democracia al país al ganar las elecciones de 1994 que enterraron definitivamente el régimen racista del apartheid. Eran muchos y la cola empujaba.

Hasta un ciego pasó con su bastón, ayudado por otra persona.

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