Por Redacción
BEIRUT, 17 (AFP-NA). - El papa Benedicto XVI pidió
este domingo a la comunidad internacional, y en especial a los
países árabes, a actuar para hallar soluciones a los conflictos
que tiñen de sangre la región, en particular en Siria, y pidió a
los libaneses que no cedan a la sedición.
En el último día de su visita a Líbano, comenzada el viernes,
unos 350.000 fieles saludaron con gran fervor en la zona
industrial, junto al puerto de Beirut, al Papa de 85 años, que fue
recibido por todas las comunidades para la misa.
Desde un estrado cubierto con un tapiz verde y rodeado de
cedros, símbolos de Líbano y de olivos representando la paz, el
pontífice exclamó: "Pido a la comunidad internacional, a los
países árabes para que, como hermanos, propongan soluciones
viables que respeten la dignidad de cada persona, sus derechos y
su religión. Quien quiera construir la paz debe cesar de ver en el
otro un mal para eliminar".
"Que Dios conceda a vuestro país, a Siria y a Medio Oriente el
don de la paz de los corazones, el silencio de las armas y el cese
de toda violencia", dijo el Pontífice, en el Angelus posterior a
la misa.
"Que podamos, con la ayuda de Dios, trabajar con ardor para
establecer la paz necesaria para una vida armoniosa entre
hermanos, sean cuales sean sus orígenes y sus convicciones
religiosas", agregó, insistiendo una vez más en el mensaje central
de su visita: la cohabitación pacífica de cristianos y musulmanes
en la sociedad mediooriental "pluralista".
Anteriormente, en su homilía, había orado para que la región
sea dirigida por hombres de paz: "que se dé a esta región del
Medio Oriente servidores de la paz y de la reconciliación para que
todos puedan vivir en paz y en dignidad", declaró.
Los cristianos son los principales implicados, según el Papa.
No deben irse de la región sino comprometerse con la paz: "es un
testimonio esencial que los cristianos deben dar, aquí, en
colaboración con todas las personas de buena voluntad. Los llamo a
todos a actuar por la paz. Cada cual en su nivel allí donde se
encuentre".
El presidente libanés Michel Suleiman, único jefe de Estado
cristiano en Medio Oriente, y 300 obispos de 17 países de la
región estaban presentes en la misa, donde se entonaron himnos en
árabe y en latín.
Cada uno de los obispos -llegados de Irak, de Palestina o de
Egipto- recibió un ejemplar de "La Exhortación apostólica" que el
Papa redactó a partir de conclusiones del sínodo de los obispos
para Medio Oriente, que se celebró en 2010 en el Vaticano.
Se trata de una "hoja de ruta" que los obispos deberán explicar
a sus feligreses en todas las diócesis.
"Que en esta región, testigo de sus actos y de sus palabras,
siga resonando el Evangelio como hace dos mil años", deseó el
Pontífice.
Según reveló posteriormente a los periodistas el arzobispo de
Kirkuk, Monseñor Louis Sako, el Papa instó a los obispos: "Amad a
los musulmanes, rezad por ellos, son vuestros hermanos".
En su último mensaje, el jefe de la
Iglesia Católica exhortó a los libaneses a rechazar todo lo que
podría dividirlos y que opten por la fraternidad.
"Ruego a Dios por el Líbano, para que viva finalmente en paz y
resista con coraje a todo lo que podría destruirlo", dijo en el
aeropuerto concluyendo una visita de tres días a un país en donde
coexisten 18 comunidades reconocidas oficialmente.
"Deseo que este país continúe permitiendo la pluralidad de
tradiciones religiosas y que no escuche la voz de los que quieren
impedírselo", agregó.
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