Por REDACCION
TACLOBAN, 12 (AFP-NA). - La ONU advirtió el
lunes que espera "lo peor" tras el potente tifón Haiyan que
devastó Filipinas, afirmando que habría más de 10.000 muertos sólo
en la ciudad de Tacloban, mientras que las autoridades intentaban
con dificultades entregar ayuda a los sobrevivientes.
El gobierno de Manila declaró el lunes el estado de catástrofe
nacional, que permite al gobierno controlar los precios y
desbloquear fondos de emergencia.
La desesperación era cada vez más latente en el centro de
Filipinas, donde incontables cuerpos yacían en el suelo,
esparcidos en terrenos baldíos, cuatro días después del paso de
Haiyan.
"Todo está destruido", afirmó el general estadounidense Paul
Kennedy, que llegó el lunes a Leyte llevando consigo 90 Marines y
dos aviones C-130 llenos de víveres y material, el principio de
una ayuda estadounidense que contará luego con MV-22 Osprey.
Otros 90 militares estadounidenses salieron el lunes de la base
de Marines de Futenma, en la isla de Okinawa (Japón) con destino a
las zonas siniestradas.
Washington anunció además una ayuda humanitaria de 20 millones
de dólares.
El Reino Unido enviará un destructor y un avión de transporte
militar para participar en las operaciones de rescate, anunció el
lunes por la noche el primer ministro británico David Cameron.
Londres desbloqueará también una ayuda de 10 millones de libras
(12 millones de euros), añadió.
Los servicios de auxilio multiplicaban sus esfuerzos por
distribuir carpas, víveres y medicinas en Tacloban, capital de
Leyte, y ciudad costera de 220.000 habitantes, que ahora no es más
que un campo de escombros, en donde flota en el aire el olor de
cuerpos en descomposición.
Pero las operaciones se veían obstaculizadas por saqueos y el
nerviosismo extremo de habitantes hambrientos, privados de agua y
de electricidad. Tiendas de alimentos y un convoy de la Cruz Roja
fueron saqueados.
Cientos de militares y policías fueron desplegados el lunes
para restablecer el orden.
"RECOGER LOS
CADAVERES"
"Queremos que una brigada organizada y coordinada recoja los
cadáveres, traiga comida y ponga fin a los saqueos", dijo a la AFP
un sobreviviente, Joan Lumbre-Wilson, de 54 años, en uno de los
centros de ayuda montados en la ciudad de Tacloban, devastada por
el tifón.
"Han pasado cuatro días. Queremos agua y comida. Queremos que
alguien nos ayude. Estamos física y emocionalmente agotados. Hay
bebés y niños que necesitan atención", dijo.
Según la UNICEF, 4 millones de niños filipinos sufren de las
consecuencias del tifón.
"Vamos a enviar ayuda a los niños, que son las primeras
víctimas de esta crisis", declaró el representantes en Filipinas
de la agencia de la ONU para la niñez, Tomoo Hozumi.
"Pero llegar
a las zonas más afectadas es muy difícil. Estamos trabajando 24
horas al día".
El balance de muertos sigue siendo difícil de determinar,
debido al caos provocado por el tifón y al aislamiento de varias
zonas, de las que aún no se han recibido noticias.
Un alto responsable de la policía de Tacloban, Elmer Soria,
evocó el domingo un balance de 10.000 muertos en Leyte.
En Varsovia, donde se abrió este lunes la XIX conferencia sobre
el clima de Naciones Unidas, el negociador filipino decidió hacer
huelga de hambre hasta el 22 de noviembre para obtener avances en
la lucha contra el cambio climático.
"En solidaridad con mis compatriotas que luchan para encontrar
alimentos (...) voy a comenzar un ayuno voluntario", declaró
Naderev Sano.
Varios gobiernos han prometido ayuda ante el alcance de la
devastación, que algunas agencias humanitarias están comparando
con los daños provocados por el terremoto de 2010 en Haití.
Además de Estados Unidos y Gran Bretaña, varios países y
organizaciones, como la Unión Europea y la ONU, propusieron ayuda
financiera o material, que podría ser necesaria durante años.
Haiyan es considerado como uno de los tifones más violentos que
jamás haya tocado tierra. De categoría 5 cuando llegó a Filipinas
el viernes de madrugada, su intensidad pasó a la categoría 1 al
llegar a Vietnam el lunes por la mañana.
Filipinas se preparaba el lunes a la llegada de otra tormenta,
que amenaza con traer fuertes precipitaciones a la provincia de
Leyte y otras zonas gravemente afectadas por el tifón Haiyan.
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