Por REDACCION
NUEVA YORK, 28 (AFP-NA). - Miles de policías
uniformados asistieron el sábado en Nueva York al funeral de uno
de sus compañeros asesinado la semana pasada, en una impresionante
demostración de solidaridad tras las críticas de las que ha sido
blanco la policía en Estados Unidos en los últimos meses.
El vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, el gobernador
de Nueva York, el alcalde de la ciudad y el jefe de la Policía
estuvieron también presentes en el sepelio del agente de origen
puertorriqueño Rafael Ramos en la iglesia protestante Christ
Tabernacle, en el distrito de Queens.
Pero evidenciando la tensión persistente entre el alcalde Bill
de Blasio y su cuerpo de policía, cientos de oficiales que seguían
la ceremonia desde fuera de la iglesia optaron por colocarse de
espaldas a la pantalla cuando, dentro, el alcalde tomó la palabra.
El 20 de diciembre, un hombre negro disparó a quemarropa y mató
a Ramos y su colega Wenjian Liu, luego de decir en las redes
sociales que vengaría las muertes recientes de dos negros a manos
de policías en Ferguson (Misuri) y Nueva York.
"Este asesinato ha tocado el alma del país", dijo el
vicepresidente Biden, asegurando entre aplausos que la policía de
Nueva York era "probablemente la mejor del país".
"Creo que esta policía y esta ciudad increíblemente diversa
mostrarán al país la manera de superar las divisiones", añadió.
"Nada va a derrotar o dividir a nuestra familia de Nueva York",
dijo por su parte el gobernador del estado de Nueva York, Andrew
Cuomo, durante la ceremonia.
Muy criticado por algunos agentes de policía, De Blasio aclamó
a Rafael Ramos como un "héroe", un "hombre de paz y amor", y
ofreció sus condolencias "a otra familia, la de la policía de
Nueva York, que sufre mucho en este momento".
Sus palabras despertaron un tibio aplauso mientras que las del
vicepresidente, el gobernador y el jefe de la policía neoyorquina,
Bill Bratton, fueron recibidas calurosamente.
Bratton, que hizo especial hincapié en la necesidad de una
reconciliación, aseguró que miles de policías llegaron desde todo
Estados Unidos e incluso desde Canadá para asistir al funeral.
Algunos viajaron miles de kilómetros desde lugares como
California, Georgia e Indiana, dijo.
Rafael Ramos, casado y con dos hijos, y Wenjian Liu, de 32,
casado desde hacía dos meses, murieron sin tener tiempo de ver a
su agresor, Ismaaiyl Brinsley, de 28, que se suicidó poco después
de dispararles en un andén del metro.
PROMOVIDOS A
TITULO POSTUMO
El velorio de Ramos el viernes fue un acto emotivo en el que
miles de personas esperaron varias horas para pasar frente al
féretro, cubierto con la bandera verde, blanca y azul de la
policía de Nueva York y custodiado por una guardia de honor.
El suceso de las dos muertes justo antes de Navidad causó una
profunda conmoción en Nueva York y en sus 35.000 policías, y
exacerbó las tensiones entre el alcalde y las fuerzas del orden.
Algunos policías acusaron a De Blasio de tener sangre en sus
manos, diciendo que no les había apoyado adecuadamente en momentos
en que Nueva York fue escenario de numerosas protestas por las
polémicas prácticas de la policía, después de la muerte de Mike
Brown y Eric Garner este verano boreal.
El sábado, los dos policías asesinados fueron promovidos a
inspectores a título póstumo por Bratton, y Ramos fue además
promovido a capellán a título póstumo por su iglesia.
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